Matones de toda laya
La violencia no es de derechas, ni de izquierdas, ni libertaria: es violencia y punto
Estudiantes y profesores tienen derecho a trabajar y reunirse sin temor a coacciones o a la agresi¨®n f¨ªsica, cualquiera que sea el pretexto ideol¨®gico alegado por los que piensan a golpes. Hay que recordar estas cosas tras lo sucedido el 20 de noviembre en la Universidad Complutense, cuando una manifestaci¨®n ¡°contra los fascismos¡± sirvi¨® de excusa a algunas decenas de los participantes para invadir la Facultad de Derecho, destrozar el local de una asociaci¨®n de alumnos y emprenderla a golpes, con cascos y extintores, contra varios de los estudiantes que se encontraban en las proximidades. Los agresores dejaron heridos a cinco j¨®venes, afortunadamente leves.
Ocurri¨® en un aniversario de la muerte de Franco. Y la asociaci¨®n atacada, que se reconoce ¡°de derechas¡±, ha cre¨ªdo necesario aclarar que no es ¡°franquista¡±. Sobra tal aclaraci¨®n y sobran todos los intentos de explicaci¨®n ideol¨®gica para la intolerancia.
El matonismo no es de derechas, ni de izquierdas, ni libertario: es violencia y punto. Fue intolerable la agresi¨®n ultraderechista contra los asistentes a un acto de celebraci¨®n de la Diada en la madrile?a librer¨ªa Blanquerna, el 11 de septiembre pasado. Igual de condenable es el ataque, libertario o ultraizquierdista, contra una asociaci¨®n de estudiantes, cualquiera que sea su signo pol¨ªtico.
Seguimos a la espera de que la polic¨ªa identifique y detenga a los autores de esta ¨²ltima agresi¨®n, como lo hizo con los de la anterior. Pero a la necesaria puesta a disposici¨®n judicial de los culpables hay que a?adir algo m¨¢s: el rechazo contundente de tales actitudes por parte de la comunidad educativa, la clase pol¨ªtica y la sociedad.
Los chispazos de violencia, incipientes pero reiterados, son inadmisibles en todas partes, tambi¨¦n en la universidad. No podemos volver a la dial¨¦ctica de los pu?os, ni a los tiempos del grito ¡°?muera la inteligencia!¡±, lanzado por cierto general en la universidad de Salamanca en octubre de 1936; ni a los de la kale borroka en ¨¦pocas m¨¢s recientes. La democracia no implica pasividad, sino activismo para aislar a los violentos de toda laya.
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