La necesidad de proteger a los ni?os de Sud¨¢n del Sur
Entre los desplazados del conflicto hay miles de ni?os y ni?as que, por el momento, no vislumbran un ¨¢pice de esperanza en sus futuros
Malat es t¨ªmido. Sus profundos ojos esconden una historia llena de cicatrices. A sus 9 a?os, le cuesta entender por qu¨¦ hace unas semanas dej¨® su casa en Bor, de la mano de su madre y comenz¨® a caminar hasta llegar a Nimule, una peque?a ciudad en la frontera con Uganda a 195 kil¨®metros de Juba, la capital de Sud¨¢n del Sur.
La gran mayor¨ªa de los desplazados que han llegado a Juba ¨Cel 80% seg¨²n datos de la ONU¨C son mujeres y ni?os. A muchos de ellos, el alto el fuego que ambas partes del conflicto acordaron el pasado 23 de enero, les encontr¨® en mitad del camino y ante la inestabilidad que todav¨ªa se respira en estas tierras, decidieron seguir hacia delante, sin mirar atr¨¢s. Apostando por una huida que ha dejado familias enteras echas trizas. Hombres que se han quedado a pie de combate, defendiendo su casa y el ganado ¨Csu medio de vida¨C y mujeres, que con duelo en la mirada, tratan de salvaguardar la integridad de las nuevas generaciones. Ni?os y ni?as, como Malat, v¨ªctimas de un conflicto que parece interminable.
Todav¨ªa hay zonas convulsas donde se registran reyertas entre las fuerzas armadas rebeldes y el Gobierno. Y a¨²n siendo el deseo de la mayor¨ªa, volver, por el momento, no es una opci¨®n.
Esos miles de personas que han huido de sus casas y se han asentado en lugares como Juba, Nimule o la vecina Uganda, no tendr¨¢n fecha de retorno hasta que ambos bandos decidan acordar un tratado que garantice la estabilidad y la paz social. De no ser as¨ª, el estallido de una guerra civil con consecuencias fatales ser¨¢ inminente.
Se necesitar¨¢n a?os
Entre los desplazados hay miles de ni?os y ni?as que, por el momento, no vislumbran un ¨¢pice de esperanza en sus futuros. Como Malat, han dejado atr¨¢s sus casas, su realidad, sus amigos, su escuela¡ Su vida, en definitiva. En los campamentos las necesidades son muchas, cada d¨ªa se establecen nuevas letrinas y lugares donde lavarse las manos, se hacen campa?as entre la poblaci¨®n de los campamentos y de las comunidades donde han llegado, mostrando la necesidad y los beneficios de una buena higiene b¨¢sica. Se est¨¢n poniendo en marcha Espacios de Aprendizaje Temporales (TLS) para que ni?os y ni?as puedan iniciar el curso en febrero como marca el calendario escolar y que el conflicto no les impida seguir con su educaci¨®n. Ni a ellos, ni a los menores de las comunidades a las que han llegado, que ven como las aulas se van llenando de nuevos alumnos, siendo muy dif¨ªcil mantener el ritmo habitual de clase. Tambi¨¦n se les proporcionan los materiales escolares que tuvieron que dejar en sus casas cuando abandonaron su hogar.
Puede parecer exagerado, pero sin escuela, la puerta del futuro no se abre y la vida se empobrece. Y es fundamental que situaciones de crisis como la que vive Sur Sud¨¢n, no impidan que los ni?os y ni?as estudien. Ellos son el futuro de un pa¨ªs que a¨²n est¨¢ por construir.
La fractura vital que ha supuesto el tener que abandonar el hogar sin entender porque, el verse separado de sus familiares, ver situaciones de violencia que un ni?o no deber¨ªa nunca ver, hacen necesario que adem¨¢s de alimentos, espacios donde alojarse y los m¨ªnimos utensilios caseros para que puedan hacer de una tienda de campa?a, su hogar, necesiten apoyo psicol¨®gico que les ayude a superar la dura situaci¨®n a la que se han tenido que enfrentar y en la que se ha convertido su realidad y necesitan tener espacios dentro del campamento en los que se sientan seguros y a salvo para superar el miedo vivido. Los TLS son lugares en los que no solo retoman sus estudios, sino que tienen espacios de juego y pueden recuperar una rutina que les ayude a superar el shock de verse lejos de sus hogares.
Nuestros esfuerzos est¨¢n? en que ni?os y ni?as, puedan retomar sus estudios y se sientan seguros
Se trata de reorganizar una sociedad entera y este es un reto a largo plazo. Se necesitar¨¢n a?os para lograr consolidar la unidad de un pa¨ªs endeble y fr¨¢gil, por su juventud y su escasa capacidad para crear una estructura de estado s¨®lida. Y por eso, nuestro deber, como organizaci¨®n que vela por los derechos de la infancia, adem¨¢s de proporcionarles cosas tan b¨¢sicas como agua o alimentos, es garantizar que puedan, ejercer su derecho a la educaci¨®n para poder as¨ª labrarse un futuro prometedor.
Desde que estall¨® el conflicto en Sud¨¢n del Sur, en Plan Internacional nos hemos volcado en intentar ayudar a aquellas personas que dejan todo atr¨¢s en busca de una vida mejor y un futuro pr¨®spero para sus hijos. Nuestros esfuerzos est¨¢n ahora en atender las necesidades humanitarias m¨¢s urgentes e intentar que, al menos en los campamentos, ni?os y ni?as, puedan retomar sus estudios y se sientan seguros y protegidos.
B¨¢rbara Lorenzo es esponsable de Ayuda Humanitaria de Plan Internacional Espa?a
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