En defensa de la custodia compartida

Solemos referirnos al t¨¦rmino ¡°igualdad¡± como objetivo marcado que encauce nuestros actos en pro de una convivencia m¨¢s justa. Nuestra Constituci¨®n la garantiza en el art¨ªculo 14. Reprobar toda acci¨®n que obstruya u obstaculice este fin debe, o deber¨ªa ser, cuesti¨®n de todos los estamentos e individuos.

Dicho esto, quisiera esgrimirlo para que las generaciones venideras, representadas por nuestros hijos, hagan lo posible para que las rupturas afectivas de los padres no marginen el derecho de los hijos a su vinculaci¨®n con ambos, ni la paternidad de una de las partes. Un hijo no ha de perder la referencia de uno de sus progenitores bajo ning¨²n concepto. Su estabilidad emocional, y no digamos la de los padres, se resquebraja. Un ni?o o su padre no merecen, en justicia, el desarraigo que la medida les procura.

La custodia compartida, en los casos de separaci¨®n, es la ¨²nica medida que minimiza los inevitables da?os de una ruptura, garantizando al ni?o y a sus padres el mantenimiento de un v¨ªnculo m¨¢s importante para estos que la vida misma. Actualmente, en 14 de las 17 comunidades aut¨®nomas de este pa¨ªs no est¨¢ legislada la medida y, si la madre se opone a la misma, se deniega y se le concede a ella la custodia del menor.

Yo pido igualdad para ambos a la hora de compartir derechos y obligaciones con nuestros hijos, y justicia paraque no se les aparte de uno de sus progenitores.¡ª Fernando Gordillo Hern¨¢ndez.