¡°No somos mu?ecas sumisas de una pel¨ªcula de ¨¦poca¡±
Un retrato colectivo de una generaci¨®n nueva: los sue?os y pesadillas de diez j¨®venes chinas Liberaci¨®n sexual, educaci¨®n superior, independencia econ¨®mica y uso de nuevas tecnolog¨ªas son rasgos de un universo distinto al de sus progenitores y alejado del clich¨¦
A Chen Qing le trae sin cuidado el qu¨¦ dir¨¢n. Se considera una mujer individualista, pragm¨¢tica, atrevida, libre. Es, dice, el reflejo de la nueva juventud urbana de China. Y, a juzgar por su apariencia, no le falta raz¨®n. Viste un mini pantal¨®n negro y una blusa lila, a juego con sus medias. Se resguarda del fr¨ªo con un plum¨ªfero rosa palo y un gorro de lana rojo, y con una sonrisa maliciosa asegura que siempre lleva ropa interior sexy para estar preparada ¡°para lo que pueda pasar¡±. Chen, que no despega su mano del ¨²ltimo modelo del Iphone, es una de los 140 millones de chinos jiulinghou, la expresi¨®n que se utiliza para referirse a la generaci¨®n de los nacidos a partir de 1990, y est¨¢ orgullosa de ello.
Ella vino al mundo en Nanjing, capital de la provincia oriental de Jiangsu, dos a?os despu¨¦s de la matanza de Tiananmen. Jam¨¢s ha visto la ic¨®nica fotograf¨ªa del hombre an¨®nimo frente a la columna de tanques, la Revoluci¨®n Cultural es s¨®lo una historieta que raras veces mencionan sus padres y abuelos, y la figura de?Mao Zedong se reduce al retrato que de ¨¦l ve en todos los billetes. ¡°El Mao que m¨¢s me gusta es el rojo, el que sale en los billetes de cien yuanes¡±, r¨ªe. A diferencia de sus progenitores, Chen no es fruto de las pol¨ªticas del Gran Timonel sino de las que, tras la muerte de este, introdujo Deng Xiaoping al grito de ¡®?enriquecerse es glorioso!¡¯. Sin duda, el lema ha calado hondo.
Buena parte de la sociedad china tacha a los jiulinghou de ego¨ªstas, engre¨ªdos, irrespetuosos y vagos. Muchos consideran que son la suma de todos los males de la nueva China. A las mujeres, adem¨¢s, se les suele a?adir otro calificativo: materialistas. ¡°En muchos casos es as¨ª. Es verdad que las chicas ahora exigen a sus parejas que tengan un piso y un coche antes de casarse. Miro a la generaci¨®n de mi madre y creo que las mujeres nunca hemos tenido m¨¢s libertad y posibilidades para crecer en esta sociedad, que es cada vez m¨¢s igualitaria¡±, responde Chen. El sexo, asegura, es buena muestra de ello.
La edad media a la que se tiene la primera relaci¨®n sexual ha bajado en dos d¨¦cadas de 24,1 a 17,4 a?os
Chen perdi¨® la virginidad a los 15 a?os; su madre lo hizo poco despu¨¦s de casarse, a los 22. Chen ha perdido ya la cuenta de los hombres con los que se ha acostado; su madre no ha conocido carnalmente m¨¢s que a uno, su marido. ¡°A sus ojos yo soy promiscua, y eso que no sabe ni la mitad de la mitad de lo que hago. En mi opini¨®n, simplemente soy libre de hacer lo que quiera con mi cuerpo¡±, explica la joven. ¡°Yo experimento, y creo que eso me ayudar¨¢ a elegir mejor a mi pareja en el futuro, si es que as¨ª lo deseo¡±.
Un cambio que se refleja con nitidez en las estad¨ªsticas. El ¨²ltimo estudio realizado al respecto, del a?o 2012, cifr¨® en un 71,4% el n¨²mero de chinos que ha mantenido relaciones sexuales prematrimoniales. Es un salto gigantesco si se tiene en cuenta que el porcentaje era de solo del 15% en 1989. Seg¨²n la Academia China de Ciencias Sociales, la edad media a la que se tiene el primer coito tambi¨¦n se ha reducido significativamente en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas: de 24,1 a?os ha pasado a 17,4. Y la diferencia entre hombres y mujeres es cada vez menor.
Una realidad social que, sumada al choque generacional que describe Chen, est¨¢ generando otros problemas. ¡°La falta de una educaci¨®n sexual adecuada, un tema que todav¨ªa es tab¨² tanto en la escuela como en las familias, ha provocado un alarmante aumento de los embarazos entre adolescentes y el auge de algunas enfermedades de transmisi¨®n sexual¡±, explica Li Yinhe, soci¨®loga responsable de varios estudios sobre la sexualidad china. El 47% de los j¨®venes chinos nunca ha recibido ning¨²n tipo de educaci¨®n sexual, y de la mitad restante s¨®lo un 1,5% ha recibido la informaci¨®n de sus padres. ¡°Esta situaci¨®n es peligrosa, sobre todo para la salud de la mujer¡±, se?ala la experta.
Como hace el 24,5% de los j¨®venes, Chen se ha informado sobre sexo en Internet. ¡°Y con alguna peli porno¡±. Pero no est¨¢ preocupada. ¡°Utilizo cond¨®n casi siempre, en la universidad nos los dan gratis, y ?qu¨¦ es lo peor que me puede pasar? ?Quedarme embarazada? En China el aborto es legal y casi gratuito. Adem¨¢s, si hay alg¨²n accidente est¨¢ la p¨ªldora del d¨ªa despu¨¦s. Eso no me va a impedir que busque disfrutar de mi juventud como quiera¡±, responde contundente.
En 2011 por primera vez el n¨²mero de universitarias del pa¨ªs super¨® al de alumnos varones
¡°Lo mejor es que ahora las mujeres podemos elegir con qui¨¦n queremos estar¡±, afirma Chen, en referencia al desequilibrio de g¨¦nero que caracteriza al gigante asi¨¢tico desde que en 1981 introdujo la ley de natalidad que restringe a uno el n¨²mero de descendientes que puede tener la mayor¨ªa de las parejas. Aunque te¨®ricamente est¨¢ prohibida la elecci¨®n del sexo del beb¨¦, por cada 100 ni?as nacen 118 ni?os, 11 m¨¢s que cuando el ser humano no interviene. Y la consecuencia es clara: en 2020 puede haber en el pa¨ªs hasta 35 millones de hombres m¨¢s que de mujeres.
El asunto preocupa al Gobierno, y en las zonas rurales se traduce en graves problemas como el rapto de ni?as para su venta como esposas o para esclavizarlas como prostitutas. En las ciudades, sin embargo, Chen cree que la situaci¨®n actual otorga mayor poder a la mujer. ¡°La mentalidad es m¨¢s igualitaria, as¨ª que nuestra escasez nos hace m¨¢s valiosas¡±. Ke¡¯er ha estrenado la mayor¨ªa de edad este a?o y es de la misma opini¨®n: ¡°Cuando hablo con extranjeros me doy cuenta de que el mundo tiene una imagen muy err¨®nea de la mujer china. Creen que somos mu?equitas sumisas sacadas de pel¨ªculas de ¨¦poca que solo hacemos lo que nos permiten los hombres. Pero no es cierto¡±.
Esta joven de Zhengzhou, capital de la provincia central de Henan, lidera un grupo underground de m¨²sica post-rock, tiene poco apego por los s¨ªmbolos patrios, y estudia Bellas Artes en una universidad local. ¡°La mayor¨ªa de los alumnos somos chicas. Creo que tenemos un car¨¢cter fuerte y que hemos disfrutado de las mismas oportunidades que los chicos. Antes no era as¨ª¡±. Los n¨²meros le dan la raz¨®n. En 2011, por primera vez, el n¨²mero de alumnas en las universidades del pa¨ªs super¨® al de alumnos. Eso ha permitido a China lograr uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) de Naciones Unidas: la erradicaci¨®n de la discriminaci¨®n por g¨¦nero en todos los niveles del sistema educativo.
Ke¡¯er canta sin tapujos sobre sexo o drogas, pero tambi¨¦n sobre las estrictas convenciones sociales que todav¨ªa constri?en a la juventud. ¡°Los hombres chinos est¨¢n sobreprotegidos por sus madres, son vagos y evolucionan poco. Las mujeres son las que realmente van a cambiar este pa¨ªs. Por eso quiero gritar para quitarnos el cors¨¦ social que nos impide liberar nuestra mente¡±, sentencia. Pero ella misma es un buen ejemplo de que no resulta f¨¢cil. ¡°Mi propia familia apenas me habla porque me niego a seguir sus dictados. Quieren que estudie, que me case con quien es de su gusto, que tenga al menos un hijo, y que me dedique a la familia. Pero yo quiero hacer mi vida¡±.
Y es muy posible que tenga ¨¦xito. Seg¨²n un estudio realizado por la consultora estadounidense Grant Thornton, las mujeres copaban el a?o pasado el 51% de todos los puestos directivos de China. Adem¨¢s, seis de las diez mujeres m¨¢s adineradas del mundo proceden ya de su pa¨ªs m¨¢s poblado. Y, por si fuese poco, su edad es cuatro a?os menor que las de sus compatriotas hombres. Rupert Hoogewerf, responsable del informe Hurun, que cada a?o hace una lista con las mayores fortunas de China, dej¨® claro durante la presentaci¨®n del informe de 2013 por qu¨¦ la mujer de ese pa¨ªs ha ganado m¨¢s fuerza que ninguna otra en el planeta. ¡°Primero est¨¢ la pol¨ªtica del hijo ¨²nico, que le impide hacer un par¨®n en su carrera profesional durante tanto tiempo como una mujer que tenga dos o tres descendientes. Y luego est¨¢ el hecho de que en la sociedad china los abuelos son los que muchas veces cuidan a los ni?os, algo que da a la mujer m¨¢s tiempo para s¨ª misma¡±.
Ke'er: "Los hombres est¨¢n sobreprotegidos por sus madres. Las mujeres son las que van a cambiar este pa¨ªs"
Zhu Liya, que se hace llamar Julie en ingl¨¦s, est¨¢ lejos de entrar en las listas de Forbes o de Hurun, pero no le falta ambici¨®n para ello. Y sigue el patr¨®n descrito por Hoogewerf. A sus 26 a?os es madre soltera de un ni?o y tiene su propio negocio de perlas en un mercado de Shangh¨¢i. ¡°He tenido que dejar a mi hijo con sus abuelos porque no puedo cuidar de ¨¦l y no quiero que la maternidad suponga un lastre para mi negocio¡±. Los abuelos, residentes en una peque?a ciudad de la provincia de Zhejiang, han aceptado de buen grado porque, a pesar de que la noticia de su maternidad sin pareja estable sent¨® como una bomba, ¡°en China no hay nada que el dinero no pueda comprar¡±.
Zhu es una de los 240 millones de balinghou, literalmente ¡®generaci¨®n de los 80¡¯. As¨ª que todav¨ªa recuerda los cortes de luz y las semanas sin comer carne de su infancia. ¡°Ahora todo es distinto en las ciudades. Antes ¨¦ramos pobres, pero ahora pertenecemos a la clase media. Y muchas mujeres optan por la independencia econ¨®mica abriendo sus propios negocios¡±. Ella lo hizo y ha tenido suerte. ¡°Hace tres o cuatro a?os ganaba unos 3.000 yuanes al mes (360 euros), pero ahora es raro que ingrese menos de 20.000 (2.400 euros). Eso s¨ª, hay que trabajar muy duro¡±.
No lo tienen tan f¨¢cil quienes trabajan por cuenta ajena. Es el caso de Xiao Jiu, otra balinghou que, despu¨¦s de haber recibido una formaci¨®n elitista en Hangzhou, decidi¨® aceptar un trabajo en una importante empresa estatal de telecomunicaciones. All¨ª se dio cuenta de que el lema que acu?¨® Mao, ¡®la mujer sujeta la mitad del cielo¡¯, todav¨ªa no es una realidad. ¡°El comunismo dice que hombres y mujeres somos iguales. Pero cuando llega la n¨®mina vemos que no es as¨ª. Mis compa?eros hombres ganan entre el 20% y el 35% m¨¢s que yo, y trabajan bastante menos¡±.
No hay estad¨ªsticas oficiales sobre esta discriminaci¨®n, pero nadie niega su existencia. Los empresarios espa?oles afincados en China consultados sobre este tema reconocen que, salvo para puestos en los que se requiere una gran fuerza f¨ªsica, prefieren contratar mujeres. Y no es porque se les vaya a pagar menos, precisamente. ¡°Son mucho m¨¢s responsables y concienzudas. Adem¨¢s, suelen tener una mejor formaci¨®n en idiomas y en contabilidad¡±, asegura el responsable de una f¨¢brica de automoci¨®n que prefiere no ser nombrado.
Las mujeres copaban el a?o pasado el 51% de los puestos directivos, seg¨²n la consultora Grant Thornton
Pero hay una excepci¨®n a esta regla. ¡°Tenerlas en cargos directivos es complicado por la idiosincrasia del mundo empresarial chino, que es bastante machista¡±. El empresario se refiere a las cenas en las que se cierran tratos despu¨¦s de haber fumado en abundancia y de haber ingerido grandes dosis de alcohol. ¡°A veces, sobre todo en el interior del pa¨ªs, incluso se firman contratos en karaokes rodeados de chicas de compa?¨ªa. Sin duda, no es el ambiente adecuado para una mujer, cuya presencia puede coartar el comportamiento de los clientes y resultar contraproducente para el negocio¡±.
Xiao Jiu cree que eso est¨¢ cambiando. En la d¨¦cada de 1950, ellas solo contribu¨ªan un 20% a los ingresos familiares, mientras que en 2009 el porcentaje se hab¨ªa incrementado hasta el 50%. Diferentes analistas consideran que es cuesti¨®n de tiempo que las mujeres ganen m¨¢s que sus compatriotas varones en China, porque son mayor¨ªa en las universidades. No obstante, seg¨²n el Informe Anual de la Mentalidad China 2012-13, menos de un 1% de los hombres aceptar¨ªa que su pareja gane m¨¢s, y solo un 25,7% estar¨ªa dispuesto a que ambos tuviesen el mismo sueldo. ¡°La mujer independiente da miedo al hombre. Sucede en todo el mundo, y m¨¢s a¨²n en China¡±, dice Xiao Ju. ¡°Creo que eso lleva a la ruptura de muchas familias¡±.
No va desencaminada. Las tasas de divorcios se han disparado. En el a?o 2000 se romp¨ªa un matrimonio de cada mil. Hoy la tasa es de casi un 2,3 por mil. En 2012 se registraron 2,87 millones de divorcios, seg¨²n un estudio de la Universidad de Tsinghua, lo cual supuso un aumento del 7,65% sobre el a?o anterior. Y los ¨ªndices se llegan a triplicar entre las parejas de balinghou y jiulinghou. Curiosamente, el 80% de los divorciados encuestados adujeron la infidelidad como raz¨®n para la ruptura. ¡°Es lo que sucede cuando se suma libertad, individualismo, y despreocupaci¨®n¡±, apunta Xiao Jiu. ¡°Las nuevas tecnolog¨ªas, como We Chat ¨Cuna aplicaci¨®n de m¨®vil que permite entablar conversaci¨®n con las personas m¨¢s cercanas¨C, tambi¨¦n provocan infidelidades¡±.
Ante este panorama, muchas mujeres prefieren dedicarse a su vida profesional, como Zhu, y dejar las relaciones sentimentales para otro momento. Son las llamadas sheng nv, que se puede traducir como ¡®mujeres sobrantes¡¯. Tienen m¨¢s de 25 a?os, son extremadamente trabajadoras, y las empresas las tienen en alta estima, pero suponen un quebradero de cabeza para sus mayores, que las ven con preocupaci¨®n. Tanta, que en Shangh¨¢i incluso montan una especie de mercadillo para encontrarles pareja. Padres y abuelos se citan los fines de semana en el c¨¦ntrico Parque del Pueblo para colgar los curr¨ªculos de sus reto?os entre los ¨¢rboles y concertar citas a ciegas. Es imprescindible informar sobre el salario de los candidatos, y tanto una buena educaci¨®n como experiencia en el exterior son puntos a favor. ¡°Me preocupa que mi nieta cumpla los 30 y est¨¦ sola. Y que no pueda cuidar de nosotros¡±, explica una abuela que habla con otros coet¨¢neos para ver si le encuentra una media naranja. ¡°La mayor¨ªa de las veces no funciona, pero merece la pena intentarlo porque de este parque han salido buenos matrimonios¡±.
Xiao Jiu: "El comunismo dice que hombres y mujeres somos iguales. Pero cuando llega la n¨®mina vemos que no es as¨ª"
La sociedad china vive cambios tan r¨¢pidos que le cuesta asimilarlos. ¡°Hay demasiada diferencia entre los valores tradicionales por los que se rigen nuestros padres y los que han irrumpido en los ¨²ltimos a?os. Es todo muy extremo, no encontramos el t¨¦rmino medio, y los j¨®venes llegamos a muchos cruces de caminos en los que no sabemos qu¨¦ direcci¨®n tomar¡±, dice Zhang Huihui. A sus 29 a?os, en uno de esos cruces, decidi¨® dar un cambio radical a su vida y ser madre. Ahora acaba de dar a luz a una ni?a. Y desea que sea m¨¢s libre de lo que ella ha sido. ¡°Me gustar¨ªa haber viajado por el mundo y haber conocido diferentes civilizaciones. Querr¨ªa haberme casado con alguien de otra cultura, incluso alguien religioso, algo que me provoca mucha curiosidad porque en China el dinero es el ¨²nico dios, y vivir tranquila¡±.
No obstante, la realidad se impuso al sue?o. Contrajo matrimonio con el novio del instituto y cuando qued¨® embarazada ¡°sin haberlo buscado¡± dej¨® de trabajar. ¡°No es mi objetivo que mi hija tenga mucho dinero o que sea poderosa, pero s¨ª que sea buena persona y que tenga un mundo interior rico¡±. Zhang cree que en la China actual eso es dif¨ªcil de conseguir, pero no imposible. ¡°Muchos critican a los j¨®venes de la generaci¨®n de los 90, porque est¨¢n ensimismados y pasan de la familia. Pero yo creo que eso es positivo, que son mucho m¨¢s valientes que los de los 80, y que lo ser¨¢n m¨¢s todav¨ªa los nacidos en el siglo XXI¡±.
Li Yuan vino al mundo en Shangh¨¢i el a?o 2001. Es la m¨¢s joven de las mujeres que han accedido a hablar con EL PA?S para dibujar una radiograf¨ªa de la revoluci¨®n que protagonizan, y reconoce que est¨¢ confusa. La presi¨®n en los estudios la asfixia, y la abismal diferencia entre lo que le dicen sus padres y lo que ve en la calle la desconcierta. Por eso, como muchos otros de su edad, ha desarrollado dos personalidades. ¡°En Internet soy la que quiero ser. En clase y en casa soy la que me dicen que tengo que ser¡±.
En We Chat y en microblogs como los de Weibo, Li se expresa con una madurez impropia de alguien de 12 a?os, mientras que en persona es una chica t¨ªmida que rara vez mira a los ojos y que es incapaz de abandonar un minuto su smartphone Samsung. ¡°Tengo adicci¨®n a Internet ¨Creconoce¨C y me siento sola si no me conecto. A veces temo que solo pueda comunicarme a trav¨¦s de una pantalla. Pero es un problema que tenemos todos los de mi edad, sobre todo las chicas. Estamos obligadas a aparentar ser m¨¢s mayores, m¨¢s atrevidas. Pero es un mundo paralelo, irreal¡±.
Li Yuan: "En Internet soy la que quiero ser. En clase y en casa soy la que me dicen que tengo que ser"
La Red es uno de los elementos m¨¢s relevantes en la formaci¨®n del car¨¢cter de la juventud china actual. Un 13% de todos los internautas ¨C27,31 millones¨C ha nacido despu¨¦s de 1990, y un 61,7% de ellos se conecta a diario. Teniendo en cuenta que la penetraci¨®n de Internet en las zonas rurales es notablemente inferior, no es una exageraci¨®n decir que la pr¨¢ctica totalidad de los j¨®venes urbanos est¨¢ enganchada al ciberespacio a trav¨¦s de los m¨®viles. Y la mayor¨ªa lo hace para crear amistades nuevas. ¡°Eso nos hace conocer a m¨¢s gente, pero tambi¨¦n nos crea ansiedad y nos hace m¨¢s vulnerables¡±, afirma Li.
Claro que hay otros que esperan algo m¨¢s de Internet. Hu Yuan cree que puede ser la herramienta perfecta para lograr cambios pol¨ªticos en China. Y eso incluye el ascenso de la mujer a la c¨²pula del Partido Comunista. Porque todav¨ªa no hay ni una en el Comit¨¦ Permanente del Bur¨® Pol¨ªtico del Comit¨¦ Central del Partido Comunista, el selecto grupo de siete hombres que controla el pa¨ªs. El propio Gobierno reconoci¨® en el pasado informe sobre los avances hechos hacia la consecuci¨®n de los Objetivos de Desarrollo del Milenio que uno de los principales retos a los que se enfrenta para lograr la igualdad total entre hombres y mujeres es, precisamente, el aumento de la participaci¨®n de ellas en los organismos que toman decisiones. Porque, si bien es cierto que cada vez hay mayor presencia femenina en los estratos m¨¢s bajos del poder, todav¨ªa es poco m¨¢s que testimonial en organismos como la Asamblea Nacional Popular ¨C23,4%¨C o la Conferencia Consultiva Pol¨ªtica del Pueblo Chino ¨C17,8%¨C.
M¨¢s que la participaci¨®n de la mujer en los ¨®rganos del poder chino, a Ding Chen lo que le preocupa es el grado de libertad de la poblaci¨®n en general. ¡°La censura que existe en China no cuadra con su desarrollo econ¨®mico. El control que el Gobierno tiene sobre todo lo que se publica, ya sea prensa o foros en Internet, es total. En cuesti¨®n de libertades, China todav¨ªa va muy por detr¨¢s. Y lo peor es que, como faltan valores y todo est¨¢ orientado hacia el materialismo, eso no le preocupa a mucha gente¡±.
Hoogewerf: "La pol¨ªtica del hijo ¨²nico impide hacer un par¨®n tan largo en la carrera profesional"
Ding es la ¨²nica de las diez mujeres entrevistadas que menciona el sistema autoritario del pa¨ªs. No en vano, solo el 29% de los j¨®venes chinos encuestados por el Instituto de Ciencias Pol¨ªticas de la Academia Sinica estar¨ªa dispuesto a poner en peligro el desarrollo econ¨®mico para obtener la democracia. Y solo el 35% cree que tiene capacidad para influir en la pol¨ªtica china. ¡°Creo que China est¨¢ protagonizando un desarrollo a toda costa, sacrificando el medio ambiente, la seguridad de los ciudadanos, todo¡±.
Ding habla muy claro, pero salta a la vista que ella es diferente. Es una banana: amarilla por fuera y blanca por dentro. A sus 28 a?os, ha visto el mundo. Ha vivido y trabajado en el Pa¨ªs Vasco, una experiencia que ha cambiado por completo su forma de ver tanto la pol¨ªtica como la sociedad chinas. ¡°Al salir del pa¨ªs descubr¨ª muchas cosas horribles que han pasado en China y que desconoc¨ªa por la censura que existe. Tambi¨¦n he visto que existe otro modelo de sociedad en el que la econom¨ªa no tiene tanta importancia en la felicidad de la gente, que goza de m¨¢s libertad y de un bienestar en el que no tiene que preocuparse de no poder pagar al m¨¦dico o no poder escolarizar a sus hijos por falta de dinero¡±.
Diferentes estudios concluyen que el desarrollo econ¨®mico de China no ha llevado consigo un auge de la felicidad de su poblaci¨®n. Quiz¨¢ sea porque el 71% de la poblaci¨®n supedita esa felicidad a lo material, el porcentaje m¨¢s alto del mundo que duplica la media mundial ¨C34%¨C. Algo similar pasa con el ?ndice Global de Felicidad, en cuya lista China ocupa el puesto 93 de 156. Muchos se preguntan c¨®mo se puede llamar desarrollo a lo que no hace felices a sus ciudadanos.
Chen Ziyi: "Deber¨ªamos exigir los mismos derechos que los hombres. No que nos den un piso y un coche. Eso es propio de concubinas"
Ding cree en las grandes ciudades como Pek¨ªn o Shangh¨¢i ¨Cla suya¨C, y sobre todo entre las mujeres, s¨ª que se vive una revoluci¨®n. ¡°Hemos interiorizado que somos due?as de nuestra vida¡±. As¨ª, con sus m¨¢s y sus menos, est¨¢ satisfecha con su existencia. Hu Yuan, una joven de Nanjing nacida en 1987, cree en cambio que todav¨ªa queda un largo recorrido. ¡°La mujer china necesita m¨¢s poder. Y eso beneficiar¨¢ al pa¨ªs. Los casos de corrupci¨®n en empresas dirigidas por nosotras son mucho m¨¢s raros, y tenemos una sensibilidad especial para temas por los que pocos hombres parecen interesados¡±, argumenta. Entre los problemas que m¨¢s le preocupan est¨¢n la contaminaci¨®n, ¡°que nos va a terminar matando a todos¡±, y el acoso sexual que, en su opini¨®n, ¡°aumenta por esa reci¨¦n adquirida independencia de la mujer y por el desequilibrio de g¨¦nero¡±.
El Gobierno reconoce que ¡°la violencia contra las mujeres es un grave problema socio econ¨®mico¡± y que ¡°es necesaria la introducci¨®n de iniciativas m¨¢s efectivas para eliminarla¡±. En su informe sobre ODM, Pek¨ªn detalla que ¡°es necesario un mayor esfuerzo para prohibir el abuso sexual en el entorno de trabajo¡±. De hecho, un reciente estudio realizado por la ONG Sunflower Women Workers Center en la ciudad fabril de Guangzhou concluy¨® que siete de cada diez trabajadoras han sufrido acoso verbal, mientras que un 30% ha sido v¨ªctima de ¡®tocamientos inadecuados¡¯ y un 10% ha tenido que zafarse de proposiciones para mantener relaciones sexuales. Y lo peor es que, seg¨²n cont¨® al diario The New York Times la directora del centro, Hong Mei, ¡°las empresas no toman medidas para evitar el acoso, la comunidad no ofrece ayuda a las v¨ªctimas, y la sociedad en su conjunto no est¨¢ concienciada sobre el problema y evita hablar de ¨¦l. Hay muchas mujeres que sufren esta violencia y nadie las ayuda¡±.
Chang Manwei est¨¢ en ese grupo, pero por una raz¨®n muy diferente: es lesbiana. En la calle camina de la mano de su pareja, y no tiene inconveniente en mostrar su afecto tambi¨¦n con un beso. Sabe que muchos las miran con una mueca de asco, y a veces las insultan, pero no le importa. En casa, sin embargo, es muy diferente. ¡°Mis padres la conocen, pero creen que es un hombre. Como tiene el pelo corto y pechos peque?os, que adem¨¢s no se notan si se pone un top el¨¢stico ce?ido, solo creen que es un chico afeminado¡±. Aunque en 1997 China descriminaliz¨® la homosexualidad y en 2001 fue descatalogada como enfermedad mental, su aceptaci¨®n en China todav¨ªa es muy baja. Un 57% se manifiesta abiertamente en contra, y s¨®lo un 21 se muestra tolerante con el colectivo LGBT.
¡°El rechazo es todav¨ªa mayor en el caso de las lesbianas¡±, asegura Chang. ¡°Creo que tiene algo que ver con los roles que juegan la mujer y el hombre en la sociedad. Se supone que ¨¦l tiene que llevar las riendas y cuidar de ella. Es el fuerte. Por eso, si dos hombres est¨¢n juntos, ya se cuidar¨¢n el uno al otro. ?Pero c¨®mo cuidar¨¢n de s¨ª mismas dos mujeres cuando se supone que son las d¨¦biles de la sociedad? Las familias esperan de nosotras que nos casemos con un t¨ªo rico que nos resuelva la vida, no que la compartamos con otra chica¡±.
Chang: "Las familias esperan que nos casemos con un t¨ªo que nos resuelva la vida. No que la compartamos con otra chica"
Seg¨²n un informe realizado a finales de 2011 por la agencia Baihe, en colaboraci¨®n con la Asociaci¨®n de Trabajadores Sociales de China, el 57% de las mujeres encuestadas cree que encontrar al marido adecuado es m¨¢s importante que tener una carrera profesional propia. El 70% asegura que los hombres s¨®lo deber¨ªan casarse cuando ya tengan propiedades, y un 80% exige que su futuro c¨®nyuge gane 4.000 yuanes (500 euros) o m¨¢s al mes, lo que supone un incremento del 10% en el list¨®n que se fijaba el a?o anterior.
¡°El materialismo nos aleja de la verdadera lucha que tendr¨ªamos que estar librando. Deber¨ªamos exigir que las mujeres tengamos los mismos derechos que los hombres, y no que cuiden de nosotras y nos den un piso y un coche. Eso es propio de las concubinas, una mentalidad de hace mil a?os que todav¨ªa no hemos conseguido erradicar. Al final, muchas chicas de mi edad parecen muy modernas por fuera pero son muy tradicionales por dentro¡±, afirma Chen Ziyi, una jiulinghou de Shijiazhuang. Es la ¨²nica de las diez entrevistadas que se declara feminista. Pero no milita en ning¨²n grupo ¡°porque no los hay¡±. Se informa de lo que hacen otras feministas por todo el mundo a trav¨¦s de Internet, le interesa mucho el movimiento de Femen, y se echa las manos a la cabeza cuando sus amigas no le hacen ni caso. ¡°Se r¨ªen y dicen que as¨ª nunca me echar¨¦ un novio. A m¨ª me asaltan las dudas. Igual s¨ª que vivimos una revoluci¨®n, pero todav¨ªa estamos muy lejos de culminarla¡±.
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