?Estar¨ªa Espa?a preparada para un presidente soltero?
Fran?ois Hollande anuncia su separaci¨®n de Val¨¦rie Trierweiler Se convertir¨¢ as¨ª en uno de los pocos gobernantes 'singles' del planeta ?Aceptar¨ªa nuestro pa¨ªs a un l¨ªder sin familia tradicional? Responden los expertos
Sin primera dama. As¨ª ha quedado este fin de semana Francia tras el anuncio oficial de separaci¨®n de Fran?ois Hollande y Val¨¦rie Trierweiler. El punto final, o eso deber¨ªa, a un follet¨ªn protagonizado por el presidente franc¨¦s con infidelidad, ataque de ansiedad y declaraciones oficiales incluidas, y que ha abierto el debate sobre la delgada l¨ªnea que separa la vida p¨²blica y privada de los dirigentes pol¨ªticos. A todo esto, Hollande ha manifestado su intenci¨®n de ser un presidente soltero, por lo que no parece que la hasta ahora considerada segunda dama, la actriz Julie Gayet, suba de escalaf¨®n oficial. Pero m¨¢s all¨¢ de los aspectos m¨¢s o menos rosas, este episodio tambi¨¦n ha puesto sobre la mesa la discusi¨®n sobre las ventajas o inconvenientes de tener presidentes singles. De hecho, una encuesta publicada por Le Parisien y recogida el s¨¢bado por El PA?S estima que el 54% de los franceses no quiere que haya primera dama ni tener que sufragar los gastos que genera.
?Pero estamos preparados para tener presidentes solteros? ?La familia mueve votos y apoyos aunque sea inconscientemente en pleno siglo XXI? En teor¨ªa, a cualquier ciudadano deber¨ªa importante m¨¢s la val¨ªa t¨¦cnica, la formaci¨®n y las capacidades de un pol¨ªtico presidenciable que el hecho de que est¨¦ casado, se haya divorciado o sea padre. Pero esa es la teor¨ªa. En la pr¨¢ctica los l¨ªderes mundiales solteros, ya sean singles, divorciados o viudos, son escasos.
Sin darnos cuenta, atribuimos caracter¨ªsticas favorables a los individuos que han formado una familia (Elisa Chulia, soci¨®loga)
El n¨²mero de presidentes sin pareja oficial conocida entre los principales pa¨ªses del mundo es realmente bajo. Los casos m¨¢s conocidos son los del presidente de Bolivia Evo Morales, cuya hermana Esther ejerce como primera dama; el primer ministro holand¨¦s Mark Rutte, quien ha reivindicado en varias ocasiones su solter¨ªa ¨C¡°No crea que seguir soltero es un problema. Tampoco estoy casado con mi trabajo, si es lo que pretende decirme¡±, dijo en una entrevista-, o el belga Elio di Rupo, quien adem¨¢s era, hasta la elecci¨®n el a?o pasado del primer ministro de Luxemburgo Xavier Bettel, el ¨²nico jefe de gobierno gay de Europa con permiso de la islandesa J¨®hanna Siguroard¨®ttir, la primera l¨ªder lesbiana europea (2009-2013). Esta lista se amplia algo si se suman los presidentes divorciados, como la brasile?a Dilma Rousseff; el ruso Vladimir Putin, aunque nunca qued¨® claro si eran ciertos los rumores de boda con su pareja la exgimnasta Alina Kabaeva; y la chilena Michelle Bachelet. O los que son viudos, como la argentina Cristina Kirchner. Pocos casos, en definitiva. "Estad¨ªsticamente, a partir de los 30 a?os el estado civil mayoritario se corresponde con tener una pareja estable con uno o m¨¢s hijos. Es la pauta m¨¢s normalizada y para un pol¨ªtico parecerse al resto de la poblaci¨®n es importante¡±, explica Elisa Chulia, profesora de Sociolog¨ªa en la Facultad de Ciencias Pol¨ªticas y Sociolog¨ªa de la UNED.
Y aunque ser soltero o estar divorciado sea igual de com¨²n ya en las sociedades occidentales, inconscientemente la familia suma puntos. ¡°A una persona con una familia estable de forma intuitiva le atribuimos ciertos rasgos. Es una persona capaz de desarrollar un proyecto familiar y con un respaldo crucial para su estabilidad emocional. As¨ª que, sin darnos cuenta, le atribuimos de forma subliminal caracter¨ªsticas claramente favorables¡±, afirma Chulia. Pero adem¨¢s la familia a?ade un plus pol¨ªtico: ¡°Un gobernante con familia e hijos tiene una imagen m¨¢s humanizada, genera cercan¨ªa y confianza. Ha vivido circunstancias, como el noviazgo, la boda, tener hijos¡, que le acercan al votante medio en t¨¦rminos sociodemogr¨¢ficos. Por eso, tener familia estable se puede ver como un activo del pol¨ªtico¡±, agrega.
El peso de las primeras damas estadounidenses
Pero la figura de la pareja y la familia no solo es objeto de escrutinio en este lado del Atl¨¢ntico. En Estados Unidos, la presencia de las mujeres y los hijos de los candidatos a la presidencia (solo ha habido un presidente soltero en su historia y fue James Buchanana, entre 1857 y 1861; otro divorciado, Ronald Reagan, aunque mucho tiempo antes de ocupar el cargo ya se hab¨ªa casado con Nancy Davis; y cuatro viudos) es mucho m¨¢s determinante que en Europa y tiene una fuerza especial a la hora de movilizar al electorado. Lo hemos visto con los Obama o recientemente con la familia del reci¨¦n elegido alcalde de Nueva York, Bill de Blasio. ¡°La imagen de una familia estable ayuda a promover la candidatura de un pol¨ªtico, da la imagen de que carece de vicios. La presencia de las familias y, especialmente, de la consorte, es una garant¨ªa de estabilidad y probidad¡±, explica el soci¨®logo Carlos Alberto Torres, director del Instituto Paulo Freire de la Universidad de California-Los ?ngeles (UCLA) y presidente del World Council of Comparative Education Societes (WCCES).
No crea que seguir soltero es un problema. Tampoco estoy casado con mi trabajo, si es lo que pretende decirme (Mark Rutte, primer ministro holand¨¦s y 'single' de 46 a?os)
Las mujeres de los presidentes estadounidenses, adem¨¢s, no solo fomentan esa imagen de estabilidad sino que movilizan votos y tienen un papel activo en la pol¨ªtica como primeras damas, algo que contrasta con el papel discreto y m¨ªnimo de las esposas de los ¨²ltimos presidentes espa?oles Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y Mariano Rajoy. ¡°La presencia de la primera dama en las campa?as es decisiva. Una de las razones es que el voto femenino es important¨ªsimo. Obama recibi¨® muchos m¨¢s votos de las mujeres proporcionalmente que su opositor. Mientras no existan candidatos femeninos en las campa?as, qui¨¦n ser¨¢ primera dama marca las preferencias del electorado, especialmente en temas vinculados a cuestiones de educaci¨®n o salud¡±, matiza Torres. De ah¨ª que la actividad p¨²blica de las consortes de los presidentes se centre en esas materias. La esposa del presidente Bush, Laura Bush, fue embajadora simb¨®lica de Unesco en materia de alfabetizaci¨®n y defensora de la salud de las mujeres y la lucha contra el SIDA; y Michelle Obama es conocida por su defensa del papel de las mujeres, la lucha contra la pobreza y la concienciaci¨®n sobre la importancia de la nutrici¨®n y las comidas saludables. Y Hillary Clinton fue determinante cuando salt¨® el caso Lewinsky. ¡°Perdon¨® p¨²blicamente a Bill Clinton y eso tiene una fuerza simb¨®lica extraordinaria¡±, analiza Elisa Chulia.
Y nosotros, ?qu¨¦?
¡°Mi querido amigo, aprenda gallego y c¨¢sese si quiere triunfar en pol¨ªtica¡±, aseguran que recomend¨® un d¨ªa Manuel Fraga a un joven Mariano Rajoy. Tales palabras resumen muy bien la importancia que la familia tiene en la pol¨ªtica para muchos, ya sean compa?eros de filas o electores. Si bien el presidente Mariano Rajoy se cas¨® con Elvira Fern¨¢ndez, Viri, ya en la cuarentena y siendo ministro de Administraciones P¨²blicas, los casos de cargos pol¨ªticos solteros no son tan numerosos en Espa?a aunque han ido en aumento sin llamar la atenci¨®n a la sociedad. Jos¨¦ Ignacio Wert, Ana Pastor, Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, Bibiana A¨ªdo o Trinidad Jim¨¦nez son algunos de los ministros de los ¨²ltimos gobiernos que han ejercido sin pareja oficial su cargo. Entre los presidentes auton¨®micos actuales, se puede citar a Alberto N¨²?ez Feijoo, Juan Vicente Herrera y Yolanda Barcina. Eso s¨ª, por lo general, las facetas privada y la p¨²blica de nuestros pol¨ªticos permanecen separadas, y en bastantes casos desconocemos su estado civil.
Las facetas privada y p¨²blica de los pol¨ªticos espa?oles permanecen separadas, y en bastantes casos desconocemos su estado civil
¡°En Espa?a, no estamos demasiado acostumbrados. No se ven pol¨ªticos solteros. Pero van a empezar a vivirse cambios en este terreno. No creo que genersase ning¨²n problema la existencia de un gobernante viudo, divorciado con o sin pareja, soltero u homosexual. Sea cual sea su estado, lo fundamental para mantener la credibilidad y popularidad es su discreci¨®n y honestidad¡±, concluye la soci¨®loga Elisa Chulia. The times they are a-changin'.
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