M¨¢s que antisemitismo
Los estudios demosc¨®picos muestran un aumento de la animadversi¨®n hacia los judios en Europa, incluida Espa?a, donde su presencia es escasa
El prestigioso historiador Theodor Mommsen fue requerido en los a?os ochenta del siglo XIX para sumarse a la lucha contra los prejuicios, actitudes y pr¨¢cticas antijud¨ªas que se abr¨ªan paso en su pa¨ªs, Alemania. Un compatriota, Wilhelm Marr, acababa de fundar la Liga Antisemita, incorporando de paso el t¨¦rmino "antisemitismo" al vocabulario mundial. Mommsen respondi¨® a la solicitud en los siguientes t¨¦rminos: "Se equivocan si creen que se puede lograr algo mediante la raz¨®n... Los antisemitas s¨®lo prestan o¨ªdos a su odio y a su envidia, a sus instintos m¨¢s ruines... [El antisemitismo] es una epidemia terrible, como la del c¨®lera: no es posible explicarla ni curarla. Hay que esperar pacientemente hasta que su veneno se consuma y pierda su virulencia".
El odio a los jud¨ªos era (y es) una disposici¨®n ancestral, alimentada por una Iglesia que ve¨ªa en ellos al pueblo deicida. La envidia era (y sigue siendo) un sentimiento que cotizaba al alza en las sociedades donde los jud¨ªos gozaban de una presencia num¨¦rica significativa. Por ejemplo: en 1886-87 el porcentaje de judios sobre el total de universitarios en Prusia era del 10%, siendo el 1% de la poblaci¨®n general. Eran muchos, y eran mejores estudiantes: iniciaban los estudios a edad m¨¢s temprana y los terminaban antes que sus compa?eros cristianos. En Berl¨ªn, Praga, Viena, Budapest u Odessa el resquemor que despertaban los jud¨ªos crec¨ªa al un¨ªsono con su ascenso social.
M¨¢s de un siglo despu¨¦s de la r¨¦plica de Mommsen, las sociedades europeas distan de haber dado con su ant¨ªdoto
Entendiendo el antisemitismo como la hostilidad hacia los jud¨ªos por el hecho de serlo, m¨¢s de un siglo despu¨¦s de la r¨¦plica de Mommsen las sociedades europeas distan de haber dado con su ant¨ªdoto. Los estudios demosc¨®picos que de forma peri¨®dica encargan diferentes organizaciones (internacionales y espa?olas) hablan de un aumento de la animadversi¨®n hacia ellos. As¨ª, la ¨²ltima encuesta hecha p¨²blica por la Liga Antidifamaci¨®n en 2012 requer¨ªa la opini¨®n de la ciudadan¨ªa de diez pa¨ªses europeos sobre cuatro estereotipos aplicados a los jud¨ªos: 1) "Son m¨¢s leales a Israel que a este pa¨ªs"; 2) "Tienen demasiado poder en el mundo de los negocios"; 3) "Tienen demasiado poder en los mercados financieros internacionales", y; 4) "Hablan demasiado sobre lo que les ocurri¨® en el Holocausto".
Un 63% de los h¨²ngaros entrevistados contestaron al menos a tres de esas cuestiones con un "probablemente cierto", seguidos por un 53% de los espa?oles y un 48% de los polacos. En el extremo opuesto figuraban holandeses (10%), noruegos (16%), brit¨¢nicos (17%), alemanes (21%) y franceses (24%). Puede que en efecto los espa?oles sean m¨¢s antisemitas y que en ellos pese m¨¢s que en otros lugares la imagen de Israel y de su pol¨ªtica en Oriente Medio, o puede que entre nosotros est¨¦ m¨¢s diluido el tab¨² declarativo sobre expresiones antisemitas. En los pa¨ªses europeos que nos sirven de referencia en cuesti¨®n de derechos humanos y libertades ese tipo de manifestaciones despiertan esc¨¢ndalo en la opini¨®n p¨²blica e, incluso, est¨¢n tipificadas como delito en sus c¨®digos penales. En Espa?a no. Un bot¨®n de muestra, s¨ªntoma de una dolencia mayor: en 2007 el Tribunal Constitucional estim¨® que incorporar en el C¨®digo Penal el negacionismo del genocidio perpetrado por los nazis, tal y como hab¨ªan acordado los partidos por unanimidad en el Congreso, chocaba con la libertad de expresi¨®n. ?Expresi¨®n de tolerancia? De indulgencia, m¨¢s bien.
El caso espa?ol es parad¨®jico. Una sociedad sin presencia significativa de jud¨ªos desde que fueran expulsados por los Reyes Cat¨®licos en 1492 (su poblaci¨®n se calcula hoy en unas 40.000 personas, o menos de uno de cada mil habitantes) pero con m¨¢s de la mitad de su poblaci¨®n portando prejuicios contra ellos delata lo arraigado del antisemitismo; tambi¨¦n la inmensa tarea pedag¨®gica que sociedad y autoridades tenemos por delante a la hora de combatir su reproducci¨®n. La recomendaci¨®n de Mommsen de espera paciente hasta que los prejuicios se difuminen por s¨ª solos ha resultado est¨¦ril.
Dibujan al ¡°jud¨ªo¡± como poderoso, influyente y remando con otros jud¨ªos en aras de intereses inconfesables
Los antisemitas siguen acoplando el molde del "jud¨ªo eterno" y del "peligro jud¨ªo" al jud¨ªo realmente existente. Dibujan al "jud¨ªo" como poderoso, influyente y remando en la misma direcci¨®n que otros jud¨ªos en aras de intereses inconfesables y opacos por el mero hecho de serlo. Al meterlos a todos en el mismo saco omiten una constataci¨®n sociol¨®gica fundamental: que el juda¨ªsmo (igual que cualquier otra comunidad ¨¦tnica, religiosa o nacional) est¨¢ atravesado por la pluralidad de intereses y valores de sus integrantes. En su seno hay ricos, pero tambi¨¦n pobres; de izquierdas y de derechas; ultranacionalistas y ateos en cuestiones patrias. Laminar de un plumazo su diversidad es una caricatura fruto de una mentalidad simplista que prefiere creer en los mitos jude¨®fobos transmitidos de generaci¨®n en generaci¨®n antes que reparar en la realidad intr¨ªnsecamente plural de los grupos humanos.
Pero, ?por qu¨¦ habr¨ªamos de preocuparnos de la difusi¨®n del antisemitismo en nuestro tejido social, siendo la poblaci¨®n jud¨ªa en Espa?a tan exigua? En primer lugar por preservar los derechos individuales de sus integrantes, pero no s¨®lo. La mentalidad prejuiciosa siempre tiene las maletas prestas para viajar de un grupo social a otro. Desde esta estructura mental, donde se establece la concatenaci¨®n jud¨ªo-poderoso es m¨¢s f¨¢cil que germine otra que, ahora, afecte a musulmanes, rumanos o hispanos. Donde dice "poderoso" p¨®ngase "pobre", "vago" o "terrorista". Cambian los objetos de la estigmatizaci¨®n, tambi¨¦n los adjetivos que se adscriben a cada grupo, en general inmigrantes de pa¨ªses m¨¢s pobres, pero al final siempre perdura el esquema dicot¨®mico de un "nosotros" frente a un "ellos" fuente de toda suerte de amenazas.
Jesus Casquete es profesor de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales y Pol¨ªticos en la UPV/EHU e investigador del Centrode Estudios sobre Antisemitismo (Berl¨ªn).
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