M¨¢s presencia que influencia
La intervenci¨®n militar rusa en Crimea pill¨® al sistema de gesti¨®n de crisis de la UE por sorpresa. Las acciones emprendidas por Europa sirven para medir su voluntad de actuar, pero no es seguro que sean eficaces
La UE es un actor imprescindible en la soluci¨®n de la crisis de Ucrania. Dispone de una amplia variedad de instrumentos de acci¨®n exterior que le deber¨ªan haber dotado de capacidad de influencia efectiva sobre Ucrania, pero la crisis de los ¨²ltimos meses ha puesto de relieve un desfase entre la presencia y la influencia de la UE sobre el que conviene reflexionar. El desfase se hizo patente cuando el presidente Yanuk¨®vich rechaz¨® en el ¨²ltimo momento el Acuerdo de Asociaci¨®n que la UE se dispon¨ªa a celebrar en Vilna como un ¨¦xito de su Partenariado Oriental. La UE sobrevalor¨® la capacidad del presidente Yanuk¨®vich para liderar un acercamiento a la UE y subestim¨® la capacidad del presidente Putin para preservar a Ucrania dentro de su ¨®rbita de influencia, a pesar de que sus declaraciones advert¨ªan de lo contrario. Confundir deseos y realidad es un error, pero la pol¨ªtica exterior de un actor joven como la UE precisa experimentar por s¨ª misma una sucesi¨®n de errores y aciertos antes de consolidar su herramienta diplom¨¢tica.
El Servicio Europeo de Acci¨®n Exterior (SEAE) tom¨® nota de su dificultad para comprender la otra realidad de Ucrania y de Rusia pero apenas tuvo tiempo de ajustar su estrategia porque las movilizaciones condujeron a una crisis en poco tiempo. La UE tiene todav¨ªa en construcci¨®n su sistema de gesti¨®n de crisis y no est¨¢ a¨²n lista para atajar las crisis en sus estadios iniciales, sino en los posteriores, cuando ya es muy dif¨ªcil controlar su evoluci¨®n. La prevenci¨®n de la crisis se enfoc¨® a mediar entre el Gobierno y la oposici¨®n, sin comprender que la crisis no se iba a decidir en las instituciones oficiales sino en las calles y plazas. Con todo, la UE, de la mano de Alemania, Francia y Polonia, llev¨® a cabo una mediaci¨®n eficaz que aceptaron las partes y el representante ruso, un acuerdo ¡ªel del 21 de febrero de 2014¡ª que el Gobierno ruso reivindica como el punto de partida para revertir la escalada. El rechazo al acuerdo y la salida del presidente Yanuk¨®vich hicieron imposible su cambio de r¨¦gimen controlado desde la legalidad vigente, y la UE se qued¨® acompa?ando a un Gobierno en funciones que no contaba con la confianza de quienes cambiaron el r¨¦gimen desde las calles y plazas.
Cogida sin plan B, la UE ha tenido que improvisar sobre la marcha un plan de contingencia
La intervenci¨®n militar rusa en Crimea pill¨® al sistema de gesti¨®n de crisis de la UE por sorpresa. De nuevo, la dificultad para interpretar los c¨®digos de comportamiento rusos hizo creer a sus responsables que el presidente Putin se comportar¨ªa de acuerdo a los c¨®digos occidentales y no a sus propios c¨®digos geopol¨ªticos, que obligan a todos los mandatarios rusos a mostrarse fuertes en la periferia con quienes quieren sustraerse a la influencia rusa para evitar que se emule la rebeld¨ªa dentro de la propia Federaci¨®n de Rusia (el presidente Putin ha aplicado ahora en Ucrania igual que el presidente Medv¨¦dev lo hizo en Georgia en 2008). Cogida sin plan B, la UE ha tenido que improvisar sobre la marcha un plan de contingencia, que es dif¨ªcil de articular cuando los Estados no se ponen de acuerdo para orientar la actuaci¨®n del SEAE.
Las posiciones solo han coincidido a la hora de renunciar a una respuesta armada y en apostar por una salida negociada con Rusia. Algunos pa¨ªses como Alemania, Francia, Italia y Espa?a tienen relaciones especiales de amistad con Rusia, a las que no piensan renunciar, mientras que otros, como Polonia y Lituania, han buscado penalizar a Rusia a toda costa (tambi¨¦n lo han intentado en la OTAN, forzando el procedimiento de consultas del art¨ªculo 4). En su reuni¨®n del 3 de marzo de 2014, el Consejo no adopt¨® ninguna medida de presi¨®n contundente para forzar a Rusia a regresar a sus bases de partida. A pesar de la ret¨®rica previa, incluso pa¨ªses de la l¨ªnea dura como Reino Unido se han opuesto a cualquier tipo de sanci¨®n financiera o comercial.
Incluso Reino Unido se ha opuesto a cualquier tipo de sanci¨®n financiera o comercial
S¨ª que han ofrecido renegociar el Acuerdo de Asociaci¨®n pero habr¨ªa que encontrar la forma t¨¦cnica de hacerlo compatible con la Uni¨®n Aduanera Euroasi¨¢tica, comprometida con Rusia. Se podr¨ªa intentar que Ucrania firmara primero un acuerdo de libre comercio con la UE y luego otro con Rusia para evitar que la disciplina de la Uni¨®n Aduanera Euroasi¨¢tica hiciera luego imposible a Ucrania firmar un acuerdo con la UE. Pero es una v¨ªa que plantea problemas t¨¦cnicos muy complejos y que ignora que el objetivo ruso de la Uni¨®n Euroasi¨¢tica es consolidar su hegemon¨ªa pol¨ªtica. Adem¨¢s, y suponiendo que se consiga hacerlo, se estar¨ªa reconociendo ahora que hab¨ªa una forma de haber evitado la crisis antes en lugar de haber hecho elegir a Ucrania entre la UE y Rusia.
Hablando de lecciones aprendidas, la Comisi¨®n s¨ª que reaccion¨® a los cortes de suministro de gas de 2006 y 2009, poniendo en marcha cambios normativos que han limitado el poder de mercado de Gazprom. Sin embargo, la Comisi¨®n no ha sido tan afortunada a la hora de diversificar los gasoductos porque los nuevos, como el fallido Nabuco o su sustituto el TAP, siguen estando cerca de la zona de influencia rusa y los que se han construido para reenviar desde la UE gas a Ucrania tienen una capacidad limitada (solo pueden suministrar 2 bcm ¡ªbillones de metros c¨²bicos¡ª en lugar de los 30 bcm que recibe de Rusia). La respuesta verdaderamente estrat¨¦gica para solucionar el problema de la seguridad energ¨¦tica hubiera sido potenciar las interconexiones europeas de gas, de Oeste a Este y de Norte a Sur, incluyendo la de Espa?a con Francia para que Europa pueda beneficiarse de las infraestructuras espa?olas: dos gasoductos con Argelia y la mayor capacidad de gas natural licuado de Europa para diversificar las importaciones de gas desde Rusia hacia norte de ?frica, el Golfo P¨¦rsico, el golfo de Guinea, Am¨¦rica Latina y, eventualmente, Estados Unidos, regiones todas ellas de limitada influencia rusa.
No parece l¨®gico que la asistencia a Ucrania sea m¨¢s generosa que la que se da a Chipre o a Grecia
La Comisi¨®n ha anunciado ahora un paquete de ayudas que asciende a 11.175 millones de euros. Una cantidad similar a los 15.000 millones de d¨®lares ofrecida por Rusia para ganarse la voluntad ucrania. Una vez desglosada, el paquete se desinfla un poco porque las ayudas de urgencia se reducen a 1.565 millones, a los que hay que a?adir pr¨¦stamos por valor de 1.610 millones y hasta 8.000 adicionales del Banco Europeo de Inversiones y del Banco Europeo de Reconstrucci¨®n y Desarrollo. Estos pr¨¦stamos se condicionan al progreso de las reformas pol¨ªticas, aunque tambi¨¦n es de esperar que se impongan algunas condiciones econ¨®micas porque no parece l¨®gico que la asistencia a Ucrania sea m¨¢s generosa que la que ofrece a Chipre o Grecia. Adem¨¢s, la entrega real de los fondos europeos depender¨¢ de que el Gobierno de Ucrania acepte las medidas de ajuste que le proponga el Fondo Monetario Internacional (Ucrania necesitar¨¢ hasta 35.000 millones), ya que de no hacerlo parece dif¨ªcil que se puedan liberar o recuperar los fondos prestados.
Las acciones diplom¨¢ticas, pol¨ªticas y econ¨®micas que la UE ha adoptado sirven para medir su voluntad de actuar, su presencia, pero para evaluar su eficacia habr¨¢ que esperar a ver su impacto en las reformas pol¨ªticas y econ¨®micas del Gobierno de Ucrania y en la estabilidad social. Su influencia ser¨ªa mayor si su actuaci¨®n fuera previsible y oportuna, pero la UE no es un actor ¨²nico y los procesos de decisi¨®n no pueden ser ¨¢giles cuando los intereses divergen. Eso resta autoridad a su influencia y permite a otros actores como Rusia dividir a los Estados miembro y vencer a la UE. Por el contrario, gana en influencia cuando act¨²a con autonom¨ªa, sin subordinarse a otros como podr¨ªa haber pasado de seguir el liderazgo vacilante de Estados Unidos o el de los pa¨ªses europeos que tienen m¨¢s inter¨¦s en pasar factura a Rusia por agravios at¨¢vicos que en mejorar la capacidad de influencia de la UE en la vecindad: y eso incluye a Ucrania pero tambi¨¦n a Rusia.
F¨¦lix Arteaga es investigador principal de Seguridad y Defensa del Real Instituto Elcano.
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