Doce t¨®picos de boda que deben morir
Se cumplen 158 a?os de la popularizaci¨®n de 'La marcha nupcial' Aprovechamos la fecha para repasar actitudes que deben evitarse en los enlaces matrimoniales ?Qui¨¦n quiere que le tiren arroz encima?
Un a?o m¨¢s. Recibimos invitaciones de boda de forma constante y equilibrada, como una lluvia fina que nunca cesa. Y eso en caso de que no sea la tuya propia, que el matrimonio es lo ¨²nico que desgrava. Enumeramos doce t¨®picos que cualquier novio (o invitado) con clase ha de hacer lo posible por evitar.
1. La marcha nupcial. El tach¨¢n-tach¨¢n m¨¢s famoso de la historia fue compuesto por Mendelssohn para la ¨®pera El sue?o de una noche de verano, en 1842, pero solo se hizo popular cuando el ?Hola! de la ¨¦poca se hizo eco de que hab¨ªa sonado en las nupcias de la hija de la Reina Victoria, un 25 de enero de 1858. En efecto: hoy se cumplen 156 a?os de la popularizaci¨®n de La marcha nupcial. Su partitura est¨¢ m¨¢s gastada que las maracas de Mach¨ªn, pero mucho cuidado con la melod¨ªa que eleg¨ªs para sustituirla, no se os vaya a ir la mano y por haceros los modernos hag¨¢is, por ejemplo, como el Ayuntamiento de Madrid de Gallard¨®n, y regal¨¦is a los novios algo menos perdurable (ejem) en el tiempo, como M¨²sica para un boda, compuesta por el insigne ?Nacho Cano! con motivo del enlace de Felipe y Letizia. Tampoco est¨¢ mal que os asesore un amigo que tenga, como m¨ªnimo, el t¨ªtulo First de ingl¨¦s: no ser¨ªa la primera vez que suena el Autopista al infierno (Highway to Hell) de AC/DC en unas nupcias¡
2. La boda en Las Vegas. Es hortera, hace un calor insoportable y est¨¢ lleno de viejos decr¨¦pitos en motocarros. ?No te parecen suficientes motivos?
3. Llevar condones¡ por si acaso. Desenga?aos: eso de la amiga de la novia que se enrolla con el amigo del novio y acaban haci¨¦ndose un tr¨ªo con el padrino solo pasa en las pel¨ªculas de Lars Von Trier y dem¨¢s cineastas perturbados escandinavos. En Espa?a, como no inviten a un stripper de esos que pasa burundanga, lo ten¨¦is crudo.
4. La familiar g¨®tica. Se suele pasar por alto por conmiseraci¨®n, pero es una aut¨¦ntica revienta-bodas. Vale que se salte la norma de no vestir de negro, que haya que hacerle un men¨² especial porque no come cosas con ojos, y solo beba refrescos decorados con el motivo de una Hello Kitty sat¨¢nica. Pero lo realmente imperdonable es que todos los miembros de la familia, a las dos copas de vino, siempre acaben llorando m¨¢s que la madre del novio. Y eso es robarle protagonismo a la persona para quien, realmente, el d¨ªa de la boda es el m¨¢s importante de su vida.
5. Las despedidas de soltero conjuntas. Menuda chorrada: ?qu¨¦ parte de ¡°para el resto de tu vida¡± no has entendido? Despu¨¦s de la boda se acab¨® quedar con los colegas para ver el f¨²tbol, las drinking sessions o hablar de t¨ªas sin disimulo. Es vuestra ¨²ltima oportunidad: no la desaprovech¨¦is. Por si fuera poco, esta perversa variante lleva adjunta una de las mayores humillaciones posibles: el empapelado del barrio con carteles de los novios bajo la leyenda de ¡°Se busca¡±.
6. Llevar algo nuevo, algo viejo, algo prestado. Una tradici¨®n absolutamente desfasada e incompleta, ya que se olvida de lo m¨¢s importante: ?lo realmente imprescindible es un ba?ador! Desde que los convites se celebran en hoteles con piscina, a la hora de las copas alguien acaba remojado. Para previsores, tambi¨¦n gafas y aletas.
7. Tirar arroz o p¨¦talos de rosa¡ ?Por qu¨¦ no la paella entera? O, ?ya puestos, frascos de Chanel? Aunque, en realidad, si quer¨¦is hacer feliz a los novios lo que ten¨¦is que hacer es lanzarles a la cabeza billetes de 500 euros.
8. Ni?os con arras. S¨ª, son muy monos, pero son un co?azo de tomo y lomo: ruidosos, metomentodos e imprevisibles. Adem¨¢s, no les hac¨¦is ning¨²n favor. Mejor dejarlos en una guarder¨ªa y entregarse al fulgor de la fiesta. Como hay restaurantes sin ni?os, existen las bodas libres de infantes.
9. Dar el ramo a una amiga. Una de esas modernidades sin sentido con el ¨²nico fin del bienquedismo femenino que, adem¨¢s, viola todas las leyes de la l¨®gica: pocos momentos ponen tan en peligro un enlace futuro como las nupcias de una amiga (¡°es que siempre llegas tarde¡±; ¡°m¨¦tete la camisa¡±; ¡°no bebas tanto¡±¡). Lo dicho: esto es el siglo XXI, esto es el capitalismo salvaje. El que se quiera casar, que se rompa los cuernos por conseguirlo.
10. Las fotograf¨ªas amateurs. Tambi¨¦n conocidas como la pesadilla Smartphone, pues es el d¨ªa en el que todos sacamos al paparazzo que llevamos dentro¡ y al ostentador de nuestro m¨®vil ¨²ltimo modelo que acabaremos de pagar en c¨®modos plazos dentro de cinco a?os. A menos que vay¨¢is a presentaros a un concurso de rostros desenfocados, es mejor dejarlo en manos de profesionales.
11. Los cuchillos en las listas de boda. Las listas son, y a este texto me remito, absurdas por lo general, y las de boda no son una excepci¨®n. Pero hay absurdeces y absurdeces: lo que tiene que ver con el menaje del hogar se lleva la palma, y dentro de este subsector de cachivaches, los cuchillos son lo m¨¢s horrendo. ?Alguien se cree que, a menos que se trate de una boda india, los novios han comido hasta ese d¨ªa con las manos? ?O acaso es una sutil indirecta para que se despellejen vivos? "El mejor regalo de mi boda me lo hicieron los colegas: un libro editado con texto y fotos de la historia de nuestra amistad", asevera Alejandro Rivas, que se cas¨® en 2012. Por supuesto, estos invitados tambi¨¦n realizaron una aportaci¨®n econ¨®mica para cubrir los gastos de la fiesta. Una cosa es ser original, y otra muy distinta pecar de jeta.
12. Corbatas en la cabeza. Llegado el momento de los copazos, el lazo de la corbata se afloja definitivamente y uno se inmortaliza con los colegas al estilo de Los intocables de Eliot Ness, con el complemento en la testuz como si fuera la cinta para el pelo de Rambo o ?peor! la ¨ªdem de Mark Knopfler. Que s¨ª, que todos hemos visto El pr¨ªncipe de Bel-Air, pero es que resulta que, desde entonces, ha llovido bastante y Will Smith se ha hecho cienci¨®logo. Tened un poco de respeto por la memoria del t¨ªo Phil.
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