La sombra persistente de la Gran Guerra
Aprendimos de la historia lecciones que hacen que el mundo resulte m¨¢s seguro
Este a?o marca el centenario del estallido de la I?Guerra Mundial, raz¨®n suficiente para reflexionar sobre qu¨¦ nos ense?a hoy esta cat¨¢strofe europea. De hecho, las consecuencias de la Gran Guerra para las relaciones internacionales y el sistema global de Estados siguen sinti¨¦ndose hoy. ?Hemos aprendido algo de los fracasos en materia de pol¨ªticas de los Gobiernos, las instituciones y la diplomacia internacional que ocurrieron en el verano de 1914?
Grandes sectores del hemisferio norte siguen luchando contra los legados de los grandes imperios europeos ¡ªHabsburgo, ruso y otomano¡ª que colapsaron luego de la I?Guerra Mundial, o cuya decadencia, como la del imperio brit¨¢nico, se desat¨® con la guerra y qued¨® sellada con su secuela a¨²n m¨¢s sangrienta una generaci¨®n despu¨¦s. Las zonas de fractura resultantes ¡ªen los Balcanes y Oriente Pr¨®ximo, por ejemplo¡ª son el origen de algunos de los riesgos actuales m¨¢s graves para la paz regional y mundial.
Despu¨¦s del fin de la guerra fr¨ªa y el colapso de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, la guerra regres¨® a los Balcanes bajo condiciones muy similares a las que prevalec¨ªan en el periodo anterior a 1914, con un nacionalismo agresivo que termin¨® reconfigurando la Yugoslavia que se desintegraba en seis Estados separados. Por supuesto, el presidente serbio Slobodan Milo?evic', cuyo llamado a una ¡°Serbia mayor¡± encendi¨® la guerra, no estaba solo: por un momento, Europa corri¨® peligro de regresar a la confrontaci¨®n de 1914. Francia y Reino Unido respaldaban a Serbia, mientras que Alemania y Austria favorec¨ªan a Croacia.
Afortunadamente no hubo ninguna recidiva, porque Occidente hab¨ªa aprendido la lecci¨®n de los errores hist¨®ricos. Hay tres factores importantes para evitar el desastre: la presencia militar de Estados Unidos en Europa, el progreso de la integraci¨®n europea y el abandono por parte de Europa de la pol¨ªtica de las grandes potencias. Pero no tiene sentido enga?arse: solo si los pa¨ªses de los Balcanes creen en la Uni¨®n Europea y en los beneficios de pertenecer a ella, la precaria paz en la regi¨®n podr¨¢ volverse permanente.
Una de las pocas caracter¨ªsticas positivas en Oriente Medio es que hoy no existen rivalidades entre potencias globales
No existe esta esperanza actualmente para Oriente Pr¨®ximo, cuyas fronteras pol¨ªticas contempor¨¢neas fueron establecidas en gran medida por Gran Breta?a y Francia durante la I?Guerra Mundial, cuando los diplom¨¢ticos Mark Sykes y Fran?ois Georges-Picot negociaron la divisi¨®n del Imperio Otomano. De la misma manera, la creaci¨®n de Israel se remonta a la Declaraci¨®n de Balfour de 1917, por la cual la subsiguiente potencia mandataria brit¨¢nica en Palestina respald¨® el establecimiento de un hogar nacional para el pueblo jud¨ªo.
El Oriente Pr¨®ximo que se cre¨® entonces es, en mayor o menor medida, el Oriente Pr¨®ximo de hoy. Sin embargo, ahora somos testigos de su desintegraci¨®n, porque el designio de Sykes-Picot siempre implic¨® una fuerte potencia hegem¨®nica externa (o dos), dispuesta a mantener la estabilidad canalizando (o reprimiendo) los numerosos conflictos de la regi¨®n. Gran Breta?a y Francia, las primeras potencias hegem¨®nicas, fueron sucedidas por Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica y, finalmente, solo por EE?UU.
La desventura de Estados Unidos en Irak, su p¨¦rdida de fuerza como potencia mundial y su reticencia a mantener su nivel previo de compromiso en la regi¨®n han tornado insostenible la estructura Sykes-Picot, porque no existe ninguna otra fuerza externa disponible. El vac¨ªo resultante ha sido ocupado por varias corrientes del islam pol¨ªtico, terrorismo, movimientos de protesta, levantamientos, intentos de secesi¨®n por parte de minor¨ªas nacionales o religiosas y poderes hegem¨®nicos regionales con aspiraciones (Ir¨¢n y Arabia Saud¨ª).
Una de las pocas caracter¨ªsticas positivas de la regi¨®n es que hoy no existen rivalidades entre potencias globales. Pero la lucha regional por ejercer control entre Ir¨¢n y Arabia Saud¨ª (con Israel como un tercer actor) podr¨ªa resultar mucho m¨¢s peligrosa, dada la mentalidad prevaleciente y profundamente arraigada de la pol¨ªtica de las potencias tradicionales. En la regi¨®n pr¨¢cticamente no existen instituciones y tradiciones que respalden una resoluci¨®n cooperativa del conflicto.
El recuerdo de 1914 puede generar mayor preocupaci¨®n en el este de Asia, donde se han acumulado todos los ingredientes de un desastre similar: armas nucleares, el ascenso de China como una potencia global, disputas territoriales y fronterizas no resueltas, la divisi¨®n de la pen¨ªnsula coreana, resentimientos hist¨®ricos, una obsesi¨®n por el estatus y el prestigio, y pr¨¢cticamente ning¨²n mecanismo de resoluci¨®n cooperativa del conflicto. La desconfianza y la pol¨ªtica de la fuerza est¨¢n a la orden del d¨ªa.
Y, sin embargo, existen motivos para ser optimistas en el este de Asia. El mundo ha cambiado dr¨¢sticamente desde el verano de 1914. En aquel momento, la poblaci¨®n del mundo era de 2.000 millones de personas; hoy hay 7.000 millones. Esto, junto con la revoluci¨®n de las telecomunicaciones, ha aumentado las interdependencias y ha forzado una mayor cooperaci¨®n entre los Gobiernos ¡ªal igual que la presencia continua de Estados Unidos como estabilizador en la regi¨®n, algo que result¨® indispensable¡ª. Si bien las armas nucleares representan un peligro, tambi¨¦n impiden el riesgo de una guerra como medio de pol¨ªtica de fuerza ya que la destrucci¨®n mutua ser¨ªa una certeza.
La tecnolog¨ªa militar, la mentalidad de los pol¨ªticos y los ciudadanos y la estructura de la diplomacia internacional han cambiado en el siglo transcurrido desde que estall¨® la I?Guerra Mundial. Y s¨ª, hemos aprendido algunas cosas de la historia que hicieron que el mundo resultara m¨¢s seguro. Pero no nos olvidemos: en el verano de 1914, la mayor¨ªa de los actores consideraban que el desastre inminente era imposible.
Joschka Fischer, exministro de Relaciones Exteriores y vicecanciller de Alemania entre 1998 y 2005, fue l¨ªder del Partido Verde alem¨¢n durante casi 20 a?os.
? Project Syndicate, 2014.
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