El descuido
Escribi¨® ?ngel Ganivet: cuando los de abajo se mueven, los de arriba se caen. Se caen o se callan. Ha pasado en Burgos. Se movieron los de abajo y el alcalde se ha tenido que envainar
Lo primero que le¨ª sobre la democracia era una advertencia y la firmaba ?ngel Ganivet. Si los de abajo se mueven, los de arriba se caen. Lo segundo que supe de este sistema de gobierno que pese a su mediocridad es lo mejor que tenemos, como dec¨ªa Churchill, se lo escuch¨¦ en la televisi¨®n a don Jos¨¦ Mar¨ªa Pem¨¢n, que llevaba ese don desde chiquito. De viejo le pusieron el don muchas veces, y el Tois¨®n de Oro, y todo tipo de homenajes porque era, entonces, el sabio oficial, el mejor de todos nosotros, como se suele decir cuando de alguien se quiere destacar que sin ¨¦l no ser¨ªamos nada.
Pues el mejor de todos nosotros dijo en la televisi¨®n del Estado, que entonces era la mejor de todas, que la democracia solo era posible en Grecia, pues el pueblo cab¨ªa en un estadio y que por tanto se le pod¨ªa preguntar qu¨¦ prefer¨ªa, si galgos o podencos. Mientras tanto, ven¨ªa a inferir el autor de El divino impaciente, era mejor estar como est¨¢bamos. Y est¨¢bamos con Franco, claro, que mandaba mientras respiraba.
Los pol¨ªticos (como los periodistas) tienden a usar al pueblo como les da la gana
En esos mismos programas de adoctrinamiento de la democracia de nombre qu¨ªmico, la democracia org¨¢nica, le escuch¨¦ decir a un periodista pillo y audaz, Emilio Romero, qu¨¦ hac¨ªa ¨¦l cada vez que ten¨ªa que adaptarse a lo que impusiera el poder, pues entonces el debate era entre falangistas, o posfalangistas, y gente del Opus Dei. Dijo el entonces director de Pueblo, tan buen peri¨®dico, por cierto: ¡°Pues cuando llueve saco el paraguas, y cuando ya no llueve lo cierro¡±.
As¨ª era. Luego vino la democracia, Pem¨¢n fue agasajado por todo el mundo en el Palacio Real en las primeras fiestas democr¨¢ticas organizadas por la Monarqu¨ªa; es hist¨®rica esa fotograf¨ªa de Marisa Fl¨®rez en la que se ve al maestro recibir el agasajo del Rey Juan Carlos, que se arrodilla ante el patriarca gaditano en una especie de cambio de despachos entre una ¨¦poca y otra, entre la democracia qu¨ªmica y la democracia coronada.Romero ya hab¨ªa cerrado el paraguas e inauguraba el tiempo nuevo con la misma audacia con que hab¨ªa sobrevivido en la anterior batalla.
Todo eso es pasado, o casi todo, menos, quiz¨¢, lo que escribi¨® ?ngel Ganivet: cuando los de abajo se mueven, los de arriba se caen. Se caen o se callan. Ha pasado en Burgos. El alcalde quer¨ªa hacer un bulevar, seg¨²n ¨¦l siguiendo el mandato popular. Pues el pueblo se le levant¨® y le dijo que no era cierto, que ellos no quer¨ªan ese dispendio. Se movieron los de abajo y el alcalde se ha tenido que envainar, despu¨¦s de d¨ªas de disturbios, lo que hab¨ªa vendido como un favor a su pueblo. Los pol¨ªticos (pero tambi¨¦n los periodistas) tienden a usar al pueblo como les da la gana: declaran interpretar el sentir popular como si tuvieran un sism¨®grafo. No es que tengan que reunir al p¨²blico en un estadio, como suger¨ªa Pem¨¢n para justificar la democracia de Franco, pero s¨ª tendr¨ªan que atender a lo que se dice en la calle aunque no sea en su favor. Si el alcalde de Burgos hubiera puesto atenci¨®n, Interior se hubiera ahorrado unos dineros y tambi¨¦n unos efectivos. Y una reacci¨®n que parec¨ªa hecha para detener la entrada de Napole¨®n. No, si era tan solo gente que no quer¨ªa un bulevar. Lo que le sobr¨® al alcalde fue descuido de lo p¨²blico y arrogancia del poder, que eran los alimentos de la democracia qu¨ªmica que le gustaba a Pem¨¢n. El alcalde tendr¨ªa que haber le¨ªdo a Ganivet.
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