Rajoy, segunda etapa
El presidente se resiste a aclarar qu¨¦ sacrificios quedan por hacer y cu¨¢les son sus planes econ¨®micos
La oposici¨®n y los sindicatos se han puesto en guardia frente al anuncio realizado ayer por Mariano Rajoy de preparar una ley que garantice los servicios m¨ªnimos en casos de huelga. Cae en ocasiones el Gobierno en la tentaci¨®n de legislar en caliente, y las im¨¢genes de Madrid durante el paro de los servicios de limpieza sin duda tienen que ver con el anuncio presidencial. Pero ser¨ªa una equivocaci¨®n actuar unilateralmente en algo que afecta a uno de los derechos fundamentales protegidos por la Constituci¨®n, el de huelga, sin perjuicio de que regular su ejercicio sea una tarea pendiente en la que deber¨ªan participar los sindicatos, la patronal y la oposici¨®n.
En el ecuador de la legislatura, el temor ante una nueva vuelta de tuerca viene del uso que se ha hecho de la mayor¨ªa absoluta, combinado con la abundancia de decretos leyes. No se puede reformar el sistema educativo sin explicarlo exhaustivamente, ni pretender que se instale como una verdad la afirmaci¨®n que hizo ayer el jefe del Gobierno, en el sentido de que ¡°para manifestarse hay que pedir autorizaci¨®n¡±. La Constituci¨®n protege justamente lo contrario: no se requiere autorizaci¨®n. Lo que fija es el deber de comunicarlo previamente, y prohibir su ejercicio solo por ¡°razones fundadas de alteraci¨®n del orden p¨²blico¡±. As¨ª se ha conseguido respetar el derecho de manifestarse durante muchos a?os y de circunscribir al m¨ªnimo los casos de violencia; aprovechar el poder de la mayor¨ªa parlamentaria para alterar sustancialmente las reglas del juego no solo es arriesgarse a nuevos enfrentamientos pol¨ªticos, sino a exacerbar problemas callejeros hasta ahora relativamente aislados.
Por lo dem¨¢s, la entrevista concedida por Rajoy a Radio Nacional de Espa?a confirm¨® tanto el prop¨®sito de llevar adelante una reforma fiscal, como el de terminar la legislatura con menos paro del que hab¨ªa cuando empez¨® a trabajar en La Moncloa. El presidente reconoce haber dicho cosas que no ha podido cumplir, por lo que sus anuncios tienen un valor relativo. En todo caso, la persistencia del paro es la mancha en el balance econ¨®mico de los dos a?os transcurridos desde la victoria electoral del PP, y no detenerla constituye una amenaza electoral. Porque Rajoy avisa de que los recortes al gasto p¨²blico continuar¨¢n: solo se compromete a que sean ¡°no tan importantes¡± como los de a?os pasados. Y sobre la reforma fiscal dijo demasiado poco ¡ªmantener el IVA, tocar el IRPF¡ª como para saber si esta va a ser la clave del final de la legislatura.
Editoriales anteriores
No acierta Rajoy en el modo de quitarse de encima el problema de la corrupci¨®n en su partido. Sobre el caso B¨¢rcenas dijo ayer que en 2009 ten¨ªa unas informaciones y que ahora tiene ¡°otras¡±. ¡°Las cosas son as¨ª¡±, a?adi¨®, como si lo sucedido fuera un imprevisto problema clim¨¢tico. El presidente quiere ir a los procesos electorales que se avecinan habiendo pasado p¨¢gina demasiado pronto sobre un hecho que afecta a la limpieza democr¨¢tica.
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