C¨®mo gestionar la energ¨ªa personal
Hay veces que parece que somos capaces de mover monta?as y otras, en donde levantarse de la cama resulta toda una proeza. La clave est¨¢ en nuestra energ¨ªa personal, aquella que nos permite ilusionarnos, comprometernos con lo que hacemos o simplemente, sentirnos bien. Posiblemente, la energ¨ªa personal sea nuestro recurso m¨¢s valioso. Jim Loehr, cofundador del Human Performance Institute, sugiere que la tratemos como la energ¨ªa f¨ªsica. Cuando nos agotamos no siempre es por el estr¨¦s, sino porque no hemos dedicado esfuerzo o tiempo a recuperarla. Ocurre igual con el dinero: si siempre sacamos y no ingresamos, tendremos un saldo poco favorable. Por ello, una actitud disciplinada para encontrar modos de recuperarla es uno de los mejores favores que podemos hacernos si queremos sentirnos bien. ?Y c¨®mo podemos hacerlo? Loerh sugiere abordarlo desde las cuatro perspectivas que nos ayudan a ganar en nuestro rendimiento: el cuerpo, las emociones, la mente y el esp¨ªritu.
Capacidad f¨ªsica
La energ¨ªa es la capacidad que tenemos para trabajar. Pensemos en c¨®mo har¨ªamos un correcto trabajo para fortalecer los m¨²sculos de nuestros brazos. Para ello, combinar¨ªamos momentos de entrenamiento, con un adecuado per¨ªodo de recuperaci¨®n para no da?ar las fibras. De la misma manera tendr¨ªamos que trabajar con nuestro cuerpo, alternando momentos de actividad f¨ªsica con otros de renovaci¨®n de la energ¨ªa. Incorporar ejercicio f¨ªsico en nuestros h¨¢bitos contribuye a dedicarnos un tiempo a nosotros mismos fuera de nuestras responsabilidades, hace que nos sintamos revitalizados y aumenta nuestra capacidad de concentraci¨®n.
Pero el ejercicio f¨ªsico por s¨ª solo no es suficiente para cuidar nuestro estado. Hay que acompa?arlo con h¨¢bitos saludables de sue?o y alimentaci¨®n. S¨®lo cuando aprendemos a cuidar de nosotros mismos, podemos dedicar energ¨ªa y entusiasmo a cuidar de los dem¨¢s. En cuerpos debilitados es muy dif¨ªcil desarrollar la ilusi¨®n.
Capacidad emocional
Loehr y su equipo preguntaron a atletas c¨®mo se sent¨ªan cuando estaban ejecutando un buen ejercicio, todos coincidieron en usar palabras como: calma, desaf¨ªo, compromiso, optimismo y confianza. As¨ª como las emociones positivas nos llevan a un buen desempe?o, las negativas como la frustraci¨®n, la impaciencia, la tristeza, el miedo¡ nos restan energ¨ªa. As¨ª pues, si queremos ilusionarnos o comprometernos, tendremos que revisar nuestras emociones y saber gestionarlas adecuadamente. Un ejemplo se observa con la rabia. Por ejemplo, pensemos en momentos en los que se adue?a de nosotros la rabia. Esta emoci¨®n es una respuesta de lucha o huida ante situaciones que consideramos una amenaza. Para gestionar la rabia tendr¨ªamos que transformar la experiencia de amenaza en un desaf¨ªo conteniendo estas emociones negativas antes de que estallen. ?C¨®mo podemos hacerlo? El primer paso es ser conscientes de las se?ales que nos env¨ªa nuestro cuerpo cuando est¨¢ en tensi¨®n: aceleraci¨®n del ritmo card¨ªaco, sudoraci¨®n, opresi¨®n en el pecho¡ Y hacer un trabajo consciente para controlar esas sensaciones: cerrar los ojos, respirar profundamente, relajar los m¨²sculos, suavizar la voz, hablar m¨¢s despacio¡Hecho esto, estamos en disposici¨®n de ponernos en el lugar de la otra persona para elaborar una respuesta usando un lenguaje positivo.
Otras herramientas que nos ayudan a compensar las emociones negativas y restaurar la energ¨ªa positiva son:
- La m¨²sica, ya que tiene poderosos efectos fisiol¨®gicos y emocionales: alivia el pensamiento obsesivo y preocupante; y genera cambios en la actividad mental, pasando del hemisferio izquierdo m¨¢s racional, al derecho m¨¢s intuitivo.
- El lenguaje corporal tambi¨¦n ejerce su influencia en las emociones. Actuar como si estuviera enfadado tiene los mismos efectos fisiol¨®gicos que estarlo realmente. Dec¨ªa Arist¨®teles que ¡°Somos lo que hacemos repetidamente. La Excelencia no es un acto, sino un h¨¢bito¡±. Entrenar a nuestro cuerpo ¡°actuando como si¡±, hace que provoque de manera externa lo que quiero sentir en mi interior, pudiendo experimentar emociones sanas.
- La m¨²sica, ya que tiene poderosos efectos fisiol¨®gicos y emocionales: alivia el pensamiento obsesivo y preocupante; y genera cambios en la actividad mental, pasando del hemisferio izquierdo m¨¢s racional, al derecho m¨¢s intuitivo.
- El lenguaje corporal tambi¨¦n ejerce su influencia en las emociones. Actuar como si estuviera enfadado tiene los mismos efectos fisiol¨®gicos que estarlo realmente. Dec¨ªa Arist¨®teles que ¡°Somos lo que hacemos repetidamente. La Excelencia no es un acto, sino un h¨¢bito¡±. Entrenar a nuestro cuerpo ¡°actuando como si¡±, hace que provoque de manera externa lo que quiero sentir en mi interior, pudiendo experimentar emociones sanas.
El objetivo en esta parte es mejorar las capacidades cognitivas: centrarse en un objetivo, gestionar el tiempo y las habilidades para tener un pensamiento cr¨ªtico positivo.
Cualquier cosa que nos interfiera para alcanzar una meta, disipa la energ¨ªa que invertimos en este proceso. T¨¦cnicas sencillas de meditaci¨®n nos ayudan a entrenar nuestra atenci¨®n y relajan mente y cuerpo, facilitando la recuperaci¨®n de la energ¨ªa. Visualizar es otro ejercicio que produce energ¨ªa positiva y tiene efectos palpables en nuestro rendimiento. Debemos visualizar el resultado que queremos conseguir. Un ejemplo muy claro lo encontramos en la saltadora de trampol¨ªn Laura Wilkinson. Laura sufri¨® una importante lesi¨®n en uno de sus pies seis meses antes de los Juegos Ol¨ªmpicos de Sidney. Al no poder entrenar con normalidad, pasaba horas visualizando cada uno de los saltos. Con pocas semanas para practicar antes de las Olimpiadas, Laura gan¨® la medalla de oro en la plataforma de 10 metros.
Capacidad espiritual:
La parte espiritual se alza como sost¨¦n ante la adversidad y como una poderosa fuente de motivaci¨®n, concentraci¨®n, determinaci¨®n y capacidad de recuperaci¨®n. Nos referimos con esta capacidad a la energ¨ªa que surge al explorar valores m¨¢s profundos que definen un fuerte sentido de prop¨®sito. Pensemos en los casos de mujeres fumadoras que a pesar de estar viendo mermada su salud, son incapaces de dejar de fumar, pero al quedar embarazadas abandonan el h¨¢bito, retom¨¢ndolo a veces, en el momento que tienen a sus beb¨¦s. La explicaci¨®n es clara, cuando el impacto del tabaquismo conecta con un prop¨®sito m¨¢s profundo como es la salud de un hijo, es m¨¢s f¨¢cil abandonar el tabaco. Se genera lo que Loehr y su equipo denominaron ¡°adaptaci¨®n basada en valores¡±. Para llegar a ella es necesario no dejarse arrastrar por lo inmediato, hay que hacer una pausa y mirar dentro de uno mismo. Adaptarnos a una situaci¨®n teniendo en cuenta valores m¨¢s profundos, es una forma de romper la linealidad de la actividad orientada hacia los objetivos inmediatos.
Ser¨ªa interesante tener en cuenta este modelo en el mundo corporativo, donde se suele demandar de nosotros un alto nivel de desempe?o. Las empresas no pueden centrarse en las capacidades cognitivas de sus empleados sin valorar su desarrollo f¨ªsico y emocional. El rendimiento de los colaboradores depende tanto de la forma en la que la gente emplee su energ¨ªa, como del modo en el que la renueven y se recuperen. Cuando la gente se siente fuerte y con capacidad para afrontar las demandas, en los cuatros niveles que hemos visto, su desempe?o es mejor, desarrollan sus responsabilidades con m¨¢s pasi¨®n y este estado es m¨¢s perdurable en el tiempo. Nosotros ganamos, nuestro entorno gana y las empresas ganan.
F¨®rmula
Nuestra energ¨ªa personal es todo lo que tenemos. Cuidarla y recuperarla es vital para llevar vidas equilibradas y saludables.
Recetas
- Vivimos en nuestro cuerpo. Analiza con sinceridad c¨®mo puedes mejorar y encuentra una forma sencilla de hacerlo realidad.
- Observa tu mente, tu di¨¢logo interno, ?qu¨¦ te dices una y otra vez?, ?qu¨¦ le dices al mundo?, Identifica lo que no te gusta, y aprende a cambiarlo.
- La coherencia entre cuerpo, mente y esp¨ªritu es lo que nos facilitar¨¢ mantener y acrecentar nuestra energ¨ªa personal.
Referencias:
The making of a corporate athlete, escrito por Jim Loehr y Tony Schwartz y publicado en 2001 en Harvard Business Review.
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