Miedo a la victoria
Derrotada ETA, afrontamos dilemas complejos como el de mirar al futuro sin olvidar el pasado
Los presos de ETA han hecho p¨²blico un nuevo comunicado y como siempre las opiniones han sido diversas y parecen a primera vista irreconciliables: desde los que ven el comunicado como un nuevo movimiento de un plan infernal preestablecido y acordado en tiempos pret¨¦ritos, a los que ven en la comunicaci¨®n la entra?able expresi¨®n de un arrepentimiento casi celestial. Pero en toda declaraci¨®n p¨²blica, m¨¢s en las de este tipo, por un lado est¨¢ lo que quieren decir los autores, recogido literalmente en el texto, lo que ocultan, que sorprende a los especialistas por su ausencia, y lo que significa de verdad en un determinado contexto.
No es la virtud, es la necesidad el origen del impulso; no es suficiente, pero es un avance que el agente dinamizador m¨¢s importante que ha tenido ETA durante m¨¢s de la mitad de su prolongada vida ¡ªy esto es lo que han sido los presos desde los a?os ochenta, una vez perdida la esperanza de conseguir la independencia¡ª reconozca el imperio de la ley cuando dice: ¡°Podr¨ªamos aceptar que nuestro proceso de vuelta a casa se efectuase utilizando cauces legales, aun cuando ello impl¨ªcitamente conlleve la aceptaci¨®n de nuestra condena. Compartimos que tanto la ley como su aplicaci¨®n cumple una funci¨®n esencial de cara al futuro¡±, o cuando manifiestan: ¡°Reconocemos el nuevo escenario surgido tras el cese de la lucha armada de ETA y en adelante (...) utilizaremos v¨ªas y m¨¦todos pol¨ªticos y democr¨¢ticos¡±, confirmando sin querer dos verdades incontrovertibles: la ¨²nica novedad en el escenario es el mutis obligado de ETA. Todo lo dem¨¢s sigue igual que el d¨ªa en que se aprob¨® el Estatuto de Autonom¨ªa, y al declarar que optar¨¢n por medios pol¨ªticos y democr¨¢ticos reconocen la inutilidad de su ¡°lucha armada¡±.
La ¨²nica epifan¨ªa posible para un terrorista es la consecuci¨®n de sus objetivos, que lo convierten en h¨¦roe y logran que en el torbellino de la victoria desaparezca la imagen de sus v¨ªctimas. En la derrota, sin embargo, el recuerdo de las v¨ªctimas les acosa en la niebla de su inmoralidad.
La pol¨¦mica sobre el comunicado de los terroristas es parte de la incapacidad de unirnos
En el comunicado no dicen, desde luego, lo que esperan las v¨ªctimas y deseamos con ansiedad los dem¨®cratas. Ni se arrepienten ni prometen colaboraci¨®n ni piden a la banda la entrega de las armas. En fin, los subterfugios empleados nos obligan a ser prudentes a la hora de juzgarlo, moderados en esperanzas y realistas sobre las dificultades de un futuro con las heridas a¨²n abiertas. En estos momentos finales de confusi¨®n aparecen los aventureros de desgracias ajenas; si en grupos de la izquierda sigue prevaleciendo la idea de que ¡°contra Franco viv¨ªamos mejor¡±, hasta el punto de mantenerlo momificado para asustar por pereza intelectual o por la seguridad que necesitan los que carecen de imaginaci¨®n, en el lado contrario otros se comportan de la misma forma, se niegan a ver la derrota de ETA y la apuntalan, queriendo que confundamos los quejidos de una fiera moribunda con los rugidos de una criminal y poderosa bestia.
Pero hablaba al comienzo del art¨ªculo de la interpretaci¨®n de la voluntad subyacente en el texto de los presos de ETA y para descubrirla es imprescindible que me conteste, de la forma m¨¢s sincera posible, a la siguiente pregunta: ?Hemos derrotado a ETA? Hace una d¨¦cada ellos pretend¨ªan con pistolas y bombas la integraci¨®n de Navarra en Euskadi, la autodeterminaci¨®n y la amnist¨ªa. Pero la banda emiti¨® su comunicado de abandono de la lucha armada el 20 de octubre de 2011 y Navarra sigue hoy gobernada por UPN, y si un d¨ªa inicia un proceso de integraci¨®n en la comunidad aut¨®noma vasca ser¨¢ por nuestra mala cabeza; el PNV, adaptado al nuevo escenario, propone una ponencia para buscar un nuevo marco de relaciones con el resto de Espa?a, alej¨¢ndose de la autodeterminaci¨®n de ETA; y los presos, por su parte, renuncian a la amnist¨ªa y se acogen individualmente a los beneficios generales de la ley.
Todo indica que la banda est¨¢ derrotada. ?Por qu¨¦ entonces tanta pol¨¦mica? Los motivos son los inherentes a esta clase de fen¨®menos y los particulares del caso espa?ol. Los primeros hacen referencia a la confusi¨®n que asiste a todos los finales de las expresiones terroristas, desde luego a las de ¨ªndole nacionalista y un cierto apoyo popular, que no son consecuencia de una derrota convencional, al estilo de las guerras cl¨¢sicas, sino que se producen cuando su entorno considera que la violencia se ha convertido en un obst¨¢culo para lograr sus objetivos e inicia otras v¨ªas para su consecuci¨®n. Por desgracia, la expresi¨®n de la derrota no solo es confusa para los que han padecido la lacra terrorista ¡ªlos otros, envueltos en su dogmatismo sectario, tienen menor dificultad para adaptarse a los ¡°nuevos escenarios¡±¡ª; es adem¨¢s ofensiva, porque el desistimiento supone que se integrar¨¢n en el sistema, siendo cargos institucionales y representativos. Lo que la rabia y la indignaci¨®n pueden hacernos creer que es su ¨¦xito, no es m¨¢s que la expresi¨®n de su derrota y de nuestra victoria. Justamente el desistimiento, el fracaso, el reconocimiento expl¨ªcito de que tanto dolor provocado solo ha servido para estar donde est¨¢n, sin que nada haya cambiado a su alrededor, es lo que viene a certificar, por encima de su voluntad, el ¨²ltimo comunicado de los presos de ETA. Las otras razones de la confusi¨®n reinante tienen que ver con nuestra sempiterna incapacidad para enfrentarnos unidos a los grandes retos nacionales.
En esta nueva etapa nos preguntamos c¨®mo ser clementes sin ser injustos?
Una vez que las fuerzas de seguridad y la justicia, a pesar de la contradictoria y en ocasiones endeble acci¨®n de los pol¨ªticos, han conseguido en largo y duro enfrentamiento que lleguemos a este punto, a¨²n queda mucho por hacer y es lo m¨¢s complicado. Era m¨¢s f¨¢cil mostrar coraje enfrent¨¢ndonos a una banda terrorista. Sab¨ªamos sin duda d¨®nde estaba el bien y d¨®nde se localizaba el mal. No hab¨ªa zonas grises. Todo era di¨¢fano. Importaba m¨¢s el valor que la inteligencia, la apuesta moral que las conveniencias contradictorias; al fin y al cabo, a las balas no se las puede parar con ideas. Hoy nos enfrentamos a dilemas complejos: ?C¨®mo mirar hacia el futuro sin olvidar el pasado? ?C¨®mo construir una sociedad libre sobre los cascotes morales provocados por 50 a?os de terrorismo? ?C¨®mo empezar una etapa nueva con la mayor¨ªa de la sociedad vasca sin que la memoria sea un obst¨¢culo? (Una memoria v¨ªvida y manipulada puede ser la base de sufrimientos futuros. Por la memoria sabemos qui¨¦nes somos y sin dosis suficientes de olvido ser¨ªa imposible vivir). ?C¨®mo ser clementes sin ser injustos? ?C¨®mo armonizar el sufrimiento de las v¨ªctimas con la esperanza de la sociedad? Hoy es la inteligencia la que debe imponerse al valor f¨ªsico, la moral al sentimentalismo, la esperanza al rencor, el imperio de la ley a la venganza o a la desmemoria, la elaboraci¨®n del discurso c¨ªvico m¨¢s amplio posible al enfrentamiento, la historia veraz del sufrimiento a las fabulaciones, el pragmatismo, que no lo debemos confundir con el relativismo moral, al atrincheramiento del dolor¡ Las v¨ªctimas merecen un relato veraz de estos 50 a?os y la sociedad lo necesita para conservar su dignidad.
Todo son preguntas y cada una de las respuestas es un compromiso. Por ello es dif¨ªcil gestionar nuestra victoria sobre ETA y en ocasiones podemos tener la inclinaci¨®n a que todo se desarrolle sin una intervenci¨®n directa, que nos obligar¨ªa a grandes esfuerzos. Estas duras exigencias son las que han provocado a lo largo de la historia el miedo a la gesti¨®n de las victorias. Podemos seguir sin hacer nada, pero el resultado ser¨ªa parad¨®jico: habiendo ganado el Estado a la banda terrorista, los dem¨®cratas podr¨ªamos terminar derrotados. Ser¨ªa lamentable que el miedo paralizador fuera ahora mayor que cuando ETA parec¨ªa tener el poder de poner ¡°patas arriba¡± a todo un Estado.
Nicol¨¢s Redondo Terreros es presidente de la Fundaci¨®n para la Libertad.
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