La ciencia no est¨¢ s¨®lo en las probetas

Que Juan Carlos Izpis¨²a haya decidido continuar su investigaci¨®n biom¨¦dica fuera de Espa?a es para nuestro pa¨ªs una muy mala noticia que ha obtenido en los medios de comunicaci¨®n (EL PA?S entre otros) la atenci¨®n que merece. No obstante, me pregunto si hubiera tenido similar difusi¨®n la partida de otro investigador con la misma relevancia en su campo pero dedicado a, pongamos, la psicolog¨ªa social. Y es que cuando los medios se hacen eco de recortes en la investigaci¨®n suelen mostrar im¨¢genes de alg¨²n laboratorio y las opiniones de alg¨²n investigador con bata blanca, como si la ciencia se agotara en el estudio de las c¨¦lulas madre o de las propiedades del grafeno. Este tratamiento menoscaba la importancia de numerosas disciplinas cient¨ªficas (de la antropolog¨ªa a la zoolog¨ªa) que tambi¨¦n han sufrido recortes, a veces de gran magnitud.

Convendr¨ªa corregir este sesgo informativo que no hace sino apoyar, bien que involuntariamente, una de las justificaciones para los recortes: que existe una ciencia aplicada o ¨²til (lo que, para algunos, viene a ser sin¨®nimo de rentable) y otra que no lo es y, por tanto, resulta prescindible. Argumento tan falaz como peligroso porque, como en el muy citado poema de Brecht, primero desaparecer¨¢n las ciencias no rentables, luego las que no lo sean de forma inmediata y al final toda la investigaci¨®n ser¨¢ sacrificada, para perjuicio de todos, a las sacrosantas (y como tales acient¨ªficas) leyes del mercado.¡ª Enrique Murgui P¨¦rez.