Paseando a ¡®Mrs Thatcher¡¯
Denis Oliver, quien fue ch¨®fer de la Dama de Hierro durante 14 a?os y coincid¨ªa con ella en muchos asuntos, recuerda a su jefa con afecto
Nos conocimos durante m¨¢s de 40 a?os. Yo era conductor de un ministerio antes de que Margaret llegara a la C¨¢mara de los Comunes, y la llev¨¦ a menudo en distintas etapas de su carrera. No ¨¦ramos unos extra?os, por as¨ª decir.
Nos llev¨¢bamos realmente bien. En pol¨ªtica, ten¨ªamos opiniones muy similares. Yo siempre he sido, no exactamente antieuropeo, pero s¨ª contrario al mercado com¨²n. Habl¨¢bamos en el coche y ella siempre prestaba atenci¨®n. Si yo ten¨ªa alguna informaci¨®n que hab¨ªa o¨ªdo en la radio y se le hab¨ªa escapado a ella, sol¨ªa cont¨¢rsela. Est¨¢bamos en la misma onda.
Hab¨ªa una sola cosa en la que no est¨¢bamos de acuerdo: el impuesto per c¨¢pita (poll tax). Cuando lo sugiri¨®, al principio, pens¨¦ que no iba a funcionar. Que iba a molestar a un mont¨®n de gente, en concreto a m¨ª mismo. Por aquel entonces yo ten¨ªa dos hijos en casa, y mis impuestos pasaron de unas 800 libras al a?o a alrededor de 2.000 libras. Ella dec¨ªa: ¡°Pero si es una cosa muy justa¡±, y usaba el ejemplo de la anciana con un cubo de basura que pagaba menos que la familia de al lado con cinco cubos de basura. ¡°Es lo justo¡±. Y yo respond¨ªa: ¡°Piense en el marqu¨¦s de Bath, que tiene esa finca tan enorme y paga lo mismo que yo¡±. Eso la hac¨ªa detenerse un poco, el coche se quedaba en silencio cuando se lo dec¨ªa.
Lo que no ten¨ªa era sentido del humor. Creo que no sab¨ªa ni lo que era. Uno intentaba contarle un chiste, normalmente un chiste pol¨ªtico, y al final ella preguntaba: ¡°?Pero por qu¨¦ ha hecho eso¡?¡±, y se cargaba el chiste. A veces soltaba alguna risita. Una vez le cont¨¦ una cosa que le hab¨ªa dicho Geoffrey Howe a su ch¨®fer en una ocasi¨®n que iban a recibir a Hastings Banda, que llegaba en avi¨®n desde Malaui. Banda ocupaba todos los cargos en su pa¨ªs, y Geoffrey Howe dijo: ¡°Es una banda de un solo miembro¡±. Con eso ella s¨ª se ri¨® un poco. Dijo: ¡°?Oh, ja, ja, qu¨¦ divertido!¡± Pero no pas¨® de ah¨ª. Era una mujer muy seria.
Cuando estall¨® la bomba en la conferencia del partido en Brighton, yo fui el primero en llegar al lugar. Eran poco m¨¢s de las dos de la ma?ana y acababa de volver a mi habitaci¨®n, que estaba unos pisos por encima de la suya, en el Grand Hotel. O¨ª c¨®mo se hac¨ªan a?icos las ventanas y las puertas se reventaron. Baj¨¦ corriendo a la habitaci¨®n de lady Thatcher. Me encontr¨¦ con ella y [el secretario de Estado] Robin Butler guardando todas las cosas en una caja roja, porque hab¨ªan estado repasando los papeles antes de su discurso. Todav¨ªa llevaba el vestido de gala. Le pregunt¨¦: ¡°?Est¨¢ bien, se?ora?¡± Y me contest¨®: ¡°Si, por supuesto. Me sorprende que no haya pasado nunca hasta ahora¡±. ?Qu¨¦ comentario!
Segu¨ª siendo su conductor durante ocho a?os despu¨¦s de que dejara de ser primera ministra. Continu¨® como diputada una temporada y despu¨¦s pas¨® a la C¨¢mara de los Lores. En los ¨²ltimos tiempos, iba a verla de vez en cuando. Siempre se alegraba de ver a alguien. Al final estaba muy sola. Era un poco triste. Nunca tuvo un mont¨®n de amigos. Ten¨ªa los de toda la vida --su antiguo asesor Robin Harris, su secretario de prensa Bernard Ingham--, pero no ten¨ªa una relaci¨®n muy estrecha con su familia.
No la ve¨ªa desde Navidades. Iba a ir a visitarla en abril, pero justo antes falleci¨®. Qu¨¦ pena. Pero nos lo pasamos bien durante muchos a?os.Yo disfrut¨¦. Llevar a Lady Thatcher fue una buena forma de cerrar mi carrera.
? Guardian News & Media 2013.
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