El alma de la manzana
Sir Jonathan Ive, caballero del imperio brit¨¢nico, fue la sombra de Steve Jobs, su confidente. Se dec¨ªa que compart¨ªan mente Hoy es el hombre m¨¢s importante de Apple, responsable de sus dise?os. Es ¨¦l quien hace irresistibles sus aparatos
Cuando se habla de Apple, es casi imposible desvincularla de una persona, Steve Jobs. Su figura sigue emergiendo dos a?os despu¨¦s de su muerte sobre la de la propia marca. Pero esa sombra empieza poco a poco a retirarse y deja ver otros genios sin los que el ¨¦xito de la electr¨®nica de Cupertino ser¨ªa imposible. En ese puzle corporativo, Jonathan Ive es la pieza que une todas. Fue el que convirti¨® los sue?os de Jobs en productos de culto.
Por hacerlo simple, el expatriado brit¨¢nico fue el encargado del dise?o del primer iMac y del iPod antes de que el iPhone y el iPad pusieran al consumidor a hacer cola frente a sus tiendas. Y mirando al frente, como hacen en Wall Street, el futuro de Apple depende de su capacidad para seguir sacando al mercado productos que creen la necesidad, esa sensaci¨®n de que se trata de algo que hay que tener en las manos, de generar el deseo. Es hoy d¨ªa la figura m¨¢s importante de Apple.
Leander Kahney le define por eso como ¡°iGod¡±. El antiguo editor de la versi¨®n digital de la revista Wire publica un libro dedicado al vicepresidente de Apple bajo el t¨ªtulo de El genio tras los mejores productos de Apple. Por encima de Jony Ive est¨¢ solo Tim Cook, a quien Steve Jobs pas¨® el mando de consejero delegado cuando sus problemas de salud le impidieron seguir con el d¨ªa a d¨ªa.
Ive es el encargado de todo lo que tiene que ver con el dise?o de Apple, tanto de sus dispositivos como de los programas que les dan vida. Lo hace desde 1996. Lleg¨® a Cupertino cuando la compa?¨ªa entraba en barrena. Sus comienzos no fueron f¨¢ciles. Hasta que al a?o volvi¨® Jobs, justo cuando el joven Ive estaba pensando en regresar a Inglaterra. La sinergia entre ambos fue tal que en Silicon Valley se dec¨ªa que compart¨ªan la misma mente.
Era un tri¨¢ngulo perfecto. En la era Jobs, Cook se encargaba como director de operaciones de garantizar que el producto se fabricase en los tiempos establecidos y al mejor precio posible sin sacrificar la calidad. Ive aportaba el alma al silicio. Su talento en el dise?o industrial es tal que no son pocos los analistas que le consideran mejor incluso que Jobs.
En su historia personal no hay drama ni dietas complicadas. Todo es simple en la superficie, lo que cuadra con la filosof¨ªa de Apple. Naci¨® en Chingford. Su padre, que le crio, fue profesor de dise?o y tecnolog¨ªa, del que tom¨® algunas de sus t¨¦cnicas. En la Walton High School conoci¨® a su mujer, Heather Pegg, con la que tiene dos hijos. El hogar familiar est¨¢ en el ¨¢rea de Twin Peaks (San Francisco). Con sus amigos de la infancia cre¨® una banda de m¨²sica en la que hizo de bater¨ªa. Eso fue antes de ir a Londres y empezar a estudiar dise?o industrial.
En la Apple post-Jobs, Ive es una especie de semidi¨®s con el poder de unificar los diferentes productos, al liderar los distintos equipos que desarrollan los programas. Su laboratorio trabaja en sinton¨ªa con los ingenieros, fabricantes de componentes y marketing para que el producto final se ajuste a la visi¨®n original. ¡°Hay muchos problemas que resolver antes de que una gran idea emerja¡±, dec¨ªa en una entrevista.
Ive considera que ¡°lo nuevo y diferente es relativamente f¨¢cil de hacer¡±. Lo realmente ¡°complicado¡±, en sus palabras, es ¡°mejorar¡± las cosas genuinas. Tambi¨¦n explica en p¨²blico que sus creaciones no surgen porque s¨ª, sino porque existe una tecnolog¨ªa a la que se puede dar uso. La magia, a?ade, llega cuando uno se pregunta c¨®mo puede funcionar lo que tiene en las manos.
Mucho antes de que el iPhone irrumpiera en el mercado de la telefon¨ªa m¨®vil y transformara el negocio de la computaci¨®n de masas, el Museo de Dise?o de Londres y The Royal Society of Arts ya le reconoc¨ªan por su trabajo como dise?ador industrial. Eso fue en 2003. La revista tecnol¨®gica del MIT ya le ven¨ªa siguiendo desde hac¨ªa unos a?os, cuando a¨²n no ten¨ªa 35.
"La magia surge al preguntarse c¨®mo puede funcionar lo que uno tiene en las manos"
Suele visitar Londres tres o cuatro veces al a?o. Precisamente el a?o pasado, a sus 46 a?os, recibi¨® en el palacio de Buckingham la orden de caballero de la mano de la princesa Ana. Su obsesi¨®n no es la fama ni el dinero, sino desarrollar productos que signifiquen algo para la gente y creen emociones. Ahora el gran reto es hacer esa b¨²squeda de la perfecci¨®n del producto sin Jobs, su gu¨ªa y su supervisor.
El fiasco de la aplicaci¨®n de mapas para m¨®viles fue el que le abri¨® el camino al ascenso. Pero en su expediente impoluto tambi¨¦n hay cosas imperfectas. El ¨²ltimo sistema operativo para dispositivos sin cable fue muy criticado precisamente por eso, por la simplicidad de su presentaci¨®n y los colores pasteles que, en lugar de ayudar, complicaban el uso. Adem¨¢s, el iOS7 puso en evidencia que en esa unidad de trabajo hay tambi¨¦n inconsistencias.
Kahney cuenta en su libro c¨®mo en su primer encuentro con Ive hablaron de lo que echaban de menos Londres, de la brecha cultural y de disfrutar de cosas simples como una pinta. Dedica gran cantidad de tiempo a su trabajo y es muy cr¨ªtico consigo mismo. Los coches son su pasi¨®n original. De hecho, la idea del graduado por la Polit¨¦cnica de Newcastle era dise?ar autom¨®viles.
Una de las marcas de identidad del de Essex son las camisetas de manga corta y el pelo rapado. En su obsesi¨®n por el detalle y por fabricar el dispositivo electr¨®nico perfecto y m¨¢s delgado, lleg¨® a aprender t¨¦cnicas muy laboriosas como las que se usan en la fabricaci¨®n de espadas de samur¨¢i. Pocos han logrado ver c¨®mo se hacen las verdaderas.
Ive, con sus dise?adores de ¨¦lite, fomenta la cultura del secretismo que crea tanta expectaci¨®n en torno a los productos de Apple. Se puede decir que las ¨²ltimas dos d¨¦cadas de la sociedad de Cupertino son suyas si se quita la figura de Jobs, porque con su ayuda populariz¨® lo que era una marca de un mundo exclusivo de dise?adores, artistas y m¨²sicos.
M¨¢s que agradar al jefe, lo que busc¨® es llegar a los millones de legionarios de Apple, y eso es lo que le distingue de otras marcas. Como dice Ive, no se trata de competir por la cuota de mercado, sino de anticiparse al consumidor y ¡°ofrecerle el mejor producto¡±. Pero igual que Apple dependi¨® tanto del instinto de Jobs, tambi¨¦n lo hace de Ive. Es la contradicci¨®n de ser irreemplazable, pese a que diga que ¡°la gente se interesa por su producto y no por su autor¡±.
Sus creaciones son ahora estudiadas en las escuelas de dise?o y se exponen en colecciones permanentes del MOMA en Nueva York y del Centro Pompidou en Par¨ªs, lo que le certifica como uno de los grandes dise?adores de la era moderna, por las formas, los materiales y colores.
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