Europa insegura
La UE debe actualizar su estrategia exterior para frenar la deriva hacia la irrelevancia
Durante los ¨²ltimos cinco a?os, Europa se ha visto sacudida por convulsiones financieras y econ¨®micas que han causado estragos en la vida y hacienda de muchos de sus ciudadanos. La buena noticia es que, por fin, se constatan avances en el desarrollo de la arquitectura econ¨®mica y monetaria de la UE que deber¨ªan contribuir a un retorno al crecimiento. Pero esta concentraci¨®n de esfuerzos por parte de los l¨ªderes de la UE en los problemas internos ha derivado en desatenci¨®n al ¨¢mbito de la pol¨ªtica exterior, en particular a la seguridad. As¨ª, a las puertas del 2014, la preocupaci¨®n por la econom¨ªa cede el paso a la motivada por la inseguridad estrat¨¦gica de la Uni¨®n.
Se esperaba que el Consejo Europeo de diciembre pasado se centrase en cuestiones internacionales, especialmente de seguridad. Pero esta orientaci¨®n no se materializ¨®; y el conjunto de iniciativas heterog¨¦neas que se acordaron en la reuni¨®n, en general carentes de amplitud y alcance aunque interesantes, deber¨¢n integrarse en un marco estrat¨¦gico d¨¦bil y anticuado.
La vigente Estrategia Europea de Seguridad (EES), redactada en 2003 y solo retocada en 2008, refleja las circunstancias de su concepci¨®n. La EES se desarroll¨® con la guerra de Irak como tel¨®n de fondo y en medio de un acalorado debate sobre la Constituci¨®n Europea, en un proceso apresurado y reactivo, secuestrado por quienes buscaban posicionar a Europa como contrapeso ¡ªo incluso poder rival¡ª de EE UU.
Como segunda fuente mundial de inversi¨®n extranjera, la Union
En la d¨¦cada posterior a la ratificaci¨®n de la EES, el entorno geopol¨ªtico ha experimentado un cambio fundamental, con el reequilibrio econ¨®mico hacia Asia, las revueltas en el mundo ¨¢rabe y la autoafirmaci¨®n de Rusia, mientras que el auge de las pulsiones aislacionistas en EE UU no ha hecho sino complicar el panorama. As¨ª, la EES no refleja la realidad del mundo de hoy ¡ªhecho que evidencia simb¨®licamente su frase introductoria ¡°Europa nunca ha sido tan pr¨®spera¡±¡ª.
Los tres ejes de la EES ¡ªasistencia al desarrollo, poder blando, y multilateralismo eficaz¡ª siguen siendo importantes. Pero los l¨ªderes deben redefinir estos conceptos a la luz de los desaf¨ªos a que hoy nos enfrentamos.
En t¨¦rminos de desarrollo, Europa tiene que alejarse de la idea de que la ayuda debe ser utilizada para reforzar los v¨ªnculos comerciales y reconocer la importancia de la inversi¨®n extranjera. De hecho, los flujos netos de capital privado hacia los pa¨ªses en desarrollo superan hoy en casi 10 a 1 a la ayuda oficial al desarrollo en el mundo.
En tanto que segunda fuente mundial de inversi¨®n extranjera directa, la UE ejerce una influencia considerable. Y m¨¢s importante a¨²n, los inversores europeos dan credibilidad a los proyectos y territorios, sirviendo as¨ª para atraer nuevas inversiones. Un buen ejemplo es la central solar el¨¦ctrica de Ouarzazate (Marruecos) y su programa de Eficiencia Energ¨¦tica de Agua Potable: la inversi¨®n inicial de 37 millones de euros (50,6 millones de d¨®lares) del Banco Europeo de Inversiones (BEI) atrajo m¨¢s de 600 millones de euros de financiaci¨®n de distintas fuentes.
El ¨¦nfasis de la EES en el poder blando requiere tambi¨¦n una urgente reevaluaci¨®n. El reciente auge de protestas en el mundo ¨¢rabe despert¨® expectativas entre los europeos de que estos pa¨ªses aspirar¨ªan a emular las instituciones, valores y normas occidentales. Y, si bien esto no ocurri¨®, los principios europeos ciertamente no han perdido su atractivo, como evidencian las recientes protestas en Ucrania, desencadenadas por la decisi¨®n del presidente V¨ªctor Yanuk¨®vich de rehusar el establecimiento de v¨ªnculos m¨¢s estrechos con Europa.
Olvidar los riesgos cl¨¢sicos de seguridad, en particular los conflictos entre Estados, puede resultar peligroso
No obstante, la visi¨®n del poder blando de la EES no debe hacernos olvidar los problemas con que Europa se enfrenta. Con el aumento de las amenazas no tradicionales, los europeos tienden a pasar por alto los riesgos cl¨¢sicos de seguridad, en particular los conflictos entre Estados, por considerar que carecen de relevancia hoy ¡ªuna noci¨®n que se refleja en la EES¡ª. Frente a ello, la postura cada vez m¨¢s firme de Pek¨ªn en el mar de China Meridional y Oriental, demuestra que esta concepci¨®n no solo es err¨®nea, sino que puede resultar muy peligrosa.
Esto nos lleva al tercer principio de la EES: avanzar en ¡°el desarrollo de una sociedad internacional m¨¢s fuerte, en el buen funcionamiento de las instituciones internacionales, y en un orden internacional basado en normas¡±. En este caso, nos enfrentamos a una falta de coherencia en el compromiso, al dar preferencia la UE a grupos informales y ad hoc frente al reto que plantea la reforma de las instituciones clave, como las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), esenciales para un multilateralismo eficaz.
As¨ª, la UE es uno de los principales impulsores de la moda actual de los ¡°G¡±, que precede a la creaci¨®n del G-20. Y, pese a ser la encarnaci¨®n del derecho internacional, la UE se acomoda a actos no vinculantes, ya sea en la reciente reuni¨®n COP-19 en Varsovia relativa al cambio clim¨¢tico, o apoyando el Acuerdo de Ginebra sobre el programa nuclear de Ir¨¢n que, ahora est¨¢ claro, en definitiva, consiste en dos declaraciones de intenciones vinculadas por un comunicado de prensa.
Por ¨²ltimo, en el desarrollo de su nueva estrategia de seguridad, Europa debe incorporar el papel de Estados Unidos como componente esencial del entorno geopol¨ªtico, un socio con matices, pero nunca un adversario. M¨¢s all¨¢ de la OTAN, que pese a atravesar momentos complicados sigue jugando un papel importante, la propuesta Asociaci¨®n Transatl¨¢ntica de Comercio e Inversi¨®n (TTIP) ofrece una oportunidad ¨²nica para dar forma a un orden internacional basado en normas.
La UE puede haber perdido su halo, pero las emocionantes escenas en la plaza de Maidan de Kiev son un poderoso recordatorio de la vigencia del atractivo de los valores fundamentales que la sustentan. Lo que necesita ahora la UE es una estrategia exterior actualizada que capitalice este esp¨ªritu para reforzar su influencia, seguridad y prosperidad, y detener as¨ª su deriva hacia la irrelevancia.
Ana Palacio, exministra de Asuntos Exteriores de Espa?a y ex vicepresidenta primera del Banco Mundial, es miembro del Consejo de Estado.
? Project Syndicate, 2013.
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