¡°Yo paso de ser condesa¡±
Raquel Muguiro creci¨® toda su vida sabiendo que su padre era el conde de Casa Ayala y nunca le import¨® el t¨ªtulo, hasta que quisieron arrebat¨¢rselo poniendo en cuesti¨®n sus derechos como hija. Una sentencia judicial insol¨ªta ha fallado que no puede heredarlo por nacer fuera del matrimonio.
Siempre supo que su padre era el conde. Pedro Muguiro y Morales-Arce, conde de Casa Ayala. Y que era tambi¨¦n el profesor de equitaci¨®n de sus amigas. Coincid¨ªan en los concursos y en los centros de h¨ªpica. No recuerda que nadie le ocultara nunca nada sobre ese asunto, aunque ella siempre daba clase con otro monitor. Al contrario, tiene una imagen infantil muy n¨ªtida, que es la de una de esas ni?as dici¨¦ndole: ¡°Ese es tu padre¡±. Y luego tiene miles de frases de su madre en la cabeza y tambi¨¦n de sus compa?eras de clase, que le han dibujado un boceto amable de ese hombre que sigue siendo hoy un conocido desconocido.
Durante 18 felices a?os ha sido Raquel Guirado S¨¢nchez, como su madre, sin la m¨¢s m¨ªnima huella de su noble progenitor. Pero desde hace dos a?os es Raquel Muguiro. Al menos en su carn¨¦ de identidad.
En el Twitter, el Facebook y en la firma de su pu?o y letra sigue siendo Raquel Guirado. Y ahora, a sus 21 a?os, estudiando Derecho porque no le dio la nota para Odontolog¨ªa y tras una sentencia judicial que ha causado estupefacci¨®n general, la hija del conde reclama su derecho a heredar el t¨ªtulo que un d¨ªa podr¨ªa convertirla en condesa de Casa Ayala.
No aguantar¨¦ que me quiten un derecho por ser nacida fuera del matrimonio. O mi padre es el conde o yo soy la condesa
¡°A m¨ª no me ha interesado nunca, yo paso de ser condesa y de todo eso, y no tengo nada contra mi padre, pero lo que no voy a aguantar es que me quiten un derecho que es m¨ªo y que me corresponde como hija leg¨ªtima [¡°leg¨ªtima¡±, interrumpe y enfatiza su madre] por ser nacida fuera del matrimonio y para d¨¢rselo a otra persona. O el conde es mi padre o yo soy la condesa¡±. As¨ª habla Raquel, que parece salida de una revista de moda joven, moviendo su imponente melena rubia de lado a lado y con unos ojos tan claros como sus palabras.
Est¨¢ dolida por dos cosas. Porque el mismo hombre que tard¨® 18 a?os en reconocer su paternidad ¡ªprueba de ADN mediante¡ª quiso, acto seguido y mientras se efectuaban los tr¨¢mites legales pertinentes, cederle fraternalmente el t¨ªtulo nobiliario que ostentaba a su propio hermano, Alejandro Muguiro y Morales-Arce, el segundo de los cuatro hijos de los condes de Casa Ayala.
As¨ª lo hicieron los dos hermanos, aunque para ello tuvieron que borrar a Raquel de un ¨¢rbol geneal¨®gico familiar firmado ante un notario. En ese documento de ¡°cesi¨®n de t¨ªtulo¡± que ahora lleva el sello del Ministerio de Justicia, Raquel no existe. As¨ª, el t¨ªtulo de conde de Casa Ayala ¡ªr¨²brica del rey Juan Carlos I tambi¨¦n mediante¡ª fue cedido a Alejandro el 12 de septiembre de 2012.
Tambi¨¦n est¨¢ dolida Raquel porque, poniendo ella el asunto en manos de la justicia, la joven juez Raquel Rivas Hidalgo, titular del Juzgado de Primera Instancia de Badajoz, fall¨® en su contra bas¨¢ndose, nada menos, que en las disposiciones de Carlos IV del siglo XVIII.
El salto temporal obviaba los derechos de filiaci¨®n reconocidos en el art¨ªculo 39 de la Constituci¨®n, que equipara a los hijos nazcan o no dentro del matrimonio, y el 108 del C¨®digo Civil, que establece que ¡°la filiaci¨®n matrimonial y la no matrimonial, as¨ª como la adoptiva, surten los mismos efectos¡±. La juez argumentaba, sin embargo, que Raquel era una hija concebida fuera del matrimonio y que seg¨²n la carta por la que el quinto rey Borb¨®n concedi¨® el t¨ªtulo en 1791, la sucesi¨®n correspond¨ªa a ¡°hijos, herederos y sucesores nacidos de leg¨ªtimo matrimonio¡±.
Pedro Muguiro y Raquel S¨¢nchez, los padres de ¡°la ni?a¡± nunca llegaron a casarse. Se conocieron en un centro de equitaci¨®n. Pertenec¨ªan al mismo grupo de amigos. Todos eran aficionados a los caballos. Tras un flirteo juvenil, Raquel (madre) qued¨® embarazada y decidi¨® seguir adelante sola con su hija, a la que ha criado junto a sus abuelos hasta que hace un par de a?os comenz¨® la universidad y se fueron a vivir juntas al centro de Badajoz.
¡°A mi nieta no le ha faltado nunca de nada. Ha ido a los mejores colegios; ha hecho todos los viajes a la nieve, a la playa o al extranjero; ha dado todas las clases... Ha sido feliz y querida incluso por los amigos de su padre, que, para una vez que mueve ficha, ha hecho una cosa muy fea¡±. Son palabras de la abuela, Mercedes S¨¢nchez, una se?ora de 72 a?os que tiene en el verbo la agilidad y el filo de una funcionaria eficiente. La que fue durante muchos a?os.
El conde de Casa Ayala, de 50 a?os, es soltero y no tiene m¨¢s hijos reconocidos. Sigue dedicado al mundo caballar y, preguntado por este asunto, corta en seco la llamada de tel¨¦fono: ¡°No quiero hacer declaraciones¡±.
El abogado pacense Jos¨¦ Luis Galache, responsable del ¨²ltimo recurso presentado ante la Audiencia Provincial de Badajoz, tampoco se anda con rodeos: ¡°Se trata de una cesi¨®n fraudulenta de un t¨ªtulo, porque se produce durante el proceso de reconocimiento de la paternidad¡±.
Los encuentros de Raquel con su padre han sido casi inevitables a lo largo de su vida. ¡°Alguna vez me preguntaba que qu¨¦ tal, o me dec¨ªa que hab¨ªa hecho un buen concurso; un d¨ªa me pidi¨® perd¨®n y pens¨¦ que quiz¨¢ ser¨ªa el comienzo de una nueva relaci¨®n¡±, cuenta en un sal¨®n decorado con fotos ecuestres de ella con 3 a?os, con 5, con 10, con 13... Pero esa nueva relaci¨®n, que pretend¨ªa superar el estamento de la mera ¡°cordialidad¡± mantenida hasta hoy, nunca ha llegado.
Ahora, la herencia de un t¨ªtulo que no tiene m¨¢s valor que el meramente honor¨ªfico porque no lleva aparejado patrimonio alguno ni privilegios civiles, est¨¢ en manos del juez de la Secci¨®n Segunda de la Audiencia Provincial. Ser¨¢ en esa pr¨®xima vista donde se dirima de nuevo si una veintea?era con bambas y mallas, que lleva una ortodoncia invisible en los dientes, que ya ha descubierto el amor y el desamor, que escucha a Green Day y a Pereza y a la que le gustan los caballos, sea condesa destronada o condesa de Casa Ayala.
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