La naturaleza del alacr¨¢n
La sociedad vasca ha aceptado no solo que el nacionalismo de ETA imponga que se olvide el pasado sino que, a cambio de tener la fiesta en paz y de que no maten, est¨¢ asumiendo el discurso legitimador del terrorismo
![](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/U6YDUDEC5LCVCC446RR3ILT7X4.jpg?auth=ccb8ffe7a40173c44e9afc423be1179062700c15d913918d5cd154909acc60f6&width=414)
Tras el fracaso de las negociaciones entre el Gobierno y ETA, frustradas por el atentado en la T4, el amigo, profesor de ciencia pol¨ªtica y senador por el PSOE, Imanol Zubero, intent¨® explicarse dicho fracaso rememorando una f¨¢bula que con anterioridad otros muchos hab¨ªamos utilizado repetidamente: la del alacr¨¢n y la rana. La f¨¢bula, que seguro la conocen, consiste en que un alacr¨¢n quiere pasar un r¨ªo y le pide a una ingenua rana que le cruce llev¨¢ndole sobre su lomo bajo la promesa de que no la va a matar, pero una vez hecho el traslado el escorpi¨®n le pica mortalmente exculp¨¢ndose ante la queja del batracio: ¡°?pues no me prometiste que no me ibas a matar?¡±, ¡°ya, pero esto va en mi naturaleza¡±. La ingenua era la rana.
Aquel senador descubr¨ªa en la m¨¢s que conocida naturaleza de ETA, y no ten¨ªa ning¨²n pudor al explicarlo tan c¨¢ndidamente, el fracaso de la negociaci¨®n, aunque de ello pod¨ªa haber avisado antes de que el Gobierno se enfrascara en aquel enredo. Hoy, posiblemente se escandalice, como lo han hecho todos los partidos democr¨¢ticos, incluso los que apostaron por la legalizaci¨®n de la antigua Batasuna, ante las recientes declaraciones de su l¨ªder, Azier Arraiz, cuando dice: ¡°reivindicamos lo que fuimos y lo que somos, lo que hicimos y lo que hacemos¡±. Escandalic¨¦mosno de nuevo, pero ya sab¨ªamos que estaba en su naturaleza.
La mayor¨ªa de la sociedad vasca, que pervive en esa amable ingenuidad, esperaba, al menos, que el legalizado mundo de Batasuna no intentara ocultar su pasado tr¨¢gico, pues de su conocimiento y reflexi¨®n debe surgir la necesaria catarsis que permitiera disfrutar un futuro en convivencia. En este sentido el profesor Ludger Mees, en este diario, el 20 de julio de 2011, bajo el t¨ªtulo La digesti¨®n del pasado, les demandaba enfrentarse a ¨¦l: ¡°Bildu no deber¨ªa rehuir estas preguntas, empezando por la que est¨¢ en la boca de todos, incluso de muchos de sus votantes: ?por qu¨¦ tardaron m¨¢s de 800 muertos hasta darse cuenta de que el ciclo de la violencia pol¨ªtica se hab¨ªa acabado? ?Qui¨¦n es el responsable de la ¡®pedofilia pol¨ªtica¡¯ (X. Aierdi) que ha destruido la vida de tantos j¨®venes que mataban crey¨¦ndose h¨¦roes de la patria?¡±.
En el Plan de Paz que ha presentado Urkullu, las culpas se reparten entre v¨ªctimas y victimarios
Sin embargo, no hay riesgo de que oculten el pasado sino que lo reivindican. A pocas fechas de aquella interpelaci¨®n un antiguo militante de ETA y parlamentario de HB, Juan Carlos Ioldi, en este mismo diario, el 24 de octubre de 2011, contestaba: ¡°Si hubi¨¦ramos visto otros cauces por la v¨ªa pol¨ªtica, la lucha armada no hubiera existido. Pero toda lucha tiene un porqu¨¦. [...]Indudablemente ha merecido la pena. Estamos a punto de conseguir nuestros objetivos pol¨ªticos, ?c¨®mo no va a merecer la pena?¡±. Evidentemente, no vieron otros cauces por la v¨ªa pol¨ªtica porque prefirieron la violenta, obviando que la gran mayor¨ªa, y en esta un importante n¨²mero de miembros de ETA, optaron por la pol¨ªtica. Pero no hay que desde?ar que no lo hicieran porque son evidentes los ¨¦xitos que recientemente les han otorgado una sociedad y unas instituciones excesivamente ingenuas por optar hoy por cambiar a la v¨ªa pol¨ªtica cuando no les quedaba m¨¢s remedio. Porque si a ETA, despu¨¦s de haber sufrido un tremendo acoso policial, le hubiera quedado un h¨¢lito de vida sus serviles mesnadas de Batasuna no hubieran dado el salto a la pol¨ªtica dejando de jalear el terror.
No s¨®lo la sociedad vasca ha acabado aceptando, ni siquiera como un mal menor, que el nacionalismo de ETA impongan el olvido del pasado ¡ªprevisto por Reyes Mate tras la indiferencia mostrada por la sociedad vasca ante las v¨ªctimas del terrorismo¡ª, sino que est¨¢ asumiendo el discurso legitimador del terrorismo a cambio de tener la fiesta en paz, con tal de que no maten, curiosamente cuando gracias a la eficacia policial ETA est¨¢ amortajada. Aunque hay que comprenderlo, porque el saber popular, prudente y medroso hasta la comprobada cobard¨ªa, sabe que con el actual discurso dominante en Euskadi su vuelta estar¨ªa ideol¨®gicamente avalada, que si no lo hace es porque el dejar de matar, tras el palo policial y la vigilante actitud de la Guardia Civil, le ha dado unos triunfales ¨¦xitos electorales.
Cuando un Gobierno negocia con delincuentes pol¨ªticos, de alguna manera los legitima
Despu¨¦s de que el Tribunal Constitucional legalizara a Bildu sin la condena del pasado terrorista, primer pelda?o en el olvido y por consiguiente en la etapa legitimadora de la existencia del nacionalismo radical, no hay m¨¢s que mirar el Plan de Paz presentado en el Parlamento vasco por el lehendakari Urkullu, a pesar de muy recientes correcciones, para descubrir que nos encontramos en el estadio de su legitimaci¨®n institucional. Pues en dicho documento las culpas se reparten por igual entre ETA y el Estado, entre v¨ªctimas y victimarios, pues todos somos v¨ªctimas y tambi¨¦n todos somos culpables, y donde si algo queda claro es la existencia del conflicto con Espa?a, que excusa, debido a su opresi¨®n, cerraz¨®n e inmovilismo, la necesidad de la existencia hist¨®rica de ETA. Los que creyeron de nuevo ingenuamente que ETA iba esconder el pasado se han vuelto a equivocar, porque la gran coartada interna en el seno del nacionalismo radical para que exista Sortu es sacarle la cara a ETA, cosa que est¨¢ haciendo a la perfecci¨®n siguiendo una estrategia pol¨ªtica de la que carecen nuestros oxidados partidos democr¨¢ticos.
Para evitar que mis compatriotas se escuden en la ingenuidad y la sorpresa tras repetidas actuaciones que han tenido la virtud de prestigiar el proyecto pol¨ªtico de ETA precisamente cuando hoy est¨¢ muerta ¡ªgran victoria digna de El Cid¡ª, llevo ya un tiempo investigando en su legado. Y lo he hecho, adem¨¢s, por evitar, otra ingenuidad, que los errores se sigan dando. El m¨¢s reciente desde la prestigiosa plataforma que supone la Fundaci¨®n Fernando Buesa, pues uno de sus m¨¢s conocidos miembros acaba de publicar en este diario un art¨ªculo encaminado a ofrecer ¡°convivencia por presos¡±, como si un silogismo mec¨¢nico, carente de racional l¨®gica, basado de nuevo en la ingenuidad y la buena voluntad, nos fuera a traer la convivencia por presos y no precisamente lo contrario. Una propuesta de tama?a envergadura que coincide precisamente con la declaraci¨®n del representante de Sortu reivindicando su pasado, y cuando la sensibilidad de las v¨ªctimas est¨¢n a flor de piel por las recientes excarcelaciones. La ingenua sigue siendo la rana.
Quiz¨¢s haya sido necesario demasiado espacio para explicar lo que ser¨ªa obvio en cualquier democracia vecina asentada. Pues en un sistema pol¨ªtico estable se admite sin m¨¢s que cuando un Gobierno negocia con delincuentes pol¨ªticos en mayor o menor medida los legitima, que si esa negociaci¨®n es p¨²blica y duradera les hace, adem¨¢s, propaganda, que si a la negociaci¨®n invita a observadores gubernamentales extranjeros y a mediadores internacionales ¡ªel m¨¢s conocido experto en un caso tan parecido al de Espa?a como la superaci¨®n del Estado racista sudafricano¡ª acaba por internacionalizar el problema y asimilarlo a situaciones del Tercer Mundo o coloniales, que si se negocian cuestiones pol¨ªticas de cierta importancia se puede abrir con los delincuentes un proceso constituyente, y que si hay algo que se parezca a un proceso constituyente los terroristas pueden acceder a la amnist¨ªa sin demasiado esfuerzo. Es decir, en mi trabajo reflexiono sobre cuestiones de sentido com¨²n en otras latitudes pol¨ªticamente civilizadas, por ello no tiene mucho m¨¦rito. Aunque puede ser pol¨¦mico, a pesar de que sea un respetuoso aviso sobre los errores y disparates que puede suponer la ingenuidad, el exceso de voluntarismo y, sobre todo, la irresponsabilidad. Pero tengo que reconocer, finalmente, que, efectivamente, es pol¨¦mico por meterme en el terreno vedado y minado del que ¨²nicamente pueden hablar, pero no lo hacen, los partidos. Los cuales, ante todos los males que est¨¢ acarreando este largo velatorio de ETA, deben de partir de la gran ventaja de que est¨¢ muerta. Cr¨¦anselo.
Eduardo Teo Uriarte Romero es doctor en Ciencias de la Informaci¨®n y exgerente de la Fundaci¨®n para la Libertad. Acaba de p¨´blicar Tiempo de canallas (Ikusager).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.