Exhibicionismo
El mundo ard¨ªa mientras el PP, en la trinchera calentita de Valladolid, se autosatisfac¨ªa compulsivamente
Observada con perspectiva, la convenci¨®n del PP en Valladolid apesta a ejercicio de onanismo. Nada raro: las ganas de masturbarse atacan en los momentos m¨¢s inoportunos. Hay una literatura abundante acerca de soldados que a punto de morir se bajan los pantalones y, abstray¨¦ndose del entorno, se entregan con furor a s¨ª mismos. Sabemos de enfermos terminales que, asaeteados por sondas y cat¨¦teres, practican el vicio solitario debajo las s¨¢banas. Hay gente a la que le ataca esta necesidad imperiosa en el metro, en la oficina, en el confesionario¡ No nos extra?e, pues, que el PP se encerrara a solas con su cuerpo durante los mismos d¨ªas en los que en Madrid se produc¨ªan manifestaciones de bomberos, de mujeres, de usuarios de la luz, de preferentistas¡ El mundo ard¨ªa mientras el PP, en la trinchera calentita de Valladolid, se autosatisfac¨ªa compulsivamente, ajeno al aumento de los desahucios, a la crecida de los suicidios, a la destrucci¨®n progresiva del empleo, al conocimiento de que 20 ricos, en Espa?a, igualaban la renta del 20% de la poblaci¨®n. Lo que dec¨ªamos: en las situaciones hostiles, cada uno se alivia con lo que tiene a mano.
Y ah¨ª estuvieron, dale que te pego, desde el viernes hasta el domingo. Aparec¨ªan por la tele descorbatados, con las camisas y las blusas m¨¢s abiertas de lo conveniente y la expresi¨®n del que atiende a un delirio interior m¨¢s que a las demandas del exterior. Ah¨ª los ve¨ªas, por los pasillos del centro de convenciones, entre agotados y culpables, deleit¨¢ndose en unas fantas¨ªas de recuperaci¨®n econ¨®mica que nada ten¨ªan que ver con la realidad extramental. No terminamos de comprender la publicidad con la que se entregaban a s¨ª mismos, como si al placer solitario necesitaran a?adir el extra de la ostentaci¨®n. Una conferencia masturbatoria, en suma, con gabardina de exhibicionista.
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