Dilemas navarros

Una comisi¨®n de investigaci¨®n no es un tribunal de justicia; no dilucida culpabilidades penales sino responsabilidades pol¨ªticas. En el caso de la crisis actual, las de la vicepresidenta Lourdes Goicoechea en relaci¨®n con la acusaci¨®n de la exdirectora de la Agencia tributaria de la comunidad, Idoia Nieves, de haber interferido en su labor en beneficio de clientes de su gestor¨ªa. La comisi¨®n deber¨ªa servir para que la vicepresidenta se explique y para valorar si las responsabilidades pol¨ªticas de la presidenta que resulten justifican la petici¨®n de dimisi¨®n; o, alternativamente, la moci¨®n de censura que, de prosperar, dar¨ªa paso a la formaci¨®n de un Gobierno encabezado por el socialista Roberto Jim¨¦nez, que se ha comprometido a convocar elecciones anticipadas, coincidiendo con las europeas.

El primer obst¨¢culo deriva de la oposici¨®n de la direcci¨®n del PSOE a que los socialistas navarros pacten cualquier acuerdo con Bildu, cuyo concurso ser¨ªa sin embargo necesario para que prospere la moci¨®n. La crisis guarda relaci¨®n con la fragmentaci¨®n del mapa pol¨ªtico. Hasta 2003, el centro-derecha navarrista recog¨ªa en promedio el 45% de los votos, la izquierda (PSN+IU), el 30%, y los nacionalistas vascos, el 22%. Ahora estos ¨²ltimos agrupan al 29% frente al 22% de la izquierda. Con la particularidad de que, a diferencia de lo que ocurre en el Pa¨ªs Vasco, la izquierda abertzale es mayoritaria dentro del campo nacionalista.

Lo que hace que la reivindicaci¨®n de incorporaci¨®n a Euskadi (posibilidad prevista en la Constituci¨®n a la que vienen oponi¨¦ndose partidos que representan a entre el 65% y el 75% de los navarros) se haya presentado en este territorio unida a la aspiraci¨®n independentista. El ascenso de la izquierda abertzale en las ¨²ltimas elecciones le convierte (tras la unificaci¨®n de Bildu y Aralar) en la primera fuerza de la oposici¨®n. Si los socialistas no cuentan con Bildu la moci¨®n fracasar¨¢, pero si cuentan, potenciar¨¢n a su principal rival. Estos factores condicionan la pol¨ªtica de alianzas de un PSOE que, tras la experiencia del tripartito catal¨¢n, recela de pactos con fuerzas expl¨ªcitamente independentistas.

Es cierto que Bildu no puede ser excusa para permitir la corrupci¨®n. Pero tampoco ser¨ªa aceptable considerar que el objetivo de desplazar a Barcina justifique convalidar como un partido democr¨¢tico m¨¢s, con el que es leg¨ªtimo alcanzar acuerdos de fondo, al de los herederos de Batasuna, que dista mucho de serlo.