Periodistas en las redes sociales
Ning¨²n c¨®digo de conducta, por m¨¢s prolijo que sea, anticipa y resuelve todos los conflictos que pueden surgir con las intervenciones de redactores en los foros
Las redes sociales son un espacio de proyecci¨®n del trabajo de los periodistas, fuente informativa y terreno para establecer una interlocuci¨®n distinta con los lectores. Pero la intervenci¨®n del periodista no puede tener la misma franqueza que en una taberna y hay un largo repertorio de episodios conflictivos en esta relaci¨®n, necesaria, que se establece en las redes sociales. En noviembre de 2012, la direcci¨®n de The New York Times destin¨® un editor a tutelar preventivamente los mensajes en las redes sociales de su responsable del despacho en Jerusal¨¦n despu¨¦s de que publicara comentarios o enlaces (a un diario liban¨¦s favorable a Hezbol¨¢, por ejemplo) que fueron muy criticados por lectores que los consideraban una toma de partido. La defensora del lector del diario apoy¨® la medida del diario para asegurarse que las intervenciones en las redes sociales de su periodista fluyeran m¨¢s suavemente. Se trataba, escribi¨®, de aprovechar la promesa de compromiso de los medios de comunicaci¨®n social con los lectores sin exponer The Times ¡°a los pensamientos sin filtrar y sin editar de un reportero¡±. Otros finales han sido m¨¢s penosos. La CNN, por ejemplo, despidi¨® a una redactora, Octavia Nasr, en 2010 por un ¡°controvertido¡± mensaje pol¨ªtico en Twitter. Nasr coment¨® posteriormente que en las redes sociales no se trata de lo que dices y de lo que quieres decir, se trata de la percepci¨®n de lo que has dicho y de lo que quisiste decir. ¡°?Qu¨¦ gu¨ªa puede abordar eso?¡±, se preguntaba.
En dos a?os, he recibido muy pocas quejas sobre el tono de alguna r¨¦plica de periodistas o colaboradores de este diario en las redes sociales. Quejas de envergadura dispar y nada comparable con el asedio injurioso que algunos foreros practican en sus comentarios sobre distintos redactores. La ¨²ltima lleg¨® recientemente. Una periodista de este diario enlaz¨® en su cuenta de Twitter una vi?eta de El Roto publicada por EL PA?S. Mostraba una mujer embarazada que se hac¨ªa la siguiente reflexi¨®n: ¡°?C¨®mo es eso de que el embarazo es m¨ªo y el aborto de un psiquiatra, un cura, un juez?¡±. Y un lector replic¨® que c¨®mo era eso de que la pensi¨®n de manutenci¨®n de los hijos es del padre y la decisi¨®n de abortar solo de la madre. Esta intervenci¨®n motiv¨® un segundo mensaje de la periodista que conclu¨ªa con la frase: ¡°?En qu¨¦ mundo vives?¡±. Otros miembros de la red entraron en el debate, uno de ellos tratando al citado lector de ¡°zopenco¡±. Y este me remiti¨® una carta, de quien mantengo el anonimato para no multiplicar el insulto, en la que manifiesta que es profesor universitario, ¡°me presento con mi nombre, apellidos y fotograf¨ªa, me he limitado a rebatir un argumento fundado en un conocimiento deficiente del Derecho de familia espa?ol¡± y considera una afrenta p¨²blica la expresi¨®n ¡°en la que se me tutea y se me dice que no s¨¦ en qu¨¦ mundo vivo, hecho con el salvoconducto de ser periodista de EL PA?S¡± y jaleada, prosigue, por trolls, condici¨®n que algunos intervinientes en el foro achacan, a su vez, al lector. La periodista se inhibi¨® en el cruce de mensajes posteriores y no public¨® ninguna otra r¨¦plica. Los di¨¢logos en la red social admiten un registro m¨¢s cotidiano y de mayor emotividad, pero la interjecci¨®n no es la respuesta apropiada. En todo caso, la periodista no fue la autora del insulto.
Pero al margen de episodios concretos, la cuesti¨®n de cu¨¢l ha de ser la conducta de un periodista en las redes sociales est¨¢ abierta y no hay recetas ¨²nicas.
La empresa editora de este diario public¨®, la versi¨®n definitiva data de 2012, un breve c¨®digo en el que se enumeran principios generales aplicables a toda persona vinculada de una forma u otra a las empresas del grupo y en cualquier entorno digital, ya sean redes sociales o blogs personales o profesionales. En el mismo se tratan cuestiones como la asunci¨®n de los valores democr¨¢ticos, confidencialidad sobre futuros productos u operaciones de la compa?¨ªa, respeto a la legalidad, responsabilidad en el empleo de fuentes, evitar los rumores, corregir los errores... y se a?ade un protocolo de respuesta en caso de crisis, entendida como da?o a la empresa o a sus empleados. Sobre la cuesti¨®n de la relaci¨®n con los lectores, el art¨ªculo 5 fija que ¡°siempre debemos utilizar un lenguaje y tono correctos, siguiendo las normas b¨¢sicas de educaci¨®n socialmente establecidas¡± y termina con una apelaci¨®n, en el art¨ªculo 10, al sentido com¨²n. Se trata de un c¨®digo breve y gen¨¦rico, muy distinto a los que se prodigan en el mundo anglosaj¨®n.
The Washington Post en su gu¨ªa de conducta en redes sociales recuerda a sus periodistas que cuando intervienen en ellas siempre son periodistas del diario y les recomienda, antes de publicar un mensaje, preguntarse si su contenido suscitar¨¢ las dudas del lector sobre su capacidad para hacer el trabajo de manera objetiva y profesional. ¡°Si es as¨ª, no lo publiques¡±, concluye. El texto incluye recomendaciones pr¨¢cticas como la de contar hasta 10 antes de responder a una cr¨ªtica, no tomarla como algo personal y nunca replicar en nombre del diario.
En el c¨®digo de la agencia AP figura una advertencia sobre activar un ¡°me gusta¡± de la p¨¢gina de un pol¨ªtico o hacerse seguidor de la web de determinadas organizaciones, porque ello puede crear la percepci¨®n ¡°entre las personas no familiarizadas con el protocolo de redes sociales¡± de que aquel miembro de AP es un defensor de sus postulados. Es una prevenci¨®n que figura en m¨¢s de una gu¨ªa de este tipo. Algunas, ante la necesidad informativa de seguir estas p¨¢ginas, establecen que el periodista tambi¨¦n figure como seguidor de sitios digitales que mantienen posiciones opuestas para que no se confunda el prop¨®sito informativo de este seguimiento con nada que pueda acercarse a una adscripci¨®n ideol¨®gica.
La prudencia en las redes sociales nunca ser¨¢ un error
El de la BBC, por ejemplo, establece que si a un corresponsal pol¨ªtico le interesa por razones profesionales unirse a un grupo de Facebook del partido laborista tambi¨¦n debe hacerlo con uno del conservador, uno de los liberales y uno de los nacionalistas. En el c¨®digo de AP se llega a detallar que sus directivos ¡°no deben emitir solicitudes de amistad a los subordinados. No pasa nada si los empleados quieren iniciar el proceso de amistad en l¨ªnea con sus jefes¡±. En la gu¨ªa de la BBC, algunas normas son m¨¢s restrictivas para los periodistas que trabajan en los contenidos editoriales, particularmente los pol¨ªticos, que para el resto de personal. Es recurrente en varios supuestos el deber de consultar previamente a un superior.
Un aspecto que se reproduce tambi¨¦n en m¨¢s de una gu¨ªa es el de mantener el di¨¢logo con los lectores, pero evitar, como describe el de AP, ¡°entrar en prolongados intercambios de ida y vuelta con la gente enojada que se vuelve menos constructiva con cada nueva ronda¡±. Los comentarios abusivos deben reportarse, prosigue, a la compa?¨ªa que actuar¨¢ para conseguir su borrado.
Reuters ha optado por unas recomendaciones m¨¢s gen¨¦ricas y breves. Tras advertir que se debe evitar, ¡°a toda costa¡±, la ret¨®rica incendiaria o el hablar por hablar, termina con un ¡°tener cuidado¡± y antes de colgar un mensaje aconseja reflexionar sobre el impacto que pueda tener en ¡°nuestra profesionalidad o reputaci¨®n colectiva¡±.
Ning¨²n c¨®digo, por m¨¢s extenuante que sea su articulado, anticipar¨¢ y resolver¨¢ todos los conflictos que pueden presentarse. Con todo, los principios generales que establecen los c¨®digos ¨¦ticos, aunque daten del periodo anal¨®gico, son aplicables igualmente. Los periodistas de un medio han de tener presente que, sea cual sea el tema que traten, se identifiquen o no como tales miembros de la Redacci¨®n, muchos de sus seguidores lo?son por su condici¨®n profesional y la prudencia en las redes sociales nunca ser¨¢ un error, particularmente si se comentan temas que se siguen profesionalmente.
El juicio sobre una pr¨¢ctica profesional se establece analizando el tratamiento dado a una informaci¨®n, pero las intervenciones del periodista en las redes sociales pueden confundir este an¨¢lisis o propiciar conclusiones err¨®neas. Una cosa es atender la cr¨ªtica razonada, para rebatirla o asumirla, y otra responder a provocaciones que ¨²nicamente pueden alimentar una ri?a in¨²til y que seguramente est¨¢ en la intenci¨®n de quien la inicia. La paradoja reside, como escribi¨® la defensora de A Folha en un pol¨¦mico asunto, en que quien necesita y trabaja por la libertad de expresi¨®n debe limitar la propia para proteger su credibilidad y la del medio.
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