Puertas abiertas
Es un hecho hist¨®rico que entre el fisco y las familias reales solo pod¨ªa haber buen trato
Con motivo del 35? aniversario de la Constituci¨®n, un pol¨ªtico coment¨® en la radio que ¡°era magn¨ªfico vivir estas jornadas de puertas abiertas en el Congreso de Diputados¡±. El taxista que me conduc¨ªa, rezum¨®: ¡°Hijo, deber¨ªan estar abiertas todo el a?o, para que puedan salir a vernos a nosotros y lo que est¨¢ pasando¡±. Parece dif¨ªcil que un gobernante consiga descifrar lo que le sucede a su electorado m¨¢s f¨¢cilmente que un taxista.
Esta semana, antes de la muerte de Mandela, hemos confirmado algo muy desagradable, con el mal olor del cemento fresco, que ocurre en Hacienda, entre sus jefes, el ministro Montoro y las preferencias que aplica la agencia en su trato a los contribuyentes. El saco se ha roto al ver el arreglo excepcional de Hacienda con Cemex y que podr¨ªa haber aceptado facturas falsas en el caso de la Infanta Cristina. Zarzuela, m¨¢s silenciosa que transparente, no ha dicho nada. Es que no hace falta alarmarse tanto, en primer lugar porque a la duquesa de Palma nada le afecta mucho, como al cemento de Cemex. Lleva dos a?os viendo como la perforadora de su matrimonio menoscaba el respeto hacia la instituci¨®n, y como si nada. Por otro lado, es un hecho hist¨®rico que entre el fisco y las familias reales solo pod¨ªa haber buen trato. Basta con recordar los tiempos de Ricardo Coraz¨®n de Le¨®n, su avaricioso hermano Juan y el rey de las mallas (hoy d¨ªa se dice leggings) Robin Hood. El rey Juan se apoder¨® del trono e increment¨® los impuestos para mantener su nivel de vida. La poblaci¨®n diezmada encontr¨® en Robin Hood un aliado para enfrentar tanta desigualdad en el cobro de impuestos. Al final, que es feliz, regres¨® Ricardo y con el paso del tiempo Inglaterra, como sabemos, se hizo muy civilizada y resolvi¨® con acierto cosas como la sanidad y los impuestos.
Sin tanto acierto, los directores de ¨¢rea del Ministerio de Hacienda se hartan de repartir favores, algo que tarde o temprano le sucede a todos los que reparten favores. Mientras que el esc¨¢ndalo de la semana lo fiscaliza Hacienda, en las cenas todos bromean o especulan con que este tipo de cosas son un ejemplo m¨¢s de c¨®mo el Gobierno vampiriza el cuerpo del Estado, apropi¨¢ndoselo. ¡°Con lo que es ese cuerpazo¡±, exclaman algunos. ¡°Que se lo come Montoro¡±, rematan otros.
Tambi¨¦n hemos sabido que se ha logrado obtener la secuencia casi completa de los genes mitocondriales de los hom¨ªnidos de Atapuerca. ?Qu¨¦ maravillosa es la ciencia y c¨®mo le cuesta aceptarlo al ministro Wert! A consecuencia de este hallazgo los cient¨ªficos se manifiestan desconcertados, aunque no tanto como Montoro con sus subordinados, porque el resultado ¡°los aleja del neandertal y los vincula con un linaje siberiano infrecuente en Europa occidental¡±. ?Resulta que somos todos rusos! Lo que nos plantea este descubrimiento es si en esos 400.000 a?os, ?nos hicimos proclives a la corruptela? ?O forma parte de nuestro ADN? ?El corrupto nace o se hace?
Fieles a explotar cada uno de sus mitocondriales, la familia real inglesa ha decidido alquilar salones de Buckingham para fiestas de alto nivel, recaudando lo que el Estado no asume alegremente. Que cada palo aguante su vela, dir¨ªa la se?ora Cospedal. Capitalismo y glamour. En Espa?a, seguro que esas fiestas de empresa o de premios de revistas pagan por usar los espacios p¨²blicos donde se celebran. Por ejemplo, los Telva de este a?o festejados en la galer¨ªa de Cristal del Ayuntamiento de Madrid. ?Colaboran (pagar se sustituye siempre por un lindo eufemismo) con alguna reparaci¨®n o gotera sin tapar? Ha sido la mejor fiesta de todas sus ediciones. ?Hasta llegaron a coincidir Mar Flores con Cayetano Mart¨ªnez de Irujo, que no pueden verse ni en ejercicios de nostalgia! Algunas fr¨ªvolas dijeron que marcaba el fin de la crisis. Deslumbraron los arreglos florales en las mesas, de Bourguignon, un muy requerido florista de la capital. Al parecer, trat¨¢ndose de un intercambio publicitario con la revista, el florista coloc¨® tarjetas de presentaci¨®n entre las flores, generando fuertes cr¨ªticas entre las damas. ¡°Sent¨ª molestia¡±, exclam¨® una de las m¨¢s j¨®venes y airadas. ¡°Qu¨¦ falta de delicadeza, promocionarse de esa forma¡±. El final de toda crisis siempre deja alguna secuela.
Un grupo de espa?oles se traslad¨® a Miami para asistir su feria de Arte. Art Basel Miami es un desparrame de c¨®cteles, cenas de marcas de moda, fluir de champagne, cifras astron¨®micas por un mini warhol o un maxi Ai Weiwei. Como all¨ª se sienten m¨¢s relajados, los madrile?os se ponen a hablar imitando a su alcaldesa y su ¨²ltima genialidad: el Treat Tax Free, que como es habitual en ella se le convirti¨® en un endiablado trabalenguas durante su discurso en el Club Siglo 21. En Miami lleg¨® a emplearse como contrase?a para las fiestas m¨¢s sonadas, como la de un viejo hotel del imperio Playboy que fue acondicionado para acoger una supuesta actuaci¨®n de Lady Gaga. Cientos de fans de todos los sexos, razas y presupuestos okuparon el lugar, con un escenario atrezzado como si en verdad la diva fuera a actuar, para descubrir una vez dentro que era una mentira con incre¨ªble efecto viral. La idea fue de un relaciones p¨²blicas venezolano, Omar, que vivi¨® en la Espa?a de la burbuja inmobiliaria. Evidentemente, aprendiendo de nuestros mitocondriales.
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