Otro naufragio

El Estado no lograr¨¢ ni un euro de los m¨¢s de 4.000 millones que hab¨ªa requerido para cubrir responsabilidades por el caso Prestige, al no encontrarse a los culpables del naufragio y del vertido sufrido; tampoco pagar¨¢ nada, porque la decisi¨®n de alejar el barco herido no fue imprudente, seg¨²n la sentencia de la Audiencia de A Coru?a. Incapaz de hallar culpable alguno, el tribunal se limita a imponer una corta pena al capit¨¢n, Ap¨®stolos Mangouras, por haber tardado en aceptar ser remolcado tras dar la alarma, sin trascendencia respecto a las indemnizaciones.

Llama la atenci¨®n la enorme desproporci¨®n entre los medios empleados ¡ª10 a?os de investigaci¨®n, 9 meses de juicio¡ª y el resultado alcanzado. ¡°Solo se han probado aspectos adjetivos de lo ocurrido, pero no los sustanciales desde la perspectiva del Derecho Penal¡±, argumenta el tribunal. Y se explica: se podr¨ªan haber investigado mejor algunos extremos, pero ¡°no se ha hecho¡±; un an¨¢lisis pericial integral del pecio tendr¨ªa un coste ¡°inasumible¡±; y ¡°nadie¡± sabe con exactitud las causas de lo ocurrido.

Los jueces tambi¨¦n ignoran cu¨¢l era el destino del petrolero ¡ªescriben que pod¨ªa ser el puerto de Singapur u ¡°otro asi¨¢tico¡±¡ª; y el oficial Ireneo Maloto ¡°no ha sido enjuiciado y sigue en situaci¨®n de rebeld¨ªa, pese a facilitarse a la polic¨ªa datos relativamente fiables sobre su paradero¡±, por razones que no aclaran. En fin, de la liberaci¨®n en el oc¨¦ano de 63.000 toneladas de fuel tampoco tiene culpa alguna el Gobierno de la ¨¦poca, cuyo director general de la Marina Mercante, Jos¨¦ Luis L¨®pez-Sors, hizo bien en mandar el buque averiado a alta mar, en lugar de traerlo a la costa, seg¨²n los jueces.

Es evidente que este resultado trae causa, en gran parte, de haber residenciado la investigaci¨®n en un peque?o juzgado, el de Corcubi¨®n, que se vio enfrentado al hundimiento de un petrolero abanderado en las Bahamas, con due?o y operadores log¨ªsticos liberianos, asegurador brit¨¢nico, certificado estadounidense y fletado por la firma Crown Resources, de ¡°dudosas¡± funciones, seg¨²n el tribunal. Y que, pese a tratarse de un transporte mar¨ªtimo muy en precario, contaba con todos los permisos burocr¨¢ticos para hacerlo.

La lecci¨®n de este resultado judicial ¡ªque es recurrible¡ª es que Espa?a carece de fuerza para exigir responsabilidades a los que realizan actividades peligrosas para el medio ambiente. La compa?¨ªa BP tuvo que declararse culpable del vertido en el golfo de M¨¦xico frente a la Administraci¨®n estadounidense; y el tribunal franc¨¦s que juzg¨® el naufragio del petrolero Erika, que contamin¨® 400 kil¨®metros de costa, conden¨® a los responsables de la consiguiente marea negra. Sin embargo, el tribunal del Prestige no encuentra culpables de ensuciar 2.980 kil¨®metros de litoral. Queda en evidencia que solo los contribuyentes han sufragado la recuperaci¨®n de la costa y que, en este caso, el que contamina no paga, porque la justicia no averigua de qui¨¦n se trata.