El carnaval del 'bullying' global: el mundo contra Lara Croft
Una periodista explica c¨®mo colgar una fotograf¨ªa en Internet disfrazada de la hero¨ªna se convirti¨® en su peor pesadilla
Cuando Caitlin Seida, una articulista freelance de Ohio casada y con hija, decidi¨® rastrear en su armario con qu¨¦ prendas podr¨ªa disfrazarse de su hero¨ªna favorita no sab¨ªa que deber¨ªa luchar contra ej¨¦rcitos mucho m¨¢s peligrosos que los que combate Lara Croft. As¨ª que se maquill¨®, convirti¨® unos guantes en mitones, busc¨® una camiseta de tirantes azul celeste y unas bermudas de exploradora y se ech¨® a la calle. Horas despu¨¦s, con un aspecto algo m¨¢s desastrado, decidi¨® hacerse una fotograf¨ªa. Las cervezas le jugaron una mala pasada: su aspecto hab¨ªa empeorado y, adem¨¢s, en lugar de compartir en privado esa imagen la expuso en un dominio p¨²blico. Era su perfil de Facebook, pero la bomba ya estaba lanzada.
Explot¨® con una llamada de una amiga que le dijo: ¡°Hey, eres famosa en internet!¡±. Seida, con un problema de salud que le hace acumular grasa en barriga y est¨®mago, se hab¨ªa convertido en el blanco de mil burlas de ese pelot¨®n de linchamiento, a imagen de un patio de colegio, que puede ser la Red. Nadie piensa que realmente hay una persona detr¨¢s de las fotograf¨ªas que uno a veces mira por pasar el rato tecleando en Google: ¡°most embarassing pictures¡±. Pero esta vez era ella. En un primer momento le hizo gracia, pero poco despu¨¦s ley¨® los comentarios: ¡°Deber¨ªas matarte¡±, ¡°Una p¨¦rdida de espacio¡±, etc¨¦tera. Con pavor asisti¨® a c¨®mo la imagen ganaba m¨¢s y m¨¢s fama y se extend¨ªa por Twitter, Tumblr, Reddit, 9Gag o Fail Blog.
En un art¨ªculo publicado en Slate reconoce que est¨¢ acostumbrada a ser vapuleada, pero que en la escuela eran unos cuantos y aqu¨ª todo un planeta. Tram¨® un plan con su amigo y fot¨®grafo Terri Jean. Cuando comprob¨® que la mayor¨ªa de los ataques eran de mujeres, se dedic¨® a enviarles mensajes pidi¨¦ndoles que retiraran la fotograf¨ªa de sus webs. No muchas le hicieron caso, as¨ª que intent¨® amenazar a las webs por violaci¨®n de copyright. Pero las im¨¢genes en la Red son como la mancha en Barrio S¨¦samo (la limpias de la prenda de ropa, pero ahora est¨¢ en el jab¨®n, y ahora en el agua, y ahora por todos lados), as¨ª que se rindi¨®.
Seida admite en su art¨ªculo que hace una dieta y ejercicio, pero que su problema no tiene demasiada soluci¨®n (un doctor algo cenutrio le dijo que siempre tendr¨ªa el aspecto de alguien con un bal¨®n de baloncesto bajo la camiseta). Su amigo fot¨®grafo, especializado en pin-ups, le ha hecho una sesi¨®n para subirle el ¨¢nimo. Y ella ha decidido reapropiarse de la fotograf¨ªa y ofrecer su visi¨®n: la historia detr¨¢s de esa imagen.
L¨ªos demasiado embarazosos
Antes uno se pod¨ªa preguntar a d¨®nde van a parar esas fotos en las que apareces de extra en im¨¢genes capturadas por nipones turistas en el centro de las ciudades. Ahora es m¨¢s complicado y tiene que ver con la intromisi¨®n en lo privado y el escarnio p¨²blico. A menudo, la cosa tiene miga c¨®mica (la propia Seida admite que se re¨ªa de esas fotos hasta que le toc¨® a ella), como en esta lista sobre los momentos m¨¢s embarazosos en Facebook, en la que un padre le puede tirar los trastos a su hija en bikini, una adolescente se va de prom night despu¨¦s de fotografiarse (brillante por contraste) con su abuela moribunda o alguien denuncia, a lo distop¨ªa de Orwell, que una pasajera est¨¢ ofreciendo vodka a todo quisqui en la cola de un control de seguridad. En otras ocasiones, y con personalidades p¨²blicas, tiene desenlaces fatales, como acaba de suceder con Charlotte Dawson, empujada al suicidio por las hordas de trols que la asediaban. De hecho, esta estrella de la televisi¨®n australiana ya intent¨® matarse en 2012 engullendo una botella de vino y una tableta de ansiol¨ªticos. Dej¨® una nota de suicidio en la que admit¨ªa: ¡°Hab¨¦is ganado¡±. Cuando a¨²n estaba en el hospital, los haters (gente en pijama sin nada que hacer, ejecutivos con demasiado tiempo libre en su oficina) no pararon: ¡°Por favor, pon tu cara en una tostadora #diecharlotte¡±, ¡°Por favor, haz un favor al mundo y cu¨¦lgate¡±, ¡°M¨¢tate, p¨²trido pedazo de¡¡±. Y otras lindezas. El pasado domingo, Dawson decidi¨® hacerles caso.
En otras ocasiones, el exponerse demasiado en las redes tiene consecuencias menos definitivas, pero graves. Como cuando Alicia Ann Lynch tuvo dos desafortunadas ideas: 1) Disfrazarse de superviviente del atentado de Boston seis meses despu¨¦s del atentado; 2) Compartirlo en las redes. Perder el trabajo fue solo la primera estaci¨®n de su calvario. Alguien consigui¨® su carn¨¦ de conducir y a partir de entonces las amenazas de muerte, las fotos trucadas con ella convertida en zombi, el rastreo de toda su vida personal¡ Lo m¨¢s terror¨ªfico del Carnaval que se avecina no son los disfraces de Dr¨¢cula o de zombi, sino compartirlos demasiado alegremente con un planeta lleno de desconocidos.
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