De grafitis y retablos
Cultura urbana, tradici¨®n y modernidad en Guinea Ecuatorial
Los africanos suelen aferrarse a tradiciones, a aspectos culturales que mantienen viva unas culturas que traspasan aquellas fronteras injustas y trazadas con tiral¨ªneas que los europeos nos inventamos en el largo invierno de las colonias. El poeta Justo Bolekia, en su libro Ombligos y ra¨ªces, detalla como ha vivido una doble enculturaci¨®n, y como ha ido librando una lucha personal: "Desde que soy consciente de mi quiebra cultural". ?D¨®nde est¨¢n los l¨ªmites entre una cultura propia y aquellos elementos for¨¢neos que se mezclan con ella? La globalizaci¨®n es ese t¨¦rmino gandul e inconcreto que parece explicarlo todo, pero la realidad es mucho m¨¢s compleja, m¨¢s condicionada por las influencias de viajeros, comerciantes y predicadores (bueno, hoy ya hablamos de televisi¨®n e internet como grandes abanderados).
Bolekia defiende una actitud de repliegue, de retorno a los ancestros, en una Guinea Ecuatorial que, a un ritmo m¨¢s pausado que otros puntos del continente, ha ido configurando una cultura h¨ªbrida, una mezcla de culturas que empieza por la coexistencia de diferentes etnias (fang, bubi, nd?we,...) y por el contacto con estilos y est¨¦ticas que aterrizan desde Europa o Am¨¦rica. Tradici¨®n y modernidad, aunque suene a t¨®pico, se dan tambi¨¦n la mano en una Guinea t¨ªmida y sin esas grandes ciudades que dotan de car¨¢cter urbanita a otros pa¨ªses vecinos (Bata y Malabo son ciudades, s¨ª, pero no grandes urbes, ya que debemos tener en cuenta que todo el pa¨ªs apenas llega al mill¨®n de habitantes). Pero en esas dos ciudades hace ya algunos a?os que encontramos muestras de lo que podr¨ªamos llamar cultura urbana.
En el 2010, por ejemplo, sali¨® a la luz la revista Atanga (es el nombre de una fruta de sabor peculiarmente amargo), con vocaci¨®n de ser vocera del dinamismo cultural del pa¨ªs y con especial atenci¨®n a expresiones como el cine, la danza, el arte callejero (grafitis) o la m¨²sica hip-hop, sin olvidar propuestas que sacan la cabeza en el pa¨ªs como la fotograf¨ªa o el teatro. Nos encontramos, pues, un emergente mundillo plagado de artistas plurales, desenfadados, multiformes y seductores. Este art¨ªculo no pretende ser una radiograf¨ªa global de estas expresiones, pero s¨ª un acercamiento a algunos nombres, a algunas de estas ofertas que conforman una ?frica cosmopolita y urbana, aunque sin olvidar la tradicional y rural.
Un nombre clave es el de Afran. Vamos a por ¨¦l: la profesora y estudiosa de la literatura oral y la interculturalidad africana, Cl¨¦mentine Madiya Fa?k-Nzuji, define la evoluci¨®n cultural como la elecci¨®n de unos elementos que hay que dar a conocer para crear memoria hist¨®rica, unos elementos que "se pueden transformar y adaptar a las circunstancias de la vida actual, respetando los principios primordiales de los mismos". ?Qu¨¦ mejor explicaci¨®n para encontrar ese punto de equilibrio entre respeto a la tradici¨®n y la modernidad? Afran (nombre art¨ªstico de Francisco Abiamba Mangue) utiliza esa reflexi¨®n para poner sobre la mesa el debate sobre las artes pl¨¢sticas en Guinea Ecuatorial.
Un claro ejemplo de encrucijada cultural en Afran se plasm¨® en un gran mural que preside el Centro Cultural Espa?ol de Bata, un retrato de figuras africanas realizado con...?latas de refresco recogidas en la calle!; una de las evidencias del "progreso" en el pa¨ªs fue la invasi¨®n de latas, especialmente de los grandes conquistadores modernos como Coca-Cola o cervezas como Estrella Damm y San Miguel. El mural Abaa-M?lan es, para Afran, "una visi¨®n idealista de una cultura perennizada a pesar de tantos asaltos de la globalizaci¨®n". Eso s¨ª, defiende la necesidad de adaptarse al mundo contempor¨¢neo, preservando la esencia; as¨ª, este trabajo cuenta con un punto entre la reflexi¨®n y la provocaci¨®n, ya que usa latas de aluminio de marcas globales para regalar un retrato de im¨¢genes tradicionales.
Otras expresiones urbanas pasan por el auge experimentado por la m¨²sica hip-hop, ese h¨ªbrido de h¨ªbridos que en ?frica redobla esa vocaci¨®n. En Malabo, por ejemplo, ya se han celebrado seis ediciones del Festival Internacional de Hip Hop, con presencia de DJs, MCs, BBoys y BGirls y dem¨¢s, con nombres destacados como Meko, Dos Dados Trucados o Negro Bey y visitas de formaciones de pa¨ªses como Chad, Gab¨®n y Espa?a. En el caso de la aportaci¨®n espa?ola contamos con actuaciones de J May¨²scula (apodo de Jes¨²s Bibang Gonz¨¢lez, destacado DJ y productor de hip hop, adem¨¢s de antiguo miembro del Club de los Poetas Violentos) o West Barna (formado por j¨®venes de origen guineano en Barcelona). Y sin olvidar un nombre, Anfibio, que es toda una estrella en el pa¨ªs despu¨¦s de haber bailado junto a estrellas como Miguel Bos¨¦, Madonna o Shakira, con un estilo m¨¢s pr¨®ximo al rythm¡¯n¡¯blues y al pop.
Guinea tambi¨¦n ha abierto sus ojos al mundo y a otras culturas con el Festival de Cine Africano y exposiciones de gente como Arturo Bibang (no me extiendo sobre este fabuloso fot¨®grafo, ya que me lanzar¨¦ a un futuro art¨ªculo sobre ¨¦l), o Jam¨®n y Queso (alias de Ram¨®n Esono Ebal¨¦), fant¨¢stico autor de c¨®mic, autodidacta, revolucionario, rompedor y un verdadero abanderado del arte h¨ªbrido, de la mirada a las ra¨ªces y la contemporaneidad sin ning¨²n tipo de rubor.
Se trata, en definitiva, de contar con diferentes visiones acerca de Guinea. Una, original y creativa, tuvo lugar hace unos a?os (en el 2006), cuando 23 j¨®venes guineanos fueron invitados a fotografiar Bata a partir de un taller de c¨¢mara estenopeica (no se asusten por la palabreja) de la asociaci¨®n francesa Dialogue de L'Image. Su ¨²nica herramienta fue una c¨¢mara oscura cl¨¢sica, una sencilla lata con una peque?a perforaci¨®n, sin visor ni objetivo, capaz de ofrecer im¨¢genes que trazan una visi¨®n distinta, un ojo de pez rudimentario que sirve de excusa a esos chicos para narrar acerca de sus vidas, una perspectiva casi on¨ªrica de su realidad. Las fotos, preciosas, nos hablan de futuro, de modernidad, de testigos del pasado, de piraguas, de piratas y hasta del Akong, tradicional juego que todav¨ªa se puede encontrar en cruces de caminos y en lugares donde el tiempo parece detenerse. El proyecto se llam¨® "Ens¨¦?ame tu ciudad-Los ni?os de Guinea y la lata m¨¢gica".
Volviendo a la m¨²sica, un ejemplo de cultura h¨ªbrida (y, en este caso, reivindicada como tal) lo encontramos en Betty Akna. Esta cantante y compositora vive en Malabo desde hace cinco a?os, aunque naci¨® en Madrid, se cri¨® en Catalu?a (especialmente en Sabadell) y es hija de nigeriano y guineoecuatoriana. M¨¢s mezcolanza, pues, imposible. ?Y cu¨¢l es su cultura? Todas ellas y ninguna de ellas a la vez. Un esp¨ªritu h¨ªbrido al 100%, y orgullosa de ello. Hace unos meses visit¨® Espa?a para realizar una peque?a gira de presentaci¨®n de su primer disco como compositora, y tuvimos el privilegio de acompa?arla y hablar con ella. Nos comparti¨® la emoci¨®n de su m¨²sica y nos habl¨® de cultura, de ra¨ªces, de su fe cristiana (otro elemento de cruce de caminos, por ejemplo, entre Europa y ?frica) y de su visi¨®n sobre la cultura. Comenta que ?frica es "un continente de matices inabarcables", aunque tambi¨¦n se?ala que "el sufrimiento hist¨®rico nos une y hace que todos los africanos nos sintamos algo hermanos".
Su abuelo, al que define como "el Ray Charles africano", se pasaba el d¨ªa tarareando canciones y ayud¨¢ndola a descubrir trocitos de su cultura. A los 13 a?os formaba parte de una coral protestante, L'Estel, donde descubri¨® sus dotes como solista a partir de un concierto que recordaba el 25 aniversario de la muerte de Luther King. Por cuestiones m¨¢s est¨¦ticas que musicales ¨CBetty Akna ironiza sobre el hecho de que ella era "la ¨²nica ni?a negra"¨C cant¨® el solo del cl¨¢sico g¨®spel Oh Happy Day, y desde entonces (y ya han pasado 15 a?os) ha actuado alrededor del mundo y hasta puede presumir de haber sido corista en alguna actuaci¨®n televisiva de Julio Iglesias y Joe Cocker.
Ella no le da demasiada importancia a este ¨²ltimo dato, pero el hecho de haber compartido escenario con el dandy hispano de moreno perpetuo y el ingl¨¦s de eterna voz quebrada, pues tiene su aquel. La voz de Betty, dotada de una potencia y un color excepcionales, es el ejemplo m¨¢s claro de multiculturalidad y de mezcla entre tradici¨®n y modernidad; pasea con naturalidad por estilos como el soul, el jazz, el blues, el g¨®spel y ritmos africanos que beben directamente de antiguas canciones de su etnia (nd?we), algo que se plasma en su disco Lembo La Mb?ka Ame (Los cantos de mi pueblo), un estallido de vida y de fusi¨®n de ritmos tradicionales con un poso esponjoso de jazz y otras propuestas estil¨ªsticas, y grabado a caballo entre Sevilla y Malabo. "Mi pueblo es el mundo", cuenta esta espa?ola de alma guineana (?o es al rev¨¦s?), capaz de cantar en cuatro idiomas: espa?ol, ingl¨¦s, franc¨¦s y nd?we, la lengua de un pueblo minoritario en el pa¨ªs y de tradici¨®n pesquera en el litoral de la zona continental (recordemos que Guinea cuenta con una parte en el continente y otra en la isla de Bioko, donde est¨¢ la capital Malabo). Y sin olvidar su manejo perfecto del catal¨¢n.
No son m¨¢s que fragmentos de cultura, de cultura urbana, de cultura criolla, de cultura tradicional, de cultura mestiza, de cultura de ancestros y de cultura visitante. Como expresa Bolekia, existe una memoria basada en la confusi¨®n, con ra¨ªces que quiz¨¢ se rompen y con t¨ªmidos abrazos a una opresora cultural, ya sea idiosincr¨¢sica o prestada. Y, culturalmente, todos vivimos confusos.
(*) Jordi Torrents. Pedagogo, periodista y escritor. Trabaja en el ¨¢mbito de la educaci¨®n especial, colabora con varios medios, ha publicado tres novelas y un libro de cuentos sobre autismo, y ha visitado en varias ocasiones Guinea Ecuatorial, donde ha coordinado cursos de formaci¨®n a maestros. Quiere conocer a Am¨¦lie Nothomb, le fascinan las canciones de Nick Cave y Tom Waits, los pastelitos Pantera Rosa y los caramelos Pez.www.cronicasguineanas.blogspot.com
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