Ceuta y la xenofobia europea
La vida de una persona no vale nada cuando se sacralizan las fronteras
Conozco muy bien Ceuta. Mi madre naci¨® ah¨ª y voy de manera regular a visitar a la familia; parte de ella vive en el barrio de El Pr¨ªncipe. Esta barriada, pegada a una frontera por la que todos los d¨ªas transitan miles de porteadoras cuyo trabajo es llevar (por 2 euros el viaje) mercanc¨ªa comprada en las tiendas espa?olas a Marruecos, tiene una playa cerca. Tan solo hay que cruzar la carretera que lleva a la frontera y se llega a la playa, una orilla llena de piedras conocida como el Tarajal. Ah¨ª, en ese trozo de tierra de apenas unos metros de largo, donde antes no hab¨ªa alambradas, me he ba?ado much¨ªsimas veces en unas aguas que han sido testigo y depositarias de la esperanza de mejora de vida de muchas personas que las han cruzado para poder llegar a Espa?a, Europa.
Yo personalmente he sido testigo en m¨¢s de una ocasi¨®n de la proeza de alg¨²n valiente que aprovechaba un descuido de los gendarmes marroqu¨ªes y de la Guardia Civil espa?ola para entrar a nado y, una vez llegado a la orilla, cruzar con las pocas fuerzas que le quedaban la carretera para subir la cuesta que le llevaba a las casas de El Pr¨ªncipe.
El pasado 6 de febrero sobre las 5 de la ma?ana, mientras la mayor¨ªa del pa¨ªs dorm¨ªa, en la costa norte de ?frica, junto a la frontera con Ceuta, m¨¢s de 200 personas que hab¨ªan atravesado medio continente africano huyendo de esas guerras y esa pobreza que vemos en la televisi¨®n y que en m¨¢s de una ocasi¨®n nos arranca l¨¢grimas, esperaban agazapados en el monte cercano. A una se?al dada, empezaron una carrera hacia la frontera y tras dos intentos por tierra, decidieron de manera desesperada adentrarse en el mar. La temperatura del agua, que puede rondar los 10 grados, hace que cualquier esfuerzo se pueda calificar de tit¨¢nico. Algunas personas comenzaron a acercarse a la playa del Tarajal (que ya es territorio espa?ol), donde les estaban esperando agentes antidisturbios de la Guardia Civil que dispararon pelotas de goma. El resultado, por ahora, es de al menos 15 personas muertas ahogadas. Todav¨ªa no sabemos si el mar est¨¢ reteniendo m¨¢s cuerpos.
Desde ese fat¨ªdico d¨ªa se suceden las noticias y reacciones tanto del Gobierno como de la Uni¨®n Europea, partidos pol¨ªticos, ONG y de la sociedad civil. Las reacciones de esta ¨²ltima son las que m¨¢s me preocupan, porque parece que se mecen en la ola de populismo que atraviesa Europa en toda su plenitud. De nuevo el viejo debate est¨¢ sobre la mesa y nos preguntamos si un ser humano tiene derecho a cambiar de pa¨ªs, de territorio, en busca de una tierra en la que hacer realidad sus sue?os y deseos.
Cuando suceden estos hechos, sale lo mejor y lo peor del ser humano, de nosotros y de nosotras como sociedad espa?ola. Salen a la luz personas, muchas de ellas con responsabilidades pol¨ªticas y que nos gobiernan, defendiendo la integridad de la frontera como espacio f¨ªsico que debe separarnos del resto del mundo, reforzando el concepto de Europa fortaleza y legitimando as¨ª el uso de la fuerza para que no se viole esa integridad, aunque el precio sea la vida de seres humanos.
No hace falta ning¨²n Le Pen cuando el ministro de Interior no dimite por las devoluciones ilegales de inmigrantes por una puerta de la frontera de Melilla
Han reforzado tanto la idea de la inmigraci¨®n como un mal para Europa, que la vida de esas personas no vale nada. Han conseguido que la vulneraci¨®n de derechos humanos en las fronteras sea legitimada por parte de la ciudadan¨ªa y que la responsabilidad de esas muertes no sea asumida por nadie, ni siquiera por quien dio la orden de lanzar las pelotas de goma cuando estos seres humanos se encontraban en el agua.
El populismo y la xenofobia campan a sus anchas por Europa y Espa?a tambi¨¦n es Europa. No nos hacen falta ning¨²n Le Pen o Wilders cuando un director de la Guardia Civil amenaza a toda aquella persona u ONG que defiende claridad y transparencia frente a la actuaci¨®n de la Guardia Civil, que parece que ha provocado estas muertes. No nos hacen falta ning¨²n Le Pen o Wilders, cuando el ministro de Interior no dimite por las devoluciones ilegales de inmigrantes por una puerta de la frontera de Melilla.
Parece que un sector lo tiene claro; ahora falta por ver si el resto tambi¨¦n. Desde los grupos progresistas siempre se ha trabajado por el respeto a los derechos humanos y la lucha contra cualquier tipo de discriminaci¨®n. Nos gobierna la derecha y el populismo avanza a grandes pasos, por lo que es necesario que el pr¨®ximo 25 de mayo, d¨ªa de las elecciones europeas, en Espa?a aprovechemos la oportunidad de demostrar que creemos en la diversidad y que de manera firme vamos a luchar contra la xenofobia, el racismo y el populismo que existe en Europa.
Mohammed Azahaf es coordinador federal del Grupo ?rabe del PSOE.
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