La amiga de los j¨®venes
Enrico Letta hizo lo m¨¢s dif¨ªcil, echar a Silvio Berlusconi, pero no ha tenido tiempo para cambiar esa Italia id¨¦ntica a s¨ª misma.
?Quien hasta ahora ha sustentado el t¨ªtulo de alcalde de Florencia no tiene que salir del edificio donde ha trabajado en los ¨²ltimos cuatro a?os si quiere encontrarse de frente con el rostro del autor de unas viejas frases que vienen al pelo para definir ese car¨¢cter suyo tan impaciente, que le convertir¨¢ en pocas horas en presidente del Consejo de Ministros: ¡°Es mejor ser impetuoso que circunspecto, porque la fortuna es mujer, y es necesario, queri¨¦ndola doblegar, arremeter contra ella y golpearla. Y se ve que se deja vencer m¨¢s f¨¢cilmente por estos que por los que act¨²an con frialdad; ya que siempre, como mujer, es amiga de los j¨®venes, porque son menos circunspectos, m¨¢s feroces y la dominan con m¨¢s audacia¡±.
Que nadie se alarme por su terrible machismo. Fueron escritas hace 500 a?os, en 1513. Su autor tuvo despacho en el ahora denominado Palazzo Vecchio, anta?o sede del Gobierno de la Rep¨²blica de Florencia. Ah¨ª es donde se halla el busto de Nicol¨¢s Maquiavelo, autor de las frases y del libro que las contiene, El pr¨ªncipe, en las que est¨¢ todo del actual drama: Matteo Renzi, de 38 a?os, apresurado, ambicioso; Enrico Letta, de 47 a?os, fr¨ªo, reservado; y la Fortuna, pintada como mujer, la oportunidad que Renzi, buen lector de Maquiavelo, ha sabido aprovechar.
Letta ha durado 10 meses, suficientes para sacar del escenario a Berlusconi, de 77 a?os, el presidente del Consejo que m¨¢s tiempo ha durado en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas; y tambi¨¦n quien menos ha gobernado, concentrado en defender sus intereses y resguardarse de la justicia. Letta hizo lo m¨¢s dif¨ªcil, echarlo, pero no ha tenido tiempo para cambiar esa Italia id¨¦ntica a s¨ª misma. Esa es la ambici¨®n que Renzi exhibe ahora, hasta convertirle en un b¨®lido sin freno.
Renzi ser¨¢ uno m¨¢s en la cadena de inestabilidad e inmovilismo. Caer¨¢ tan r¨¢pido como ha ascendido
No es diputado, no tiene mandato democr¨¢tico ni mayor¨ªa parlamentaria propia, pero cuenta con la oportunidad que le da su liderazgo del Partido Democr¨¢tico, alcanzado en las primarias abiertas. La impaciencia le ha podido y se ha decidido a alcanzar el Gobierno para intentar asentarse luego con una mayor¨ªa propia, en vez de la imposible geometr¨ªa actual de las alianzas y transversalidades. Es el cl¨¢sico envite maquiav¨¦lico: pudo esperar con una estrategia para llegar al Gobierno despu¨¦s de pasar por las urnas, pero percibi¨® que ten¨ªa el poder al alcance de la mano y que bastaba un empuj¨®n para obtenerlo.
Es el tercer intento tras la cat¨¢strofe: Mario Monti, Enrico Letta, Matteo Renzi, cada uno m¨¢s joven que el anterior, y todos pol¨ªticos de calidad si se les compara con el viejo caim¨¢n que todav¨ªa se arrastra por los pasillos del poder para seguir condicionando la vida italiana. Si atendemos a los antecedentes, Renzi ser¨¢ uno m¨¢s en la cadena que combina inestabilidad e inmovilismo, y caer¨¢ tan r¨¢pidamente como ha ascendido. Saber durar y a la vez reformar es la doble e improbable tarea de gobierno con que debe marcar la diferencia.
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