?Qu¨¦ les das, Fran?ois?

Tengo la negra, perd¨®n, la afroamericana, o la afrocaribe?a, o la afroloquesea, pero de casta?a oscura para arriba. Mi suerte, digo. Vamos, que me ha mirado un tuerto, perd¨®n, discapacitado visual asim¨¦trico. Jopetas, que dir¨ªa Ana Botella, no se puede abrir la boca sin pecar contra la correcci¨®n pol¨ªtica: que soy m¨¢s gafe que la susodicha metepatas, perd¨®n, alcaldesa. Me ausento por asunto familiar grave, y en cuanto vuelvo a ojear seg¨²n qu¨¦ portadas para venirme arriba ¡ªpara agorero ya est¨¢ el juez Elpidio Silva¡ª, resulta que se ha acabado la recesi¨®n, se ha parado el paro, y somos la admiraci¨®n del globo, perd¨®n, de EEUU y la Troika. Y voy yo, y me lo pierdo.

Lo de no ver en su d¨ªa a Rajoy alternando con Obama de mito a mito en la Casa Blanca pase, porque, como hablan el mismo idioma, han quedado super¨ªntimos y cualquier finde repiten con Michelle y Viri. Pero lo de perderme a Guindos sacando pecho, valga la redundancia, presumiendo de un crecimiento del PIB del 0,3% con los sueldos por los suelos no me lo perdono. Eso es un var¨®n, con uve, castigando al pr¨®jimo sin complejos y no tanto bar¨®n auton¨®mico llorando como damiselas por la asimetr¨ªa del gasto p¨²blico. Y yo, mientras, haci¨¦ndole la cama a mi madre ingresada en un hospital ¨ªdem porque con los recortes, perd¨®n ajustes, los auxiliares no dan abasto a limpiar esputos. No tengo visi¨®n ninguna.

As¨ª que, visto que en Espa?a va todo viento en popa y Gamonal a toda mecha, voy a ampliar el foco a ver si veo la paja en el ojo ajeno. Lo dir¨¦ fino: me la refanfinfla el inquilino del El¨ªseo. A ver, l¨ªbreme Durao Casposo de vituperar el viraje a la derecha del presidente de la Rep¨²blica Francesa. Ni de entrometerme en los asuntos internos de un Estado libre y soberano miembro fundador de la UE. Pero a m¨ª, el ciudadano Fran?ois Hollande me deja fr¨ªa. Vamos, que ni fu ni fa, ni s¨ª ni no, ni oh-l¨¤-l¨¤. He ah¨ª un se?or del mont¨®n, con su barriga, perd¨®n, abdomen, cervecero; su tinte negro, perd¨®n, afrofranc¨®fono, ala de cuervo; y su pinta de subjefe de planta de caballeros de Galer¨ªas Preciados, perd¨®n, Lafayette.

No obstante, Fran?ois las mata callando. A todas, menos a Merkel. Ahora est¨¢ superindignado porque le han cazado yendo en moto oficial a ver a su amante, Julie Gayet, una actriz monina sin tirar cohetes, a tiro de piedra de donde Val¨¦rie Trierweiller, la supuesta primera dama, le ataba corto. Y encima, publican las fotos. Qu¨¦ escandalazo. Qu¨¦ falta de respeto. Qu¨¦ invasi¨®n de la vida privada. Como si fuera el primer pr¨®cer al que trincan en semejante trance.

Mira, Fran?ois, yo no s¨¦ qu¨¦ les das a tantas incautas, la grandeur tiene razones que la raz¨®n no entiende. Pero, para esc¨¢ndalo, falta de respeto e invasi¨®n hasta la cocina de la vida de tus s¨²bditos, perd¨®n ciudadanos, el tajo que propugnas ahora en sus salarios. A m¨ª, quien me preocupa es Valeria la Soberbia. Tanta allure, tanto chic y tanto charme, para acabar ingresada con un ataque de cuernos como Rosa Benito con Amador Mohedano, salvando los abismos. No somos rien.