La visita de un exministro israel¨ª
Dos lectores han remitido sendas quejas por el art¨ªculo centrado en las opiniones de Avi Dichter, exministro y exdirector de la Agencia de Inteligencia Israel¨ª, sobre las actuales negociaciones para limitar el poder nuclear de Ir¨¢n. El texto se public¨® dentro de un despliegue de tres p¨¢ginas sobre la cuesti¨®n y las distintas posiciones de los gobiernos implicados. Carlos P¨¦rez Cruz afirma que Dichter fue acusado de cr¨ªmenes de guerra por diversas instituciones y particulares con motivo del asesinato de 15 palestinos de Gaza en julio de 2002, v¨ªctimas "colaterales" de un "asesinato extrajudicial" que adem¨¢s dej¨® heridas a casi 200 personas. Dichter cancel¨® un viaje a Londres en 2007, donde deb¨ªa impartir una conferencia, por temor a ser detenido en funci¨®n de una denuncia por cr¨ªmenes de guerra. El diario The Guardian explic¨® entonces que el motivo de la denuncia era la supuesta responsabilidad de Dichter en un ataque a la casa en Gaza de Salah Shehadeh, dirigente del brazo armado de Ham¨¢s, que supuso su muerte, la de su guardaespaldas y de 13 civiles, incluidos ni?os. Otras fuentes cifran en 150 los heridos por el ataque, que, en su d¨ªa, fue criticado por el secretario general de Naciones Unidas Kofi Annan. ?Por qu¨¦ se le hurta al lector un dato tan relevante como la acusaci¨®n por cr¨ªmenes de guerra?, pregunta el lector. La Audiencia Nacional en 2009 archiv¨® denuncias presentadas en Espa?a por este motivo alegando que el caso ya estaba siendo investigado en Israel. El 26 de octubre de 2006, seg¨²n Efe, Dichter cancel¨® un viaje a Espa?a para participar en un acto por temor a ser arrestado a su llegada. La misma agencia explicaba d¨ªas atr¨¢s, que, con motivo de esta visita de 2013, familiares de v¨ªctimas de aquel ataque solicitaron a la Audiencia Nacional que reabriera el caso. Otras denuncias en otros pa¨ªses tampoco han prosperado.
Otra carta cita expresamente el Libro de Estilo de este diario en el que se dice que una entrevista debe acompa?arse de una una presentaci¨®n del entrevistado en la que se refleje su personalidad, as¨ª como cuantos datos reveladores sean precisos para situarle. Evidentemente se ha obviado en este caso, concluye.
Traslad¨¦ las reflexiones de los lectores al autor de la pieza, Andrea Rizzi. ?sta es su respuesta:"Comprendo que dos lectores piensen que deber¨ªa haber mencionado en la entrevista las acusaciones contra Avi Dichter. El periodismo no es una ciencia exacta y puede que tengan raz¨®n ellos. Quiero sin embargo se?alar aqu¨ª algunos argumentos para aclarar el asunto y para que los lectores interesados puedas extraer mejor sus propias conclusiones.El ataque en cuesti¨®n, que provoc¨® numerosas v¨ªctimas civiles, causa leg¨ªtima indignaci¨®n. Pero Dichter no ha sido condenado por ning¨²n tribunal como responsable del mismo. Las acusaciones a las que se refieren los lectores son denuncias de parte ¨Cparticulares u organizaciones de defensa de los derechos humanos- dirigidas, por el mismo caso, contra m¨¢s de media docena de dirigentes israel¨ªes. Dichter, en concreto, era jefe del servicio de inteligencia interior cuando se produjo el ataque en cuesti¨®n. La acci¨®n fue llevada a cabo por las Fuerzas Armadas de Israel.Estas circunstancias no excluyen que la actuaci¨®n de Dichter en el ataque de 2002 pudiera ser un crimen de guerra. Sin duda hay leg¨ªtimos motivos para preguntarse si Israel ¨Cal igual que otros pa¨ªses, empezando por EE UU- persigue con la necesaria firmeza y objetividad eventuales violaciones de la legislaci¨®n de guerra por parte de sus mandos o efectivos. Hay motivos para preguntarse si hay una zona de impunidad y si la pol¨ªtica de los conocidos como asesinatos selectivos es legal.Pero este es un asunto de una extraordinaria complejidad, que creo no se puede tratar equilibradamente con sucintas menciones en passant, y la breve entrevista en cuesti¨®n ten¨ªa simplemente como objetivo complementar un paquete informativo sobre el programa nuclear iran¨ª. El texto pretend¨ªa recoger el punto de vista de un experto israel¨ª en seguridad sobre las negociaciones actuales con Teher¨¢n, y no trazar un perfil del entrevistado o fiscalizar sus actuaciones cuando tuvo responsabilidades p¨²blicas.Entiendo que, aun as¨ª, algunos lectores echen de menos que el texto no tratara el ataque de 2002; pero la informaci¨®n persegu¨ªa otro objetivo y no tengo claro que los dos asuntos tengan una vinculaci¨®n tan estrecha como para que, para preguntar sobre uno (Ir¨¢n), haya necesariamente que hacer referencia al otro (ataque de 2002).?Era period¨ªsticamente imprescindible mencionar las acusaciones (y, naturalmente, los desmentidos: Dichter calific¨® en el pasado de delirante la acusaci¨®n de crimen de guerra) aunque la informaci¨®n tuviese otro enfoque?Dejo la respuesta a los lectores, pero me permito se?alar que The New York Times ¨Cque no es la Biblia, pero sin duda un diario de insuperable prestigio- tampoco mencion¨® el asunto en una informaci¨®n dedicada al nombramiento de Dichter como ministro, en 2012, pese a que la misma ¨Cal contrario de mi entrevista- s¨ª ten¨ªa cierto anhelo de trazar un perfil del personaje. Si hay lectores que sienten que les he hurtado informaci¨®n, aprovecho la ocasi¨®n para decirles que lo lamento y asegurarles que la omisi¨®n no responde ni a presiones exteriores ni a c¨¢lculos oscuros. Asumo plenamente la responsabilidad del texto y espero que querr¨¢n seguir leyendo mis art¨ªculos confiando en mi buena fe.
La visita a Espa?a de Dichter obedece a una invitaci¨®n para participar en un curso, uno de cuyos organizadores es el Ministerio de Defensa, sobre La cultura de la defensa en Espa?a e Israel: Antiguos desaf¨ªos y nuevos retos en la sociedad del siglo XXI. El diario no ha ignorado la visita del ex ministro, pero s¨ª el debate que ha suscitado. Deber¨ªa haberse hecho eco del mismo, aunque no forzosamente en la pieza sobre Ir¨¢n.
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