Amenazas de peso
Los problemas cambiarios en los ¡®emergentes¡¯, en especial Argentina, inquietan a los mercados
Las bolsas y los mercados de deuda sufrieron ayer una convulsi¨®n despu¨¦s de que se anunciaran mediocres indicadores econ¨®micos en China y se detectaran importantes dificultades cambiarias en varios pa¨ªses emergentes, en especial en el peso argentino. Las consecuencias en Espa?a fueron una ca¨ªda de hasta el 3,6% en el Ibex y un repunte del diferencial de deuda hasta los 212 puntos b¨¢sicos, explicable por la importancia que tiene el cambio de las monedas emergentes (el propio peso o la lira turca) en las grandes empresas espa?olas en Bolsa. En todo caso, las perspectivas econ¨®micas o financieras en China, Brasil, Argentina, Indonesia y Venezuela inquietan en los mercados y han suscitado una atenci¨®n preocupada en Davos.
En el terremoto de ayer resalta con nitidez el hundimiento del peso argentino (cambi¨® a 7,75 pesos por d¨®lar el jueves), que tuvo que ser cauterizado con el anuncio de que a partir del lunes los ciudadanos podr¨¢n comprar d¨®lares en el mercado oficial ¡°para tenencia de personas f¨ªsicas¡± y reducir el impuesto sobre el cambio de divisas desde el 35% al 20%. La ca¨ªda en barrena del peso es una advertencia que el Gobierno de Cristina Fern¨¢ndez no deber¨ªa deso¨ªr; augura un futuro recrudecimiento de los estrangulamientos econ¨®micos del pa¨ªs y constituye una amenaza para la estabilidad de los mercados.
Es in¨²til que el ministro de Econom¨ªa, Axel Kicillof, insista en atribuir la debilidad del peso a las operaciones especulativas de unos pocos desaprensivos, o que el jefe del Gabinete, Jorge Capitanich, haga de la necesidad virtud y asegure, para explicar la nueva pol¨ªtica de compra de d¨®lares, que su valor ¡°ha alcanzado un nivel de convergencia aceptable para los objetivos de pol¨ªtica econ¨®mica¡±. El mal de ra¨ªz que explica la inestabilidad del peso (y, hay que insistir, compromete la estabilidad de los mercados internacionales) es una pol¨ªtica econ¨®mica equivocada y terca que se niega a reconocer la asfixiante tasa de inflaci¨®n real. Los ciudadanos se defienden de la realidad de los precios atesorando d¨®lares en el mercado paralelo y empujando el cambio del d¨®lar hasta m¨¢s de 13 pesos.
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Argentina necesita, pues, una devaluaci¨®n del peso acorde con sus fundamentales econ¨®micos, para que no sean necesarias restricciones cambiarias extravagantes, peores que el problema que pretenden resolver y al final hay que abolir. El pa¨ªs tiene adem¨¢s un calendario pol¨ªtico que es en s¨ª mismo un foco de inestabilidad prolongada; es poco probable que el nuevo presidente de la Rep¨²blica tome posesi¨®n antes de 2015, y mientras tanto los graves desequilibrios pueden estallar.
El caso de Argentina es, a su vez, un s¨ªntoma de que la situaci¨®n de los pa¨ªses emergentes puede empeorar a medio plazo. Concretamente, en cuanto comiencen a eliminarse los est¨ªmulos monetarios excepcionales y el d¨®lar inicie una senda de apreciaci¨®n. El desasosiego financiero se desplazar¨¢ hacia los emergentes. La preocupaci¨®n en Davos est¨¢ justificada.
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