El esp¨ªa que am¨® al cine
Ha producido grandes ¨¦xitos del s¨¦ptimo arte, desde '?rase una vez en Am¨¦rica' hasta 'Doce a?os de esclavitud', favorita en esta edici¨®n de los Oscar. Pero acaso la pel¨ªcula m¨¢s lograda del misterioso Arnon Milchan sea su propia vida, sobre todo despu¨¦s de que el millonario israel¨ª revelara que fue agente secreto
Podr¨ªa ser protagonista de una de sus pr¨®ximas pel¨ªculas. Y aun as¨ª su vida resultar¨ªa demasiado extraordinaria, m¨¢s una fantas¨ªa escrita para James Bond que la verdadera historia de un emprendedor israel¨ª que ama tanto al cine como a su pa¨ªs. Los rumores han acompa?ado a Arnon Milchan (Tel Aviv, 1944) durante toda su carrera en Hollywood. ?Qui¨¦n era acaso aquel empresario con pasi¨®n por pel¨ªculas de autor y grandes producciones, dado a intensas amistades y muy p¨²blicas peleas con directores de gran talla como Terry Gillian? ?Qu¨¦ era ese rechazo a los remilgos, su brutal franqueza y sus modos ariscos?
S¨ª, era jud¨ªo, como muchos en Hollywood, pero un tipo diferente de jud¨ªo, un israel¨ª, levantino al fin y al cabo, a quien Oliver Stone despreci¨® en una ocasi¨®n como ¡°un vendedor de alfombras de Oriente Pr¨®ximo¡±. Pez fuera del agua, solo pod¨ªa ser un esp¨ªa, deb¨ªa de tratar con armas. Seguramente era agente del Mosad o una agencia similar. T¨®picos, es cierto, propios del cine, pero que han resultado ser ciertos, y que el propio Milchan ha confirmado en una rara entrevista.
Ha sorprendido en Israel que uno de sus millonarios ilustres, dado a una extrema discreci¨®n, haya decidido conceder una entrevista televisiva en la que ha admitido que en a?os m¨¢s mozos trabaj¨® como agente del Lekem, una desaparecida agencia cuya misi¨®n era obtener tecnolog¨ªa secreta, sobre todo para el programa nuclear israel¨ª. ¡°Lo hice por mi pa¨ªs y estoy orgulloso de ello¡±, le dijo a la periodista Ilana Dayan, de Canal 2, tras admitir que hab¨ªa asegurado la venta de armamento, como misiles, de diversas compa?¨ªas de todo el mundo al Gobierno israel¨ª.
Sim¨®n Peres le reclut¨® para fortalecer Israel con compras para su ej¨¦rcito y su programa nuclear
En 1985, una compa?¨ªa norteamericana que hac¨ªa negocios frecuentemente con ¨¦l env¨ªo m¨¢s de 800 detonadores nucleares a Israel sin los permisos o licencias necesarios, lo que llev¨® al FBI a investigar. Se presentaron cargos contra un colaborador suyo, Richard Kelly Smyth, pero en Milchan la fiscal¨ªa no vio falta alguna. Desde mediados de los a?os setenta hasta 1991 le facilit¨® en secreto a su pa¨ªs la compra de material desde helic¨®pteros hasta misiles Hawk y Patriot, comprados a empresas como Raytheon, Beechcraft o North American Rockwell.
En los a?os sesenta, el joven Milchan ten¨ªa en Tel Aviv un amigo que se abr¨ªa camino en el mundo de la pol¨ªtica y que so?aba con fundar su propio partido, en el que le ped¨ªa que ingresara. Ese amigo, Sim¨®n Peres, llegar¨ªa a ministro, primer ministro y presidente. Y fue quien reclut¨® a Milchan para que, paralelamente a sus exitosos negocios, ayudara a robustecer la seguridad israel¨ª con compras en todo el mundo para su ej¨¦rcito y para su programa nuclear, algo que era complicado, pues Israel no ha firmado el Tratado de No Proliferaci¨®n Nuclear, lo que conlleva ciertas sanciones.
Eran a?os complejos. En los setenta, Israel se enfrentaba a una creciente presi¨®n del mundo ¨¢rabe y de Occidente por su ocupaci¨®n de los territorios palestinos. Uno de los pa¨ªses con los que mejor se entend¨ªa para la compra de armas era Sud¨¢frica, cuyo Gobierno manten¨ªa en vigor un estricto r¨¦gimen de discriminaci¨®n contra la poblaci¨®n negra. Milchan orquest¨® entonces una campa?a medi¨¢tica para mejorar la imagen del Gobierno de Pretoria, algo que facilit¨® la venta de uranio por parte de este a Israel. Hoy admite que fue un error no darse cuenta antes de la injusticia del apartheid. Israel acab¨® imponiendo sanciones contra Pretoria en 1987.
Y esto es solo su vida secreta. Milchan fue un empresario de ¨¦xito muy precoz. Su familia ten¨ªa compa?¨ªas relacionadas con la agricultura y ¨¦l mismo populariz¨® el uso de un fertilizante en espray que cuadruplic¨® la producci¨®n de naranjas en Israel y ayud¨® a poblar de huertos el desierto. Pronto diversific¨® a qu¨ªmicos, pl¨¢sticos, electr¨®nica y¡ cine. Su primera producci¨®n fue Black joy, un filme brit¨¢nico de 1977 que fue admitido a concurso en el Festival de Cannes. De forma premonitoria, uno de sus primeros grandes ¨¦xitos fue ?rase una vez en Am¨¦rica, dirigida por Sergio Leone en 1984. Luego vino Hollywood.
En su exitosa carrera ha combinado t¨ªtulos muy respetados, como Brazil, L.A. Confidential o JFK, con ¨¦xitos rotundos de taquilla como Pretty Woman o La guerra de los Rose. Entre sus amigos en Hollywood se cuentan Robert De Niro, Martin Scorsese, Barbra Streisand y Tom Cruise. Brad Pitt ha anunciado recientemente su intenci¨®n de abandonar Paramount para unirse a New Regency, la productora que Milchan fund¨® en 1991. Inicialmente el empresario israel¨ª firm¨® un pacto de distribuci¨®n con Warner Brothers, que en 1997 abandon¨® por XXI Century Fox, propiedad de Rupert Murdoch. Una de las pel¨ªculas de culto de este a?o, Doce a?os de esclavitud, es tambi¨¦n producci¨®n suya.
Milchan lo ha tenido todo, la acci¨®n, el dinero y la gloria. Se ha permitido invertir en pel¨ªculas junto a directores con los que se ha labrado una fama de persona ahorrativa y, a veces, dif¨ªcil. Y ha protagonizado entre bambalinas la pel¨ªcula de su vida. Lo dec¨ªa ¨¦l mismo en aquella entrevista: ¡°?Imagina lo que era ser un joven de veintitantos cuyo pa¨ªs le deja ser James Bond? ?Tanta acci¨®n! Fue emocionante¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.