La madre de todos los estilismos
El punk elegante, el neodandi o el pijo modernizado. Hasta el rico con gomina y zapatos blancos. Gran parte de los estereotipos masculinos de las ¨²ltimas d¨¦cadas los ha creado una figurinista de cine poco amiga de las apariciones p¨²blicas
Hubo un tiempo en que lo que ocurr¨ªa en las pasarelas importaba bastante poco a la mayor¨ªa. No se analizaban exhaustivamente los trajes que llevaban los famosos y los futbolistas no eran modelos en sus ratos libres. El cine, junto con la m¨²sica, era el principal veh¨ªculo de transmisi¨®n de modas y estilos. M¨¢s si se trataba del vestuario masculino, que hasta hace muy poco apenas dejaba sitio a la innovaci¨®n y pasaba ampliamente de las novedades.
Dicen que hay dos tipos de vestuario cinematogr¨¢fico: el que est¨¢ al servicio de la trama y el que se expresa como un fin en s¨ª mismo al margen de ella. Existe, sin embargo, una tercera v¨ªa, que no busca el rigor o el realismo, pero tampoco se entrega a ejercicios de estilo gratuitos. Es ah¨ª donde surgen las im¨¢genes que acaban convirti¨¦ndose en estereotipos y en modas con calado real. No debe ser una tarea f¨¢cil, y si hablamos de un ¨¢mbito tan reacio al cambio como el de la ropa de hombre, el reto parece casi imposible. Por eso resulta incre¨ªble saber que buena parte de las tendencias que m¨¢s han influido en la moda masculina de los ¨²ltimos cincuenta a?os proceden de la mente de una sola persona. Y no es dise?adora. Ni modelo. Ni siquiera es deportista.
Se llama Milena Canonero y es directora de vestuario. Salt¨® a la fama gracias a ese experimento posmoderno que fue la Maria Antonieta de Sof¨ªa Coppola ¨Cejemplo del traje cinematogr¨¢fico como fin en s¨ª mismo, por cierto¨C pero, para entonces, ya ten¨ªa dos Oscar por Barry Lyndon y Carros de fuego y una trayectoria ligada a Stanley Kubrick, Wes Anderson, Coppola padre y la siempre infravalorada Corrupci¨®n en Miami.
Quiz¨¢ uno de los mayores orgullos de un figurinista sea que sus creaciones acaben convertidas en sempiterno disfraz de Halloween. Ah¨ª es donde se percibe hasta qu¨¦ punto un director de vestuario ha sabido crear c¨®digos completamente novedosos y, sobre todo, entender si el espectador est¨¢ preparado para aceptarlos. El primer trabajo en el cine de Canonero fue La naranja mec¨¢nica, as¨ª que probablemente sobren las explicaciones: por muy surrealista que nos pueda parecer la est¨¦tica de la cinta, lo cierto es que su fuente de inspiraci¨®n no fue el arte, ni siquiera se mantuvo fiel al libro de Burgess, sino la propia calle, un Londres obsesionado con el futurismo, la indumentaria militar y la androginia. Canonero redujo dichas influencias a un uniforme m¨ªnimo; un bomb¨ªn, un mono blanco, unas botas y unos tirantes, y logr¨® que su influencia posterior fuera rastreable en las subculturas brit¨¢nicas de los 70, en las nuevas estrellas del rock y en cientos de editoriales de moda, videoclips y colecciones.
Algo similar ocurri¨® con los jerseys estampados de El resplandor y, por cuestiones de funcionalidad y anacronismo, no pudo repetir la experiencia con Barry Lyndon, pero s¨ª con esa exhibici¨®n de sastrer¨ªa brit¨¢nica que fue Carros de fuego. Junto a Retorno a Brideshead, fue el responsable de que las ventas de tweed se duplicaran a principios de los ochenta.
Pero tal vez su mayor contribuci¨®n a la moda masculina (aunque no su trabajo m¨¢s reconocido) haya sido su trabajo dentro del equipo de vestuario de Corrupci¨®n en Miami y, en concreto, su idea de mezclar camisetas con chaquetas color pastel, remangadas y a juego con los zapatos (sin calcetines). Algo parecido a lo que hizo Armani con Richard Gere en American Gigolo, pero con una vocaci¨®n mucho m¨¢s masiva. Las pintas de Sonny Crocket acapararon buena parte de los ideales masculinos de los 80. Lujo, deporte, sastrer¨ªa y cromatismo se combinaron para dar lugar a un estilo que a¨²n hoy muchos siguen luciendo. Milena Canonero fue, una vez m¨¢s, la responsable.
¡°Necesito que los trajes ayuden al actor a meterse en el personaje. Por eso utilizo uniformes siempre que puedo¡±, declaraba en una ocasi¨®n Wes Anderson al diario Los Angeles Times. A golpe de uniformes el director ha hecho que su est¨¦tica sea hoy una de las m¨¢s celebradas. Hace unos a?os parec¨ªa improbable que esa ropa corta y apretada, esas prendas naif y esos estampados imposibles acabaran convirti¨¦ndose en referentes actuales ¨Cy Bill Murray en una especie de icono de estilo¨C pero ah¨ª est¨¢n dise?adores como Thom Brwone, Band of Outsiders o la m¨ªsmisima Miuccia Prada demostrando que ese h¨ªbrido entre el pijo ani?ado y el moderno anclado en los ochenta tiene cada d¨ªa m¨¢s adeptos.
A Milena Canonero tambi¨¦n le encantan los uniformes. La soltura con la que salta de periodos hist¨®ricos y contextos sociales se debe, en parte, a que sus personajes llevan casi siempre las mismas prendas o las combinan de la misma forma, de los drugos a Dick Tracy, de Michael Corleone a Sonny Crocket. Por eso fue la encargada de vestir a la tripulaci¨®n de Life aquatic con trajes azules de poli¨¦ster, chaquetas de ch¨¢ndal de hace veinte a?os, gorros rojos y unas Adidas modelo Zisou especialmente creadas para la ocasi¨®n ¨C y que, pese a haber recibido miles de peticiones, la marca nunca lleg¨® a confeccionar en la realidad. Por eso, tambi¨¦n, Owen Wilson, Adrien Brody y Jason Schwartzman llevaron el mismo traje de Marc Jacobs durante casi todo el metraje de Viaje a Darjeeling. Waris Ahluwalia, que particip¨® en ambas pel¨ªculas y ahora acapara p¨¢ginas en las revistas masculinas, contaba hace un a?o a la revista GQ que empez¨® a interesarse por la moda gracias a Milena. ¡°Ella me present¨® al sastre que le hac¨ªa los trajes para Kubrick y me sorprend¨ª de lo divertida que pod¨ªa llegar a ser la ropa¡±.
Acaba de terminar su trabajo con los personajes de Grand Budapest Hotel, la nueva cinta de Anderson, y todo apunta a que las prendas de sus protagonistas recibir¨¢n el mismo impacto medi¨¢tico al que Milena Canonero nos tiene acostumbrados. Porque a veces no hace falta ser un dise?ador de renombre o un personaje de moda para que tus ideas influyan en millones de armarios. En ocasiones, son figuras en la sombra, aljadas de la pasarela y los focos, las que marcan los hitos indumentarios.
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