Isabell II abre su valioso joyero
Kate Middleton ha lucido por primera vez una de las 300 piezas de la colecci¨®n de la reina El tesoro se guarda en un refugio antia¨¦reo de Buckingham y est¨¢ valorado en 42 millones
Kate Middleton sorprendi¨® durante la gala de la Nacional Portrait Gallery de Londres durante la pasada semana. No porque reciclase su vestido de Jenny Packham, sino porque en lugar de alguna joya discreta luc¨ªa un magn¨ªfico collar de brillantes, pr¨¦stamo de la Isabel II. Una se?al de que es hora de empezar a presentarse en p¨²blico como una futura reina y que las baratijas por las que se ha decantado en el pasado no se corresponden con las alhajas que gasta su abuela pol¨ªtica.
La reina de Inglaterra es propietaria de un fabuloso joyero personal, compuesto por unas 300 piezas confeccionadas con rub¨ªes, zafiros, perlas, esmeraldas o brillantes. Se le calcula un valor de 42 millones de euros, de los cuales unos 26 millones corresponden solo a los brillantes. Este tesoro se guarda a buen recaudo a 12 metros de profundidad, en un antiguo refugio antia¨¦reo del palacio de Buckingham y est¨¢ constituido por un surtido de tiaras, collares, pendientes, sortijas y broches. No ha de confundirse con las Joyas de la Corona, depositadas en la Torre de Londres y que solo se usan en las ocasiones m¨¢s formales. El joyero de Isabel II es un conjunto de regalos personales y herencias de varias generaciones de reinas. La mayor¨ªa proceden de su abuela Mar¨ªa y su bisabuela Victoria.
Muchas de las piezas marcan fechas clave de la trayectoria vital de su majestad. Uno de los collares, por ejemplo, fue un regalo del gobierno sudafricano en su 21 cumplea?os. El broche Williamson, uno de los m¨¢s famosos, incorpora un impresionante diamante rosa descubierto en Tanzania por el canadiense JT Williamson, quien se lo entreg¨® a la entonces princesa como regalo de boda. El collar de decenas de diamantes que llev¨® Catalina la semana pasada fue tambi¨¦n parte del generoso obsequio del Nazim de la ciudad india de Hyderabad con motivo de su matrimonio en 1947. Una creaci¨®n de Cartier, que la reina sigue usando.
Seg¨²n la periodista Leslie Field, que trabaj¨® con la casa real brit¨¢nica para escribir un libro sobre el asunto, la reina de Inglaterra es muy sentimental con respecto a su joyero y siempre usa las mismas 30 piezas. Entre sus favoritas est¨¢ su anillo de compromiso dise?ado por el duque de Edimburgo y el broche Kensington en forma de lazo, que llev¨® al funeral de su madre en 2002.
Al tratarse de una propiedad personal, puede hacer con ella lo que desee. Por eso, de cuando en cuando abre la caja fuerte y presta alguna joya a otras mujeres de la familia. De ninguna manera se trata de regalos y, despu¨¦s de cada salida, las alhajas deben volver con el resto.
La reina no sigue un protocolo claro ni restringe los pr¨¦stamos a cierto tipo de ocasiones. Sin embargo, parece que aquellas casadas con herederos al trono brit¨¢nico tienen preferencia. Entreg¨® a Kate la tiara Halo de Cartier para su boda con Guillermo y un broche en forma de hoja de arce de la reina madre para la visita oficial de los duques de Cambridge a Canad¨¢. Camilla tambi¨¦n hace uso del joyero y durante su visita a Sri Lanka pase¨® una tiara de Boucheron que tambi¨¦n perteneci¨® a la reina madre. Esta pieza, conocida oficialmente como la tiara Greville tiene una historia curiosa que ilustra la variopinta procedencia de la colecci¨®n. Fue propiedad de una dama de la alta sociedad, Margaret Greville, que muri¨® sin descendencia y dej¨® su cuantiosa herencia a la madre de la actual reina, incluyendo un collar que supuestamente perteneci¨® a Mar¨ªa Antonieta. El rey Jorge VI no ten¨ªa mucha idea de qu¨¦ hacer con todo aquello y lo guard¨® en una c¨¢mara acorazada hasta que su mujer decidi¨® desempolvar la tiara, llevarla a Cartier, ampliarla y a?adir un diamante de talla marquesa en el centro.
Entre tanta abrumadora opulencia, es reconfortante reconocer en este repertorio la mano de esa reina pragm¨¢tica que desayuna cereales que guarda en Tupperware. Como se pudo comprobar en una espectacular muestra de diamantes reales, que en 2012 conmemoraba los 60 a?os de reinado isabelino, la monarca acorta collares, desmonta coronas y las modifica seg¨²n modas y circunstancias.
Solo queda saber qui¨¦n heredar¨¢ el joyero de Isabel II. ?Pasar¨¢ a manos de Carlos y posteriormente de Guillermo para que dispongan de ¨¦l como quieran? ?O se repartir¨¢ entre las mujeres de la familia real? Desde el palacio de Buckingham prefieren no comentar para no adelantar acontecimientos. Pero el futuro de tan deslumbrante legado ser¨¢ un asunto peliagudo con alta probabilidad de provocar roces. Sucede hasta en las familias mejor avenidas.
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