La recuperaci¨®n en campa?a electoral
Salimos de la recesi¨®n, no de la crisis; las medidas necesarias exigen realismo
La recuperaci¨®n econ¨®mica constituye un tema capital para nuestro pa¨ªs y ser¨¢ previsiblemente el protagonista de la campa?a electoral ya en marcha. Pero el ciudadano est¨¢ perplejo: nadie le explica en qu¨¦ consiste ni percibe sus efectos favorables. Conviene clarificar el significado de la recuperaci¨®n, con realismo y rigor, antes de que sea politizado y tergiversado en los debates electorales.
La recuperaci¨®n es un cambio de tendencia del crecimiento: nuestra econom¨ªa, tras largos a?os cayendo y mucho (el 7,5% desde 2008), empez¨® a crecer d¨¦bilmente (unas d¨¦cimas), impulsada principalmente por la demanda exterior, desde mitad de 2013 y, recientemente, se ha registrado un ligero repunte del empleo. Adem¨¢s, mejoraron otras variables que apuntalan la recuperaci¨®n: se sane¨® el sistema financiero, aunque no definitivamente, se corrigieron algunos desequilibrios b¨¢sicos (de forma contundente la balanza de pagos, con dudas, el d¨¦ficit p¨²blico) y aument¨® la confianza exterior como reflejan la reducci¨®n de la prima de riesgo, la subida del rating y mayor afluencia de capital extranjero.
Pero estas mejoras no llegan al ciudadano. Las familias siguen con bajos ingresos, elevadas deudas y reducido consumo, los empresarios, tambi¨¦n muy endeudados, no reciben cr¨¦ditos para sus negocios, el desempleo es desorbitado, soportamos mayores impuestos para financiar los intereses de la deuda y los m¨²ltiples recortes contin¨²an pesando sobre la poblaci¨®n: en definitiva, la crisis sigue ah¨ª. Hemos salido de la recesi¨®n, no de la crisis: no cabe utilizar un lenguaje enga?oso. La recuperaci¨®n solo constituye un?primer paso, aunque importante.
El cr¨¦dito privado, el problema catal¨¢n y la corrupci¨®n est¨¢n entre los principales riesgos nacionales
El ciudadano puede preguntarse: ?Es s¨®lida esta recuperaci¨®n o morir¨¢ como la de 2010?, ?c¨®mo la hemos conseguido y a qu¨¦ coste?, ?se consolidar¨¢ pronto hasta superar la crisis?
?Es una recuperaci¨®n s¨®lida? Probablemente m¨¢s que la de 2010 y no porque aquella no lo fuera, sino porque la austeridad merkeliana la destroz¨®. Pero la actual tampoco est¨¢ exenta de numerosos riesgos, de distinta magnitud y probabilidad. En el ¨¢mbito internacional, prescindiendo de las tensiones en Ucrania, destacan la debilidad de los pa¨ªses emergentes, la retirada de liquidez en EE UU, las amenazas deflacionistas del euro, la resistencia del BCE a expansiones cuantitativas, los retrasos de la uni¨®n bancaria, la aversi¨®n alemana a estimular su crecimiento, la vacilante evoluci¨®n econ¨®mica de importantes pa¨ªses europeos y los graves problemas de otros, como Italia y Grecia. Los principales riesgos nacionales son el d¨¦ficit p¨²blico, el sistema financiero, el cr¨¦dito privado, el problema catal¨¢n, la elevada e impune corrupci¨®n y el malestar ciudadano fuente de desestabilizaci¨®n y conflictos sociales.
?Qu¨¦ recuperaci¨®n tenemos y a qu¨¦ coste? Una recuperaci¨®n de origen externo y con grandes costes sociales. El Gobierno pretende atribuirla a sus pol¨ªticas y reformas, pero sus causas m¨¢s inmediatas son los est¨ªmulos exteriores y la flexibilizaci¨®n permitida por Bruselas para reducir el d¨¦ficit p¨²blico. Adem¨¢s, sin ignorar importantes aportaciones gubernamentales (saneamiento financiero aunque incompleto, reformas ¡ªalgunas controvertidas¡ª del mercado laboral, avances en competitividad y ajustes del d¨¦ficit), no es posible olvidar que el Ejecutivo equivoc¨® su pol¨ªtica presupuestaria, no fue como afirma el art¨ªfice de la confianza internacional y carg¨® los costes de la recuperaci¨®n sobre los m¨¢s d¨¦biles aumentando la desigualdad. Ve¨¢moslo.
La intensa y acelerada contracci¨®n fiscal ¡ªimpuesta ciertamente por Bruselas, pero aplicada celosamente por nuestro Ejecutivo¡ª nos hundi¨® en la segunda recesi¨®n y retras¨® la recuperaci¨®n. En palabras de Stiglitz, ¡°las pol¨ªticas de austeridad hicieron que la desaceleraci¨®n fuera m¨¢s profunda y larga de lo necesario, causando consecuencias de dilatada duraci¨®n¡±, como la reducci¨®n del PIB y la destrucci¨®n de empleo registradas en la presente legislatura. Hasta el propio Guindos parece corroborar esta idea, mayoritaria entre economistas, en sus recientes afirmaciones de Bruselas: ¡°La recuperaci¨®n europea va con retraso respecto a EE?UU y Reino Unido que aplicaron est¨ªmulos monetarios m¨¢s potentes y retiraron los fiscales con menos prisas¡ No bastan las reformas, hay que hacer pol¨ªtica fiscal y pol¨ªtica monetaria¡±.
La reducci¨®n de la prima de riesgo, principal indicador de la confianza exterior y que evit¨® nuestro rescate global, se debi¨® principalmente al efecto virtual de las palabras de Draghi de apoyo al euro y, en peque?a proporci¨®n, a las pol¨ªticas del Gobierno.
Hasta 2018 Espa?a no volver¨¢ a alcanzar el PIB anterior a la crisis y el paro seguir¨¢ por encima del 15%
Por ¨²ltimo, estas pol¨ªticas afectaron negativamente a los trabajadores y a la equidad. En efecto, la mayor parte de las ganancias de competitividad, que impuls¨® la demanda exterior y la recuperaci¨®n, provino del aumento del desempleo que increment¨® la productividad y, en menor medida, de la reducci¨®n de los salarios; los m¨¢rgenes empresariales aumentaron perjudicando la competitividad. Adem¨¢s, los ajustes del d¨¦ficit se materializaron en descensos de los ingresos medios y bajos y en reducciones de recursos para educaci¨®n y sanidad, aumentando la desigualdad m¨¢s que cualquier pa¨ªs europeo.
?Se consolidar¨¢ la recuperaci¨®n y en qu¨¦ plazo hasta superar la crisis? Estimo, y creo no ser pesimista, sino rigurosamente realista frente a determinados triunfalismos, que la salida de la crisis ser¨¢ lenta y dif¨ªcil por dos razones: las cargas heredadas del pasado y las dificultades para fortalecer la demanda interna.
Los distintos Gobiernos desde finales de los noventa hasta ahora ¡ªconviene recordarlo¡ª han sido los principales responsables de la gravedad de nuestra crisis y de sus soluciones equivocadas, a las que no son ajenas las autoridades europeas. Sus diversas pol¨ªticas econ¨®micas generaron graves desequilibrios, convertidos luego en pesadas cargas que lastran ahora nuestra recuperaci¨®n: desorbitado endeudamiento privado, inmensa burbuja inmobiliaria, medio sistema financiero quebrado, gran deuda exterior, tremendo desempleo e insostenible deuda p¨²blica.
Algunas cargas (deuda exterior y sistema financiero) van alivi¨¢ndose parcialmente. Otras, de imposible absorci¨®n a medio plazo, retrasar¨¢n la salida de la crisis: el vac¨ªo dejado por un desmesurado sector de la construcci¨®n que debe sustituirse por otras actividades, la excesiva deuda p¨²blica cuya reducci¨®n exige tiempo, inflaci¨®n y reformas fiscales y el enorme desempleo ¡ªlleno de parados de larga duraci¨®n y de personas sin estudios¡ª de dif¨ªcil y dilatada digesti¨®n. Finalmente, la gran deuda privada que obstaculizar¨¢ el aumento de la demanda interior, indispensable, dada la insuficiencia de la demanda externa, para superar la crisis.
Efectivamente, el consumo se enfrenta al elevado endeudamiento familiar y a la dificultad de aumentar la renta disponible en un contexto de bajadas salariales y enorme desempleo; el incremento de la inversi¨®n resulta complicado sin reducir el apalancamiento empresarial e impulsar el cr¨¦dito; el sector p¨²blico todav¨ªa deber¨¢ actuar contractivamente para reducir la deuda. No parece f¨¢cil ni r¨¢pido aumentar la demanda interna.
Seg¨²n Olli Rehn, arreglar una crisis como la espa?ola acaba costando una d¨¦cada. El Instituto de Estudios Fiscales (IEF), think tank del Ministerio de Hacienda, prev¨¦ que el nivel de PIB anterior a la crisis no se recuperar¨¢ hasta alrededor de 2018 y, seg¨²n el FMI, hasta 2020: nos situar¨ªamos ahora pr¨¢cticamente a mitad de la crisis en t¨¦rminos de producci¨®n. ?Y en desempleo? El propio IEF estima que a final de esta d¨¦cada la tasa de paro superar¨¢ el 15%. ?Para cu¨¢ndo el 8% de 2007?
Salimos de la recesi¨®n, pero seguimos en crisis. Solo si somos conscientes con realismo de las grandes dificultades que implica superarla, podremos tomar las medidas necesarias. Medidas que lleguen a la inmensa mayor¨ªa. Mejor con grandes pactos de Estado. Pero para eso hace falta talla pol¨ªtica.
Agust¨ªn del Valle es profesor de Econom¨ªa de la Escuela de Negocios (EOI) y exdirector del Servicio de Estudios del Banco Central Hispano.
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