La ¡®desunificaci¨®n¡¯ alemana
Por sus venas corre la sangre de Otto Von Bismarck, art¨ªfice de la unidad de Alemania, pero sus descendientes no han sido capaces de mantener unida su propia familia.
Por las venas de Carl-Eduard Otto Wolfgang Jayme Anders, conde Von Bismarck-Sch?nhausen, conocido entre sus amigos por el apodo de Celle, corre una exquisita sangre azul, un privilegio reservado a los descendientes directos de estirpes famosas que han protagonizado cap¨ªtulos de gloria en la larga, controvertida y violenta historia germana. Celle es bisnieto de Otto von Bismarck, el famoso y legendario Canciller de Hierro, cuyo mayor m¨¦rito fue haber logrado la unificaci¨®n alemana en 1871, tras derrotar a los franceses en la guerra franco-prusiana.
Pero el arist¨®crata bisnieto del Canciller de Hierro e hijo mayor de Ferdinand von Bismarck, el jefe del clan, en lugar de engordar las glorias de su famoso antepasado y multiplicar la fortuna de la familia, acaba de cometer el pecado de violar el principal mandamiento que rige en la aristocracia global: la ropa sucia se lava en la intimidad de los regios salones familiares.
Celle asegura que su madre es incapaz de conversar a partir de las 17.00, "la hora del vino tinto"?
En una explosiva entrevista concedida al peri¨®dico Bild am Sonntag, el arist¨®crata, de 52 a?os, calific¨® a su hermano menor, Gregor Archibal Johannes, de ¡°codicioso¡±, denunci¨® que su padre sufr¨ªa ¡°demencia senil¡± y acus¨® a su madre, la princesa Elisabeth, de ser una rabiosa defensora de la pol¨ªtica antisemita de Hitler. ?Los motivos del ataque? Una furiosa lucha por la herencia familiar, una fortuna calculada en m¨¢s de mil millones de euros y que el bisnieto necesita con urgencia.
¡°La eterna discusi¨®n sobre la herencia es tan desagradable que me ha impedido ejercer mi profesi¨®n. La relaci¨®n con mi hermano Gregor est¨¢ hecha pedazos y, desgraciadamente, mi madre ha desempe?ado un rol tr¨¢gico¡±, confes¨® el descendiente del Canciller de Hierro al peri¨®dico dominical que leen m¨¢s de cuatro millones de personas. ¡°Es una situaci¨®n espantosa que ya no puedo seguir ocultando¡±.
No fue todo. Celle, que en su d¨ªa fue calificado por la prensa germana como ¡°un bueno para nada¡±, acus¨® a su madre de haberle cerrado las puertas del castillo familiar y de intentar arruinar su matrimonio con Nathalie Barlman, una canadiense nacida en Tel Aviv, con p¨¦rfidos ataques antisemitas. ¡°Mi madre sol¨ªa decir al referirse a mi esposa: ¡®Hitler deber¨ªa haber aniquilado a todos los jud¨ªos¡±, dijo.
?La dinast¨ªa m¨¢s famosa de Alemania, nost¨¢lgica del Tercer Reich y sumida en una amarga y peligrosa lucha familiar a causa de una herencia multimillonaria? Las declaraciones de Celle von Bismarck al Bild am Sonntag hicieron correr r¨ªos de tinta en la prensa alemana, que descubri¨® que los arist¨®cratas son seres de carne y hueso y que muchas veces utilizan las armas menos convencionales para buscar provecho para s¨ª mismos.
Los Bismarck, la decadencia de una dinast¨ªa, titul¨® el prestigioso peri¨®dico Die Welt al hacerse eco de las peleas de la saga familiar."Guerra por la herencia en la familia Bismarck", escribi¨® el semanario Focus.
Bajo la premisa period¨ªstica de que los esc¨¢ndalos de famosos se venden bien, la saga de la familia Von Bismarck, que recuerda la serie Dallas, pero con un escenario real y exquisito, origin¨® una in¨¦dita cobertura period¨ªstica sobre los miembros del clan. El resultado dej¨® al desnudo que la familia, a pesar de su abolengo, de sus millones y de la veneraci¨®n que a¨²n despierta la memoria del Canciller de Hierro en Alemania, est¨¢ marcada por una enfermedad cr¨®nica: los esc¨¢ndalos.
Estos abundan, por ejemplo, en la corta vida de Gottfried Alexander Leopold, quien muri¨® en Londres en 2007. El joven arist¨®crata, el menor de los hermanos, caus¨® sensaci¨®n en Londres por su afici¨®n a las medias de seda, los pintalabios, la coca¨ªna y la hero¨ªna. Las org¨ªas del joven conde y m¨¢s de una muerte violenta ocurrida en su casa, sin embargo, no hicieron mella en la unidad de la familia. El joven muri¨® a causa de una sobredosis de hero¨ªna.
La prensa tambi¨¦n ha recordado estos d¨ªas la carrera profesional de Celle, que en sus mejores d¨ªas estudi¨® Administraci¨®n de Empresas, una profesi¨®n que nunca lleg¨® a ejercer. Gracias a su afici¨®n a las fiestas y a una bien estudiada vagancia, recibi¨® el t¨ªtulo de oveja negra de la familia. Durante su breve carrera de parlamentario de la CDU en el Bundestag (2005-2007), Celle se hizo merecedor del dudoso honor de ser el ¡°diputado m¨¢s flojo¡± del pa¨ªs. En 2008, el arist¨®crata rompi¨® con el partido.
No ha sido todo. A causa de la agria disputa familiar, la prensa germana tambi¨¦n ha recordado que el arist¨®crata siempre ha tenido problemas con el alcohol, una debilidad heredada de su madre y que le ocasion¨® serios problemas con la justicia. Despu¨¦s de provocar un accidente de autom¨®vil bajo la influencia del alcohol, el arist¨®crata se dio a la fuga.
¡°El alcoholismo es una enfermedad que va y viene¡±, admiti¨®, tras revelar que gracias a la ayuda de su tercera esposa hab¨ªa logrado superar la enfermedad. Pero en su m¨¢s reciente ajuste de cuentas con sus padres, Celle revel¨® que su madre era incapaz de sostener una conversaci¨®n normal a partir de las cinco de la tarde. ¡°Esa hora es conocida en la familia como ¡®la hora del vino tinto¡¯. Mi madre solo murmura¡±, asegur¨®.
La respuesta de la princesa Elisabeth no se hizo esperar. ¡°Nuestro hijo ha cubierto de verg¨¹enza el apellido Von Bismarck. Me averg¨¹enzo de ¨¦l y de todas las mentiras que ha propagado¡±, dijo la gran dama a la revista Bunte. ¡°Estoy absolutamente decepcionada con ¨¦l y soy incapaz de entender su comportamiento¡±.
Gregor, el hermano menor, tambi¨¦n rompi¨® su silencio y dej¨® saber que las acusaciones lanzadas por su hermano mayor eran tan falsas que sembraban serias dudas sobre su cordura. ¡°Ning¨²n miembro de la familia se involucrar¨¢ en su guerra sucia¡±, dijo el conde Gregor. ¡°?Por qu¨¦ hace esto?¡±. Respuesta de la oveja negra: ¡°Tengo deudas¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.