Las fases que vivimos ante un cambio
Nos cuesta el cambio y cuando ocurre nos adentramos en fases algunas inc¨®modas. En la medida que entendamos cu¨¢les son, podremos acelerar su proceso y por supuesto, la salida. Dichas fases son similares si nos enfrentamos a un nuevo trabajo, a una nueva relaci¨®n afectiva, una enfermedad o a una p¨¦rdida, aunque l¨®gicamente la profundidad de la curva y su duraci¨®n ser¨¢ bien distinta. Lo hemos recogido en una bonito gr¨¢fico, pero por supuesto, nunca es tan lineal. Hay d¨ªas que nos sentimos fuertes y avanzamos a paso de gigantes; y otros, parece que retrocedemos kil¨®metros atr¨¢s. Pero es normal. As¨ª son nuestras emociones.
Lo que vamos a presentar son las fases para poder reconocerlas y lo m¨¢s importante, poder acelerarlas. Todas ellas son similares a las que viven los h¨¦roes de las pel¨ªculas de gui¨®n ¡°bien hecho¡± (Matrix, La Guerra de las Galaxias o las de Disney, por ejemplo). Se inspiran en el minucioso trabajo de Joseph Campbell despu¨¦s de estudiar la mitolog¨ªa, las religiones o las tradiciones antiqu¨ªsimas, y las cuales recogen el proceso que requieren las emociones para ir deshaci¨¦ndose.
Nuestra mente va m¨¢s deprisa que nuestros sentimientos. Podemos comprender la bondad de las cosas que nos ocurren o incluso el sentido de la muerte de un ser querido enfermo y muy mayor. Sin embargo, por mucho que comprendamos, no significa que no suframos o que no nos adentremos en desiertos emocionales. Por ello, cualquier cambio que implique una transformaci¨®n y un aprendizaje vivir¨¢ fases con una determinada duraci¨®n, pero si somos capaces de comprenderlas, al menos tendremos m¨¢s recursos para atravesarlas y vivirlas desde una actitud de protagonista y no como v¨ªctima. Ve¨¢moslas a continuaci¨®n con algunas claves:
Llamada a la aventura
Es el comienzo de cualquier cambio, el cual seg¨²n la medicina tradicional china puede ser motivado por la llamada del cielo, cuando es algo buscado (nuevo proyecto, nueva relaci¨®n afectiva, tener un hijo); o llamada del trueno, cuando es inesperado y desconcertante (un error, un despido, la p¨¦rdida de un ser querido). Los primeros l¨®gicamente son m¨¢s sencillos, pero no est¨¢n exentos de peque?os o grandes truenos. En dicha fase lo m¨¢s importante es decirse:
?Cu¨¢l es la invitaci¨®n que tengo para dar lo mejor de m¨ª mismo o de m¨ª misma?
?Cu¨¢l es la invitaci¨®n que tengo para dar lo mejor de m¨ª mismo o de m¨ª misma?
No hay h¨¦roe que no tenga un momento de debilidad o de duda. El motivo es sencillo: la mente act¨²a como un parapeto para aceptar los cambios. En dicha fase est¨¢n las quejas, los enfados, culpar al otro o caer en el victimismo, que busca evitar responsabilidades o simplemente, protegernos de emociones que a veces nos superan. As¨ª sucede, por ejemplo, cuando vivimos algo doloroso, como una separaci¨®n o un fracaso. En dichos momentos, existen personas que pueden creer que est¨¢n bien, sin embargo, su humor es amargo o cae en estados iracundos. La negaci¨®n "niega" la realidad, nuestras emociones o nuestras responsabilidades y es posiblemente, la fase m¨¢s dif¨ªcil de superar. En otro post, la analizaremos con m¨¢s detenimiento dada su complejidad, sin embargo, las preguntas que aceleran son sencillas:
?Qu¨¦ papel he jugado en todo ello? ?Qu¨¦ puedo aprender? ?Qu¨¦ me est¨¢ doliendo?
Miedo
Es la emoci¨®n reina en nuestra vida y que siempre nos acompa?ar¨¢. Sin embargo, cuando dejamos de echar culpa al mundo que nos rodea y miramos un poco hacia dentro, aparece el miedo con gran intensidad. Existen dos tipos de miedo: el sano, que es la prudencia y el t¨®xico, que es el que nos lastra. El desaf¨ªo no es no tenerlo, puesto que neurol¨®gicamente es imposible, sino que al menos no nos impida seguir adelante. La reflexi¨®n que nos ayuda es:
?Qu¨¦ es lo que no quiero perder? A pesar de mi miedo, ?qu¨¦ decisiones podr¨ªa tomar?
Traves¨ªa por el desierto
Cuando caemos en la frustraci¨®n o aceptamos una p¨¦rdida surge el desierto, del que hablamos en otro art¨ªculo. No existe h¨¦roe ni en los cuentos ni en las religiones que no atraviesen su desierto metaf¨®rico. Es el momento de rendici¨®n, de aceptar el dolor y de tocar con nuestra humildad. El desierto siempre es un lugar de ¡°intercambio¡±. Perdemos cosas para ganar otras. Es imposible abrirnos a aprendizajes nuevos si no desaprendemos otros. Pueden durar minutos o meses. L¨®gicamente, cuando nos enfrentamos a una p¨¦rdida dolorosa el desierto se convierte en una noche oscura, con profundidades emocionales mucho m¨¢s complejas. Por ello, si queremos salir del dolor el ¨²nico camino es aceptarlo y no negarlo. La mirada positiva es v¨¢lida solo cuando se ha abrazado lo que nos duele, no cuando se niega. De ah¨ª, la fuerza transformadora de los desiertos. La reflexi¨®n en esta fase es:
?De qu¨¦ tengo que despedirme? ?Y qu¨¦ nuevas posibilidades se abren?
Nueva realidad y nuevos h¨¢bitos
Todo el mundo sale del desierto en mayor o menor medida, excepto casos de p¨¦rdidas extremas, que siempre dejan una cicatriz dif¨ªcil. Es entonces, cuando aparece una nueva realidad, que se acompa?a de unos nuevos h¨¢bitos. Aceptamos un despido o un fracaso profesional cuando hemos transitado por el dolor y comenzamos a hacer cosas diferentes. En dicho momento, hemos integrado el proceso y vamos experimentando con una nueva realidad. Para acelerar la curva, existen algunas claves de las que hemos hablado en otros art¨ªculos o lo haremos en un futuro, como:
- Visualizar el nuevo proyecto: Definirlo en objetivos concretos y planes.
- Poner pasi¨®n. Un gran ant¨ªdoto ante el miedo es el disfrute y la ilusi¨®n.
- Aprendizaje a trav¨¦s de la frecuencia.
- Transformar emociones negativas en positivas, aprender a relativizar y a tomar distancia.
- Apoyarse en las personas que nos rodean.
- Confianza en uno mismo.
- Compromiso hacia los otros
Y cuando termina la curva comienza otra. De hecho, cada d¨ªa vivimos al mismo tiempo diferentes curvas tanto a nivel personal como profesional, y que es el gran s¨ªntoma de que estamos vivos. La vida es algo a descubrir que no a someter en hojas de Excel, donde todo deba encajar. En cada paso que damos entran en juego emociones que nos superan y realidades que tambi¨¦n nos sorprenden. En la medida que desarrollemos nuestra curiosidad y nuestra capacidad de aprender, podremos acelerar ese potencial que todos tenemos y por supuesto, sentirmos con m¨¢s serenidad.
Fuente: Jeric¨®, P (2010): H¨¦roes Cotidianos, Planeta.
Imagen: Jos¨¦ Castillo
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