?Al rico archis¨ªlabo, oiga!
El gusto por alargar pomposamente las palabras sigue afectando al espa?ol
Uno piensa que los espa?oles no tenemos un bien m¨¢s com¨²n que nuestra lengua com¨²n, el espa?ol o castellano. Despreciarlo o dejar que se malemplee y degrade nos predispone a desentendernos tambi¨¦n de otros bienes compartidos y, por supuesto, a malentendernos entre nosotros. Cuidar las palabras permite afinar sentimientos y escoger las razones adecuadas, mientras que destrozarlas a nuestro antojo conduce a disfrazar intenciones y a trampear con menor reparo. As¨ª que, con permiso de la Academia, volver¨¦ a referirme a esa dolencia de nuestro idioma que es la profusi¨®n de archis¨ªlabos. Ya saben, esos t¨¦rminos artificial y pomposamente alargados con los que pretendemos dar mayor empaque a lo dicho y ganar estatura a los ojos del otro. Aqu¨ª va la s¨¦ptima entrega de esta serie iniciada hace casi veinte a?os.
Solo de pasada mencionemos los incubados en los c¨ªrculos m¨¢s pedantes del mundo publicitario y de la moda. Son esas novedosas palabras que anteponen exagerados prefijos para denotar as¨ª algo ultraexclusivo o la hiperexclusividad de un dise?o, una mansi¨®n de macrolujo o una persona superpositiva. Pero lo habitual es que el grueso de los archis¨ªlabos se forme a?adiendo desinencias innecesarias a un sustantivo para expresar peor lo mismo que ese sustantivo ya dec¨ªa mejor y con mayor brevedad. En unos casos, el hablante se eleva a un plano de aparente abstracci¨®n que al parecer le conforta. De suerte que la ¡®reflexi¨®n¡¯ se convierte en reflexividad, el ¡®gobierno¡¯ o la ¡®gobernaci¨®n¡¯ dejan paso a la gobernabilidad e incluso a la gubernamentalidad, un poema revela no tanto un tierno ¡®sentimiento¡¯ como una delicada sentimentalidad. Nuestro presidente explic¨® tan terne que el Banco Europeo nos conced¨ªa su multimillonario rescate sin condicionalidad alguna, esto es, ¡®sin condiciones¡¯.
Como en este pa¨ªs tratamos mucho m¨¢s con vaporosas entidades que con ¡®entes¡¯ reales, no sufrimos una crisis de ¡®empleo¡¯, sino de empleabilidad. Ya no hay que contener el ¡®gesto¡¯, sino la gestualidad, ni despertar ¡®emoci¨®n¡¯ o ¡®emotividad¡¯, sino emocionalidad. La presencialidad suena m¨¢s densa que la mera ¡®presencia¡¯, igual que el ¡®¨®ptimo¡¯ resultado de una gesti¨®n empresarial alcanza la optimalidad. Rizando el rizo del rid¨ªculo, una revista de filosof¨ªa hablaba hace poco de contradictorialidad en lugar de ¡®contradictoriedad¡¯, lo mismo que en las peluquer¨ªas femeninas ofrecen ung¨¹entos que dan voluminosidad ¡ªy no '¡¯volumen¡¯¡ª al pelo.
Nos inclinamos hacia ciertos vocablos por su mayor largura
Hay casos en que el estiramiento verbal parece deberse a un deseo irrefrenable de calcar usos del ingl¨¦s. Aludimos entonces a una campa?a promocional, que no ¡®promotora¡¯, a una actividad fundacional en lugar de ¡®fundadora¡¯ o bien a la gracia creacional del artista m¨¢s que ¡®creadora¡¯ o ¡®creativa¡¯. ?Y a que resulta hermoso el confusional, para aludir a lo ¡®confuso¡¯ o ¡®confundente¡¯? Algo que sea ¡®operativo¡¯ se califica hoy (perd¨®n, a d¨ªa de hoy) de operacional y unos intereses volicionales, por si no lo saben, designan intereses ¡®volitivos¡¯ o de la voluntad. Claro que a estas invenciones contribuye lo suyo que ese hablante ignore la ra¨ªz latina de los t¨¦rminos que emplea. Por eso olvida la ¡®desinfecci¨®n¡¯ para escoger la desinfectaci¨®n, la ¡®interacci¨®n¡¯ nada puede frente a la interactuaci¨®n y por la misma tendencia se prefiere el infusionarse al ¡®infundirse¡¯. Las pel¨ªculas hay que versionarlas en lugar de ¡®verterlas¡¯ a otras lenguas y en un cartel publicitario pueden tropezarse con un movedor que no pasa de ser el ¡®motor¡¯ de toda la vida.
Recuerde el lector cu¨¢ntas veces escucha desfasamiento por ¡®desfase¡¯, enmarcamiento por ¡®enmarque¡¯, mejoramiento por ¡®mejora¡¯ y decantamiento por ¡®decantaci¨®n¡¯. El motivo m¨¢s probable de inclinarnos hacia los primeros vocablos es su mayor largura frente a los segundos. Lo mismo ocurre con muchos delincuentes cuando les detienen: que son sometidos a un procesamiento judicial mejor que a un ¡®proceso¡¯. Pero ese lector puede tambi¨¦n preguntarse por qu¨¦ una empresa internacionalizada (¡®internacional¡¯) requiere un apoyo profesionalizado m¨¢s que ¡®profesional¡¯ y, a ser posible, particularizado mejor que ¡®particular¡¯. El otro d¨ªa me hablaron de un inter¨¦s bancario anualizado, con el significado de ¡®anual¡¯, de una decisi¨®n pol¨ªtica territorializada para decir ¡®territorial¡¯ y de una situaci¨®n ling¨¹¨ªstica normalizada, o sea, ¡®normal¡¯. ?A que en televisi¨®n las lluvias siempre son generalizadas y nunca ¡®generales¡¯? Pues eso.
La lista no se ha agotado, ?qu¨¦ va! Nunca hablen de un grupo ¡®colaborador¡¯ cuando pueden llamarlo colaborativo. Pero si quieren causar efecto profundo, atr¨¦vanse a prescindir del simple ¡®capaz¡¯ y acu?ar el capacitivo, seg¨²n promov¨ªa un reciente anuncio de tablets en la prensa. Hay archis¨ªlabos que alteran el sentido del sustantivo originario o incluso lo traicionan del todo. Quien rechaza reiteradamente algo que se le imputa no se aferra a la ¡®negaci¨®n¡¯ de los hechos, sino que incurre nada menos que en negacionismo, de igual manera que la mera ¡®oscuridad¡¯ que rodea un crimen viene a tildarse de oscurantismo.
El ampuloso crecimiento de vocablos ofrece todav¨ªa numerosas ocasiones a nuestro af¨¢n de encampanarnos. Habr¨¢n notado que no hay autoridad que exprese hoy su ¡®juicio¡¯ sobre cualquier novedad acontecida, sino en todo caso una valoraci¨®n, de modo parecido a como la ¡®pena¡¯ de una multa se torna una penalizaci¨®n. Ya no exigimos una ¡®rentabilidad¡¯ para nuestras inversiones, sino su rentabilizaci¨®n, y la financiarizaci¨®n est¨¢ dejando corta a la ¡®financiaci¨®n¡¯. ?Qu¨¦ pinta un ¡®contraste¡¯ al lado de una contrastaci¨®n y c¨®mo poner el ¡®acento¡¯ donde cabe una acentuaci¨®n? En boca de una exministra el ¡®presupuesto¡¯ cobraba mayor prestancia si pasaba a denominarse presupuestaci¨®n. Al paso que vamos, mucho me temo que las edificaciones acaben ganando en altura a los ¡®edificios¡¯.
Abruma tanta riqueza l¨¦xica cuando tanto escasea la conceptual
Una ¡®divisi¨®n¡¯ o ¡®reparto¡¯ de algo no puede compararse con su segmentaci¨®n, la defraudaci¨®n oculta un delito m¨¢s turbio que el ¡®fraude¡¯, como le pasa a la repudiaci¨®n frente al escueto ¡®repudio¡¯. Algunos buscan la igualizaci¨®n antes que la ¡®igualaci¨®n¡¯, no se contentan con la ¡®objetivaci¨®n¡¯ cuando pueden pronunciar objetualizaci¨®n, aunque tampoco dejan claro si presentan proposiciones o ¡®propuestas¡¯. El perverso placer obtenido de a?adir s¨ªlabas forzadas se detecta asimismo en la desregularizaci¨®n que equivale a la mera ¡®desregulaci¨®n¡¯, en la deteriorizaci¨®n como ¡®deterioro¡¯ o en la sociabilizaci¨®n, que es como una ¡®socializaci¨®n¡¯ s¨®lo que m¨¢s prolongada. Al terrible significado de ¡®exterminio¡¯ le ha salido un competidor en la exterminaci¨®n. Y alg¨²n concurso televisivo deber¨ªa sortear un premio entre quienes adivinen a qu¨¦ viejas palabras pretenden sustituir ahora mismo engendros como expertizaci¨®n, titulizaci¨®n o mutualizaci¨®n.
Los nuevos verbos puestos a nuestro alcance son legi¨®n; tienen el ligero inconveniente, eso s¨ª, de que tambi¨¦n son in¨²tiles por sobrantes. Entre ellos encontramos algunos tan encantadores como audializar para ¡®escuchar¡¯ m¨²sica u oficializar una misa que debe de valer para el cura mucho m¨¢s que ¡®oficiarla¡¯. S¨²menle ustedes el nulificar para decir ¡®anular¡¯, y el ficcionalizar para ¡®ficcionar¡¯, y el provisionar para ¡®proveer¡¯, y el potencializar para ¡®potenciar¡¯, y el narrativizar para ¡®narrar¡¯ y as¨ª hasta cansarse... Pues abruma esta extraordinaria riqueza l¨¦xica cuando tanto escasea la conceptual.
?Qu¨¦ quieren que les diga? Una vez m¨¢s, la raz¨®n parece estar de parte del entra?able Chesterton: ¡°Es indudable que la prudencia es mejor que el ingenio; pero, leyendo los extra?os polis¨ªlabos de los modernos libros y revistas, parece mucho m¨¢s evidente que hemos perdido el ingenio y no hemos adquirido prudencia¡±.
Aurelio Arteta es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa Moral y Pol¨ªtica de la Universidad del Pa¨ªs Vasco.
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