Cambio de orientaci¨®n
Los da?os de cinco a?os de crisis piden otra pol¨ªtica econ¨®mica apoyada en una reforma fiscal
Despu¨¦s de cinco a?os de recesi¨®n profunda, los da?os en la sociedad espa?ola son cuantiosos. Los ajustes presupuestarios en educaci¨®n, sanidad e inversi¨®n, m¨¢s un crecimiento desaforado del desempleo, han aumentado la pobreza, acrecentado la desigualdad y comprometido gravemente el presente de pensionistas y ancianos o el futuro de los m¨¢s j¨®venes. Los datos estad¨ªsticos confirman una pauperizaci¨®n creciente, el aumento de la pobreza energ¨¦tica y la destrucci¨®n de las posibilidades de riqueza generada por la inversi¨®n en investigaci¨®n y desarrollo. El presente es duro, el pr¨®ximo ejercicio econ¨®mico no ofrece expectativas de mejora sustancial ¡ªa pesar de que, formalmente, la recesi¨®n ha terminado¡ª y el medio plazo presenta en Espa?a un mercado laboral en una fase de recuperaci¨®n muy lenta y con unas condiciones contractuales peores que las de 2008, que no augura nada bueno para la evoluci¨®n del consumo.
La recesi¨®n no es la ¨²nica causa de todo esto. Tambi¨¦n ha contribuido activamente en el deterioro una pol¨ªtica econ¨®mica incoherente entre 2008 y 2011 y mal aplicada, cuando no contradictoria y torpe, a partir de 2012. Los hechos demuestran que la pol¨ªtica de estabilidad aplicada por el Gobierno de Mariano Rajoy, a cambio de recortes dolorosos en sanidad o educaci¨®n y otros sacrificios, no ha conseguido el objetivo de reducir el d¨¦ficit p¨²blico en los l¨ªmites comprometidos con Europa, una pieza clave, seg¨²n el equipo econ¨®mico, para poner las bases de la recuperaci¨®n; y la deuda p¨²blica sigue creciendo sin freno. En 2014 superar¨¢ el 100% del PIB. La pol¨ªtica de austeridad no ha mitigado los da?os de la crisis financiera; si la prima de riesgo ha descendido es porque el Banco Central Europeo ha demostrado, verbal y f¨¢cticamente, su disposici¨®n a actuar.
Editoriales anteriores
La depresi¨®n social poscrisis necesita en 2014 una pol¨ªtica econ¨®mica distinta. Es una inc¨®gnita si este Gobierno, con demasiados frentes abiertos, est¨¢ en condiciones de dise?arla y aplicarla. El pilar decisivo de esa nueva orientaci¨®n es una reforma fiscal dr¨¢stica, que permita aumentar los ingresos y, en consecuencia, ganar margen para la inversi¨®n p¨²blica y el gasto social. No es una reforma f¨¢cil porque se enfrenta a varios objetivos: exige una acci¨®n dur¨ªsima contra el fraude fiscal y tiene que favorecer el ahorro (¨²nico camino para reducir la deuda). Pero las l¨ªneas maestras se conocen: bajar el IRPF, bajar moderadamente el impuesto sobre sociedades (a cambio de la supresi¨®n inmediata de todos los beneficios fiscales que lastran el impuesto) y una subida del IVA que ofrezca una nueva distribuci¨®n de la imposici¨®n indirecta.
Una reforma fiscal profunda no es la ¨²nica receta que necesita la depresi¨®n espa?ola; pero si se aplica bien puede apuntalar la confianza pol¨ªtica en otros cambios necesarios, como la liberalizaci¨®n de los mercados y un nuevo modelo laboral que no castigue el consumo.
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