Premio al que haga llorar a un escritor
Las rese?as literarias m¨¢s feroces de 2013 seg¨²n la revista 'The Omnivore', que cada a?o premia a los cr¨ªticos m¨¢s destructivos
Cuando Marcel Reich-Ranicki huy¨® de Polonia escapando de los nazis, el escritor Herich B?ll le ayud¨® a encontrar trabajo en la redacci¨®n de un peri¨®dico alem¨¢n. A los pocos meses, el que terminar¨ªa convirti¨¦ndose en el pope de cr¨ªticos literarios europeos, devolvi¨® el favor despedazando sin piedad en las p¨¢ginas del diario la ¨²ltima novela de su amigo. As¨ª son ellos, los cr¨ªticos. O al menos as¨ª los presenta el t¨®pico. Seres ingratos, sanguinarios. Novelistas a media cocci¨®n. Siempre agazapados en la oscura esquina de su biblioteca esperando para dar el siguiente zarpazo.
La autobiograf¨ªa de Morrissey se lleva la peor parte: 'Es un ladrillo sin calor, sabidur¨ªa o atractivo'.
La web The Omnivore rinde homenaje a estas maravillosas criaturas con un certamen de premios a las ¡°cr¨ªticas de libros m¨¢s furiosas, divertidas y tronchantes de 2013¡±. Ocho piezas compiten al hachazo literario m¨¢s sangrante del a?o. Todas, eso s¨ª, dentro del universo de revistas y libros para angloparlantes, la mayor¨ªa sin editar todav¨ªa en Espa?a. Liderando muchas de las apuestas se encuentra uno de los incontables abucheos con que la prensa brit¨¢nica ha recibido la autobiograf¨ªa de Morrissey. El ex cantante The Smiths logr¨® publicar su huevo literario en Penguin Classics, la colecci¨®n m¨¢s prestigiosa de la editorial. S¨®lo reservada, hasta la aparici¨®n de Moz, para Joyce, Borges o Kipling. Valga como muestra la nominada opni¨®n de A. A. Gil, de The Sunday Times:
Hay autobiograf¨ªas de estrellas del pop que no deber¨ªan escribirse nunca. En algunos casos para proteger al incauto lector y en otros para proteger al propio autor. En el caso de Morrissey, valen las dos. Este libro clama una edici¨®n. Porque en cuanto un editor meta tijera en el sitio que le plazca, ya no podr¨¢ parar. Es un ladrillo que carece completamente conocimiento narrativo, de calor, sabidur¨ªa o atractivo. Es una potencial hoguera de vanidad, autoindulgencia y diarrea mental de lo m¨¢s ins¨ªpida. Ponerlo en Penguin Classics no hace de menos a Arist¨®teles, Homero o Tolstoi. Simplemente ridiculiza a Morrissey en una humillaci¨®n perpetrada por su propio victimismo.
La lista de nominados ha sido confeccionada por Rosie Boycot, antes editor The Independent; el escritor y cr¨ªtico, Brian Sewel y el profesor del University College de Londres, John Sutherland. En un ejercicio entre la humildad tibetana y el autotrolleo, el propio profesor seleccion¨® como precandidata una cr¨ªtica del New York Review of Books sobre su ¨²ltimo libro, Vidas de novelistas. La cosa dec¨ªa: ¡°La equiparaci¨®n que parece buscar este libro con el magn¨ªfico Vidas de poetas ingleses de Samuel Johnson es tan vergonzosa como la insolencia del autor¡±. El resto del jurado, sin embargo, entendi¨® que la embestida del cr¨ªtico no era lo suficientemente execrable.
S¨ª ha entrado en la lista la escatol¨®gica radiograf¨ªa que Lucy Ellman dedic¨® en su columna de The Guardian a Worst. Person. Ever, la ¨²ltima novela de Douglas Coupland. La escritora parece no perdonar el s¨®rdido s¨ªndrome de Peter Pan del que fuera padrino de la Generaci¨®n X en los noventa:
Una supone que lo que intenta Coupland es ser cr¨ªtico con la cultura de masas. Pero la s¨¢tira de este libro, si es que la hay, est¨¢ muy bien escondida. A trav¨¦s de una inmersi¨®n absoluta en la banalidad, el autor se decide por asquear al lector con una barra libre de machismo, homofobia, mierda, v¨®mitos, esputos y todo el resto de recursos propios del humor adolescente.
Tambi¨¦n compite el linchamiento ret¨®rico de Rachel Cooke a la autobiograf¨ªa de la exdiputada conservadora brit¨¢nica Ann Widdecombe. La articulista de The Observer arranca sus golpes recordando la participaci¨®n de la autora del libro, cat¨®lica conversa y ferviente defensora pro vida, en uno de esos programas televisivos que invitan a bailar a personajes famosos.
La periodista empezaba pregunt¨¢ndose: ¡°Cuando Ann Widdecombe apareci¨® en Ven bailando, el jurado del programa la describi¨® como un 'hipop¨®tamo bailar¨ªn'. ?Supera en algo su escritura a sus dotes como bailarina?".
"No". Y prosigue:
Lo mejor que se puede decir de su prosa es que tiene rigor. Su gram¨¢tica es correcta y las an¨¦cdotas que cuenta est¨¢n bien construidas. Tienen un principio, un nudo y un desenlace. Su atenci¨®n al detalle es ejemplar, siempre que usted sea el tipo de lector interesado en la sucesi¨®n apost¨®lica o en la agitada vida de exdirector del servicio prisiones de su majestad la Reina. Por lo dem¨¢s, sus memorias se parecen mucho a un paso doble: sin ritmo, sin belleza, sin humor, y por encima de todo, sin emoci¨®n.
El premio se falla el once de febrero y el ganador se llevar¨¢ a casa un lote de conservas de calamares en su tinta. El por qu¨¦ de esta ir¨®nica celebraci¨®n a tanta mala baba es ¡°promocionar la integridad y la sensatez dentro del periodismo literario¡±, reconoce el editor de Omnivore. ¡°Demuestra adem¨¢s que pese a los dificultades por las que est¨¢ pasando las revistas y la prensa, los cr¨ªticos aun tienen energ¨ªa suficiente para intentar pinchar las burbujas editoriales de cada temporada¡±
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