¡°La era de la doctrina Monroe ha terminado¡±: El discurso que ignoramos en 2013
Al declarar oficialmente el fin de la Doctrina Monroe, el discurso de Kerry revela una hoja de ruta clara para la pol¨ªtica norteamericana: ni intervenciones preventivas ni unilaterales
Cada vez que llamo a mi madre en Argentina, ella pasa la mayor parte de la conversaci¨®n lament¨¢ndose porque no llamo con tanta frecuencia como deber¨ªa. El an¨¢lisis t¨ªpico de las relaciones entre Estados Unidos y Am¨¦rica Latina me recuerda a mi madre. Si EE UU no se involucra profundamente en Am¨¦rica Latina y el Caribe, entonces lamentamos que no les importa la regi¨®n. Si hay una gran implicaci¨®n, entonces eso refuerza lo que ya sospechamos: que EE UU practica el viejo juego de la manipulaci¨®n.
Mientras pasamos tiempo lament¨¢ndonos como mi madre, nos perdemos una parte importante de la conversaci¨®n. En lo m¨¢s alto de mi lista de ¡°los eventos m¨¢s desatendidos de 2013¡± est¨¢ el discurso que ofreci¨® el secretario John Kerry ante la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA) antes de Acci¨®n de Gracias. En ese discurso, Kerry declar¨® el final de la era de la Doctrina Monroe. La derecha lo interpret¨® como una etapa m¨¢s de la ¡°gira de las disculpas¡± y la izquierda lo conden¨® como palabras vac¨ªas de un imperio que todav¨ªa se aferra a sus objetivos intervencionistas. El centro pr¨¢cticamente lo ignor¨®.
Considero que todos est¨¢n equivocados. El discurso ante la OEA es probablemente el que quede citado en los libros de historia durante las pr¨®ximas d¨¦cadas.
El fin de la Doctrina Monroe
El prop¨®sito original de la doctrina era prevenir un desaf¨ªo exterior a Estados Unidos a trav¨¦s de la inestabilidad de un pa¨ªs en Am¨¦rica Latina. Su manifestaci¨®n m¨¢s moderna se convirti¨® en la promoci¨®n de la hegemon¨ªa estadounidense.La combinaci¨®n entre la versi¨®n hegem¨®nica de la doctrina y la postura tradicional de los principales actores de EE UU hacia Am¨¦rica Latina como un conjunto de naciones no civilizadas, de segunda clase y disfuncionales result¨® finalmente en una sucia historia de intervencionismo, autoengrandecimiento mesi¨¢nico, dobles raseros y una doctrina brutal de libre mercado. Esto es un c¨®ctel que ha dejado las relaciones EE UU - Am¨¦rica Latina con una resaca bastante mala.
La versi¨®n moderna de la doctrina sigue afectando a las acciones de EE UU en el hemisferio: el esc¨¢ndalo de las operaciones de vigilancia es el primer ejemplo. Sin embargo, mientras debemos censurar toda interferencia, es importante que pongamos las cosas en perspectiva: vigilar las llamadas de la presidenta Rousseff, sus correos electr¨®nicos y sus mensajes no es comparable con acciones como el apoyo a las brutales guerras contrarrevolucionarias de Am¨¦rica Central.
Lo que convierte el discurso de Kerry en hist¨®rico es el reconocimiento p¨²blico de que, despu¨¦s de casi dos siglos, un principio rector de las relaciones exteriores de EE UU hacia Am¨¦rica Latina ha terminado. Aunque Kerry puede haber dicho lo obvio, el hecho de que lo hiciera oficial tiene un valor significativo. Ahora podemos decir ¡°Doctrina Monroe, 1823-2013¡±.
Al declarar oficialmente el fin de la Doctrina Monroe, el discurso de Kerry, tanto impl¨ªcita como expl¨ªcitamente, revela una hoja de ruta clara para la pol¨ªtica norteamericana: ni intervenciones preventivas ni unilaterales; determinaci¨®n para crear una colaboraci¨®n entre iguales y un compromiso para crear un proceso de decisi¨®n basado en intereses y valores compartidos.
Un nuevo marco
Por supuesto, esto es m¨¢s f¨¢cil dicho que hecho.
La Administraci¨®n Obama no est¨¢ lista para participar en ninguna novedad durante este segundo mandato: el itinerario sigue ampliamente el primer mandato con una mayor atenci¨®n a asuntos de energ¨ªa y medioambiente.
Ha sido muy duro para la Administraci¨®n trasladar hasta ahora los aspectos positivos de su pol¨ªtica en Am¨¦rica Latina. Durante una visita reciente a Miami, Roberta Jacobson, subsecretaria para asuntos del Hemisferio Occidental, explic¨® que el debate de la pol¨ªtica de EE UU en la regi¨®n sigue girando en torno a pol¨ªticas que ya no existen, lo que le obliga a invertir mucho tiempo explicando lo que esas pol¨ªticas no son.
Hay un problema con la comunicaci¨®n y otro a¨²n m¨¢s serio sobre la escasez de acciones concretas que demuestren que EE UU est¨¦ buscando realmente una relaci¨®n de iguales en el hemisferio. Hay una gran distancia entre el final de las intervenciones pol¨ªticas o militares y crear un verdadero campo para la cooperaci¨®n horizontal.
Como han afirmado algunos comentaristas, la mayor¨ªa de los problemas clave que requieren trabajar con las naciones latinoamericanas como socios iguales no son espec¨ªficas del hemisferio sino globales: narcotr¨¢fico, migraci¨®n, pr¨¢cticas comerciales injustas, conflictos armados y degradaci¨®n medioambiental. Mientras que EE UU progresa en algunas de estas ¨¢reas -por ejemplo, ha finalizado la ¡°guerra contra las drogas¡± que dio prioridad a la soluci¨®n militar al problema del narcotr¨¢fico- queda mucho por hacer si Washington quiere tratar seriamente a los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina como socios y colaboradores.
El secretario Kerry ha afirmado que EE UU est¨¢ tomando ahora decisiones distintas. Para algunas naciones latinoamericanas, esto no es m¨¢s que un pronunciamiento ret¨®rico. Otros est¨¢n dispuestos a reconocer cierto m¨¦rito a EE UU. Cuando el presidente Juan Manuel Santos visit¨® nuestra universidad en diciembre, antes de reunirse con el presidente Obama en Washington, se asegur¨® de resaltar la preferencia de Colombia hacia un nuevo tipo de relaci¨®n con EE UU. ¡°Estoy muy contento de que mi primera parada en esta visita sea aqu¨ª¡±, afirm¨® Santos. ¡°Normalmente, cuando el presidente viene a EE UU y visita Miami, hubiera ido a visitar el Comando Sur. Ahora vendr¨¢ a la Universidad de Miami¡±.
Kerry hizo algo significativo en la OEA: estableci¨® un nuevo est¨¢ndar para la pol¨ªtica de EE UU hacia Am¨¦rica Latina. Hasta ahora, podemos definir este est¨¢ndar en negativo: no-intervencionista, no-paternalista, no-acosador, etc. Pero un est¨¢ndar es un est¨¢ndar. Si EE UU lo cumplir¨¢ o no, esa es otra cuesti¨®n.
A su vez, los pa¨ªses latinoamericanos deber¨ªan interpretar el discurso de Kerry como el compromiso formal de EE UU para establecer una nueva relaci¨®n con la regi¨®n. En vez de tachar esta declaraci¨®n como grandilocuencia, los gobiernos de Am¨¦rica Latina deber¨ªan ser inteligentes y utilizarlo para reprochar y denunciar a EE UU cada vez que incumpla su nueva referencia. Esto puede marcar la pauta para una pol¨ªtica norteamericana m¨¢s inteligente en la regi¨®n.
Ariel Armony es Director del Centro Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Miami.
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