A la iluminaci¨®n por la Coca-Cola Light
Jakki Ballan sufre los s¨ªntomas de la yonqui cl¨¢sica: no sale de casa sin dos botellas del refresco y cada vez que se queda sin suministros siente p¨¢nico, temblores y sudores fr¨ªos
No s¨¦ si el tema del que escribo hoy es verdad o mentira. Pero, como soy de tendencia f¨¢cil, incapaz de resistirme a la primera moda tonta que pase por ah¨ª, he decidido subirme al carro de los que juegan a confundir la realidad con la ficci¨®n. Eso s¨ª, a diferencia de mi bienamado Jordi ?vole, no justificar¨¦ con coartadas intelectuales lo que es puro entretenimiento: no les quiero hacer reflexionar, ni advertirles sobre las falsedades de los medios, sino contarles una ?noticia? que contiene la suficiente cantidad de drama, risa y extravagancia como para hacerles pasar el rato.
Lo le¨ª, como no pod¨ªa ser de otra forma, en esa cornucopia para los amantes de lo ins¨®lito que es el Daily Mail. Justo antes de informarme sobre un ni?o que solo puede alimentarse de caramelos de menta por una extra?a enfermedad intestinal, el diario brit¨¢nico me alertaba de la existencia de una mujer que dice beberse unas 30 latas de Coca-Cola Light al d¨ªa. Dos por hora de vigilia. Y eso ahora, despu¨¦s de intentar quitarse, porque en sus buenos tiempos Jakki Ballan se pimplaba 50.
Esta se?ora de 42 a?os natural de Cheshire (noroeste de Inglaterra) sufre los s¨ªntomas de la yonqui cl¨¢sica: no sale de casa sin dos botellas del refresco en el bolso y cada vez que se queda sin suministros en su hogar siente p¨¢nico, temblores y sudores fr¨ªos. Lo mismo que me pasa a m¨ª cuando pienso en c¨®mo tendr¨¢ los dientes, el est¨®mago y los nervios despu¨¦s de tanta agua carbonatada con edulcorantes y cafe¨ªna, si lo que cuenta es cierto. S¨¦ que ustedes est¨¢n pensando en los gases y los pises, pero me abstengo de cargar las tintas con la escatolog¨ªa.
Ballan puede ser entendida como un s¨ªmbolo de los efectos perversos de ese concentrado de mal que es para algunos la Coca-Cola. No exageremos. Esta pobre mujer tiene evidentes problemas psicol¨®gicos no causados precisamente por la multinacional, y tampoco deber¨ªamos olvidar que el abuso de cualquier sustancia resulta da?ino: seis litros de agua en dos horas te pueden mandar al otro barrio por hiponatremia.
Prefiero quedarme con el lado tragic¨®mico de esta historia, cuya cumbre son las alucinaciones de Jakki en pleno coloc¨®n. ¡°Veo cosas extra?as, como naranjas, volando por la habitaci¨®n¡±, asegura. Qui¨¦n sabe, quiz¨¢ esta brit¨¢nica ha descubierto un nuevo camino hacia la iluminaci¨®n, rollo misterios de Eleusis / ¨¦xtasis de santa Teresa, pero m¨¢s siglo XXI. L¨¢stima que sus viajes no sean baratos: le han llegado a costar el past¨®n de 600 euros al mes.
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