Tareas para Europa
Tras una cumbre de transici¨®n, hay que agilizar la agenda econ¨®mica y electoral de la UE
La cumbre europea de esta semana tuvo un cierto tinte de transici¨®n. Por un lado, no se celebraba, a diferencia de las varias decenas de reuniones del Consejo Europeo habidas desde el estallido de Lehman Brothers, a u?a de caballo de alguna urgencia especial: sus miembros se merec¨ªan quiz¨¢ un cierto respiro. Por otra, abordaba asuntos de enorme inter¨¦s ¡ªDefensa, uni¨®n bancaria, contratos?/ programa para financiar mejor a los pa¨ªses m¨¢s vulnerables¡ª, pero arroj¨® unos resultados m¨¢s bien magros. O al menos, justitos.
Probablemente no pod¨ªa esperarse mucho m¨¢s al producirse horas despu¨¦s de la digesti¨®n final de las elecciones en Alemania, que han mantenido a la Uni¨®n en una cierta expectativa. Y apenas un semestre antes de la convocatoria electoral al Parlamento Europeo, que imprimir¨¢ un aceler¨®n al debate sobre el futuro de Europa, pero quiz¨¢ tambi¨¦n un ritmo m¨¢s d¨¦bil a su din¨¢mica institucional.
Pero una cosa es que las pausas sean comprensibles y otra, aconsejables. La labor del Consejo Europeo, y de los consejos y otras instituciones que se imbrican con ¨¦l, no debe frenarse, porque los problemas del Viejo Continente tampoco aflojan.
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En lo econ¨®mico, el principal reto de los pr¨®ximos meses consiste en afianzar la fr¨¢gil situaci¨®n de los pa¨ªses que han estado o est¨¢n sometidos a programas de ajuste?/?rescate, total o sectorial. Las buenas noticias logradas al respecto por Espa?a e Irlanda no deben hacerles rebajar el impulso reformista ni hacer caer a la Uni¨®n en la complacencia. Especial atenci¨®n requiere nuevamente al caso de Grecia y la probable necesidad de un tercer paquete de apoyo. La crisis social en algunos de estos pa¨ªses deber¨ªa ser incorporada a la agenda no solo de las ¨¦lites nacionales de cada pa¨ªs, sino tambi¨¦n de la gobernanza europea.
En lo financiero, dos tareas fundamentales deben complementarse. Una es culminar el desarrollo de la arquitectura de la uni¨®n bancaria ¡ªen cuanto a la resoluci¨®n?/ liquidaci¨®n de las entidades enfermas¡ª, con mayor precisi¨®n y ambici¨®n de la demostrada en la ¨²ltima cumbre.
La otra, garantizar un desarrollo fluido y cre¨ªble de los primeros trabajos supervisores del BCE, solo o en complicidad con la Autoridad Bancaria Europea: los ex¨¢menes de calidad de los activos y las pruebas de resistencia. Las instituciones deber¨¢n combinar la indispensable firmeza y la suficiente agilidad como para garantizar que los sustos posibles sean reconducibles, y al mismo tiempo, que despu¨¦s no quede nada fundamental por sanear.
Y luego queda la pol¨ªtica. Las elecciones a la Euroc¨¢mara del mes de mayo conllevan un grave riesgo: la afloraci¨®n de movimientos ultra, eurohostiles y xen¨®fobos. Pero tambi¨¦n la oportunidad de hacerles frente, de proponer alternativas nuevas y de aprovechar las posibilidades que el Tratado de Lisboa ofrece al europe¨ªsmo, como la elecci¨®n semiautom¨¢tica del presidente del Ejecutivo comunitario, lo que deber¨ªa vitalizar la democracia: no solo en la Uni¨®n, sino tambi¨¦n de la Uni¨®n.
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