?C¨®mo se protegen las instituciones?
En Espa?a el rechazo a asumir la obligada responsabilidad pol¨ªtica ha llegado a extremos grotescos
?De qu¨¦ manera se defiende en los pa¨ªses democr¨¢ticos a las instituciones? Haciendo recaer las responsabilidades de sus actuaciones err¨®neas sobre los pol¨ªticos que tienen encomendada su direcci¨®n. La manera m¨¢s eficaz, menos costosa y m¨¢s democr¨¢tica de defender una instituci¨®n que est¨¢ en entredicho por una actuaci¨®n incorrecta no es acudir al Parlamento y acusar a todo el mundo de atacar a una organizaci¨®n fundamental del Estado, sino dar un paso adelante, colocar a la instituci¨®n detr¨¢s, a salvo, y presentar la dimisi¨®n. Algo tan simple como eso: que el director general (o el ministro, o quien corresponda) se lleve el error consigo y deje intacta la legitimidad de la instituci¨®n.
Es muy sencillo, un ejercicio muy antiguo y generalizado en todos los pa¨ªses democr¨¢ticos de nuestro entorno. En el ¨²nico lugar donde no se practica habitualmente es en Espa?a, donde, desde hace dos a?os, ese rechazo a asumir la obligada responsabilidad pol¨ªtica ha llegado a extremos grotescos.
La ¨²ltima demostraci¨®n de esa calamidad que padecemos, y que tiene graves consecuencias, ha sido la negativa del director general de la Guardia Civil a dimitir como consecuencia de la muerte de quince personas en una playa de Ceuta, cuando eran hostigadas para que no llegaran a tierra. Es evidente, fuera de cualquier duda, que la actuaci¨®n policial fue err¨®nea. ?Qu¨¦ sucede entonces? ?C¨®mo se protege a la Guardia Civil como instituci¨®n y a sus miembros, que adem¨¢s han dado, en el pasado, repetidas y s¨®lidas muestras de compasi¨®n y de entrega a la hora de ayudar a personas en circunstancias parecidas?
Lo l¨®gico, lo que suceder¨ªa en cualquier pa¨ªs sensato, lo que har¨ªa cualquier Gobierno responsable, es sacar inmediatamente a la Guardia Civil del espacio pol¨ªtico y meter en ese espacio a sus responsables gubernativos. En nuestro caso, ha ocurrido exactamente lo contrario: en lugar de proteger a la instituci¨®n, el director general, el ministro y el presidente del Gobierno se han escondido detr¨¢s de ella. Han dejado a la Guardia Civil en mitad de la arena pol¨ªtica, la han empujado ah¨ª y se han ido ellos tan tranquilamente. Todos los intentos de la oposici¨®n parlamentaria de sacar a la Guardia Civil del debate pol¨ªtico fueron in¨²tiles, porque quien se neg¨® a ello fue precisamente el Gobierno.
Pensar que nada de esto tiene consecuencias, creer que todo consiste en dejar pasar el tiempo y que los ciudadanos siempre terminan por olvidar es una grave equivocaci¨®n. Lo que experimentan los ciudadanos es una frustraci¨®n. La lamentable impresi¨®n de que en este pa¨ªs puede pasar cualquier cosa, pero que pol¨ªticamente no sucede nada.
Una y otra vez se enfrentan al mismo muro: ministros que reciben regalos y que viajan gratis con sus familias, presidentes que ofrecen ¨¢nimo a tesoreros de partidos que tienen millones de euros en cuentas sin declarar en Suiza, proyectos de ley que notoriamente no tienen que ver con lo que asegura el ministro que es su contenido... Pasan cosas, pero pol¨ªticamente no pasa nada. No hay forma de hacer una interpretaci¨®n pol¨ªtica de las cosas que ocurren, como sucede en cualquier pa¨ªs democr¨¢tico, y no la hay porque el Gobierno de Mariano Rajoy se niega en redondo a entrar en la arena de la responsabilidad pol¨ªtica y sigue una estrategia demoledora que consiste en dar siempre un paso atr¨¢s y en lanzar a las instituciones, espa?olas y europeas, en su lugar.
Los ciudadanos contemplamos absortos c¨®mo no hay consecuencias pol¨ªticas por pr¨¢cticamente ning¨²n acontecimiento. No sucede nada, piensa el Gobierno. Pero claro que sucede. Se violenta el sentimiento l¨®gico de que no puede haber quince muertos en una actuaci¨®n policial sin que alguien asuma la responsabilidad; la convicci¨®n de que no puede negarse la evidencia, sin que el autor del enga?o abandone la pol¨ªtica. Pasa algo muy grave: por el camino van quedando destrozadas las instituciones de que nos dotamos voluntariamente para desactivar los conflictos.
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