Europa ante s¨ª misma
La amenaza populista exige una reactivaci¨®n democr¨¢tica para las elecciones a la Euroc¨¢mara
La creaci¨®n de m¨²ltiples normas y mecanismos para consolidar la uni¨®n econ¨®mica y monetaria, sin un correlato de control democr¨¢tico a nivel europeo; la creciente irrelevancia en la escena internacional; la desafecci¨®n generada por una pol¨ªtica econ¨®mica de austeridad excesiva; la consolidaci¨®n del populismo ultra, que impone su agenda frente al desconcierto de los Gobiernos en asuntos como la inmigraci¨®n. Todo eso est¨¢ ocurriendo en la Uni¨®n Europea, a poco m¨¢s de un semestre de unas elecciones continentales que deber¨ªan ser decisivas para mejorarla.
El peligro de este momento crucial lo tiene la Europa comunitaria en s¨ª misma, en la fatiga y desconfianza de la ciudadan¨ªa, sobre la sustituci¨®n del paro y la recesi¨®n por el empleo y el crecimiento; sobre la posibilidad de controlar la pol¨ªtica econ¨®mica, cada vez m¨¢s com¨²n; sobre la viabilidad de revertir la par¨¢lisis que aqueja a la acci¨®n exterior (Oriente Pr¨®ximo, Rusia); sobre c¨®mo encauzar la cuesti¨®n migratoria, con Lampedusa como vergonzoso s¨ªmbolo de ego¨ªsmo.
Sin una reacci¨®n de partidos europe¨ªstas y ciudadanos solidarios, este peligro se plasmar¨¢ en una gran fragmentaci¨®n de la nueva C¨¢mara, con notable presencia de la ultraderecha: el Frente Nacional de Le Pen amenaza con erigirse en primera fuerza en Francia, y se ha aliado con otros movimientos xen¨®fobos. Estos populismos ultras proponen un ideario simple: no a la Europa comunitaria, no a la inmigraci¨®n. Est¨¢n imponiendo su discurso y aspiran a obstaculizar la labor democr¨¢tica de la Euroc¨¢mara, justo cuando esta ha acumulado m¨¢s competencias en toda su historia.
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Su discurso es falso, pues el ¨²nico agente capaz de planear y ejecutar un enfoque v¨¢lido para canalizar la inmigraci¨®n (a todo el continente), fomentando la legal y reduciendo los flujos ilegales, es el conjunto de la Uni¨®n. Como ese, todos los grandes asuntos del momento en esta era global (pirater¨ªa marina, temblores monetarios, evasi¨®n fiscal, chantajes energ¨¦ticos del autoritarismo ruso...) solo pueden encauzarse con eficacia de forma mancomunada.
Pero su falsedad, demagogia y car¨¢cter letal para la cultura democr¨¢tica se impondr¨¢n si no se activan las reservas democr¨¢ticas y europe¨ªstas. Las pr¨®ximas elecciones, las primeras que se celebran bajo el Tratado de Lisboa, permiten por vez primera la elecci¨®n cuasi-directa del candidato a presidir el Ejecutivo, la Comisi¨®n Europea, acabando as¨ª con el mediocre balance de su actual presidencia y dotando de mayor calidad democr¨¢tica a todo el edificio de la Uni¨®n.
Las izquierdas ya han nominado a los suyos: Martin Schulz (PSE) y Alexis Tsipras (IE). Conservadores, verdes y liberales deber¨ªan apresurarse a hacer lo propio. Para que el debate sea profundo, reh¨²ya el parroquianismo nacional, reanime el esp¨ªritu democr¨¢tico y procure una participaci¨®n digna. Ser¨ªa una triste paradoja que el hemiciclo m¨¢s potente desde que naci¨® la Europa comunitaria cayese bajo las garras del antieurope¨ªsmo m¨¢s autoritario.
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