¡°Lo peor ha pasado¡±, pero sigue ah¨ª
Toda trampa de lenguaje alberga una parte de verdad, a fin de resultar cre¨ªble
¡°Lo peor ya ha pasado¡±, nos dicen. Y esa frase parte de ver la crisis como un bloque que avanza o retrocede, que sube o baja, cuando solo se trata de la suma de unas fracciones dispersas, desconectadas y desiguales que no se mueven de forma homog¨¦nea. La declaraci¨®n se proyecta sobre el presente o el pret¨¦rito, en vez de hacia el futuro. Porque la situaci¨®n de la gente no ha cambiado. Simplemente, ahora surgen datos que hacen pensar en que quiz¨¢s cambie m¨¢s adelante, aunque no para todos.
Toda trampa de lenguaje alberga una parte de verdad, a fin de resultar cre¨ªble, y recoge palabras que evocan algo positivo para esconder con ellas lo perjudicial.
Cada mes o¨ªmos que han disminuido los muertos en las carreteras. Y no descienden: aumentan. Si hasta ese d¨ªa se hab¨ªan anotado 200 fallecidos, pongamos por caso, en esa noticia se a?ad¨ªan 20 m¨¢s. Y aunque las v¨ªctimas sumaran 10 menos que en el periodo anterior, pasaban a ser 220. Por tanto, no desciende el n¨²mero de muertos como puede descender alg¨²n d¨ªa el n¨²mero de pobres. Los pobres dejan de serlo, pero los fallecidos no.
La declaraci¨®n se proyecta
En estos datos se produce, s¨ª, un descenso cierto en la comparaci¨®n, que ofrece una parte de verdad. Ninguna v¨ªctima volv¨ªa a la vida para que as¨ª descendiese el n¨²mero de fallecidos, pero la expresi¨®n ¡°menos muertos¡± obra su efecto subliminal.
¡°Los ajustes han terminado¡±, se anuncia tambi¨¦n. Y Rajoy dice ser consciente (entrevistado el lunes en Antena 3) de los problemas que ¡°han tenido¡± los espa?oles. Y se usa el pret¨¦rito en ambos verbos: ¡°han terminado¡±, ¡°han tenido¡±. Sin embargo, ajustes y problemas contin¨²an vigentes. como contin¨²an muertos los difuntos. Simplemente, parece que no se ¡°ajustar¨¢¡± m¨¢s.
Hasta hace poco se dec¨ªa que ¡°el paro ha aumentado menos que en el periodo anterior¡±. Y la palabra ¡°menos¡± ejerc¨ªa ah¨ª asimismo su papel seductor. Porque, a pesar de ese ¡°menos¡±, hab¨ªa ¡°m¨¢s¡± paro, como hab¨ªa ¡°m¨¢s¡± muertos en las carreteras.
Ahora sucede que la econom¨ªa mejora, y unos datos cre¨ªbles lo muestran. Esa parte de verdad conduce a proclamar que ¡°lo peor ha pasado¡±. La vicepresidenta S¨¢enz de Santamar¨ªa se extra?a incluso del conflicto en Burgos: ¡°Todos los indicadores ven una recuperaci¨®n econ¨®mica que no s¨¦ si casa mucho con las protestas sociales¡±. Y tal mensaje lo reciben los casi seis millones de parados, o los pensionistas que han perdido capacidad de compra y adem¨¢s albergan a media familia en casa.
Quien fue expulsado de su hogar habr¨¢ vivido el peor instante al producirse el desahucio, pero su hoy no es mejor, no puede pensar que lo peor ha pasado por el hecho de que ya transcurriera el acto traum¨¢tico, puesto que en lo peor contin¨²a. Ser¨ªa rid¨ªculo decirle a alguien a quien amputaron un brazo: ¡°Tranquilo, lo peor ha pasado¡±. No, lo peor est¨¢ a¨²n ah¨ª: no tiene brazo.
Millares de empresas que cerraron se mantienen inactivas. No han empezado a activarse un poquito porque ¡°lo peor ha pasado¡±. Contin¨²an en lo peor: cerradas. Millones de personas que se quedaron sin empleo no han empezado a trabajar una hora un d¨ªa, y dos el siguiente, y tres m¨¢s tarde. Los que vieron evaporadas sus inversiones no van recuperando paulatinamente aquel dinero. Ni lo peor es pasado para ellos ni el presente mejora. Lo peor no se desvanece tras haber empezado a ocurrir.
M¨¢s de 680.000 familias siguen sin recibir ning¨²n ingreso. El emigrante que vivi¨® el trance de tomar el tren o el avi¨®n pas¨® un mal trago que no por superado dej¨® de alejarlo de su familia y de su tierra. Los 20.000 alumnos de bachillerato que perdieron la beca no podr¨¢n recuperar nunca el tiempo derrochado. Ni?os sin libros y en algunos casos con hambre, o sin las prote¨ªnas necesarias para su crecimiento normal. Instalados todav¨ªa en ¡°lo peor¡±.
Se puede comprender que alguien pronuncie las palabras m¨¢gicas ¡°lo peor ha pasado¡± a fin de infundir optimismo. Pero tal vez much¨ªsimos ciudadanos no las consideren afortunadas y experimenten un gran desasosiego al comprobar que, en efecto, para los datos del Gobierno ¡°lo peor ha pasado¡± y para ellos todo sigue igual.
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