Las cremas ¡°antiedad¡± no enjuvenecen
El lenguaje de la publicidad no repara ni en el gasto de palabras ni en su manipulaci¨®n
El Diccionario recoge los verbos "envejecer" (hacerse viejo) y "avejentarse" (parecer viejo); y al otro lado de la simetr¨ªa hallamos "rejuvenecer" (parecer joven)... pero no "enjuvenecer" (hacerse joven).
No todas las posibilidades de la lengua se activan en el lenguaje. Podemos decir "os amamos" y "nos am¨¢is"; pero si mis amigos me aman y yo tambi¨¦n me amo, no podr¨¦ decir "nosotros me amamos" (es decir, "mis amigos y yo me amamos"). Vaya por la cuenta de que tampoco tendr¨¦ al alcance "nosotros me despreciamos", en caso de que mi autoestima se desplome.
?Por qu¨¦ nos suena rara esa posibilidad imposible?
Una raz¨®n gramatical consiste (Mauro Cadove, Centro Virtual Cervantes, 13 de enero de 2011) en que se forma una oraci¨®n reflexiva a partir de un sujeto plural ("nosotros") que env¨ªa la acci¨®n del verbo "amamos" (la refleja, pues cumple el papel de reflexivo) hacia un complemento singular ("me") que representa a su vez al sujeto plural "nosotros". Ruido gramatical entonces: un singular que representa un plural.
Dec¨ªa Gila que no le importaba cumplir a?os, porque cuando uno deja de cumplir a?os va y se muere
Y otro motivo, m¨¢s general, reside en que casi nadie necesita decir esa frase, salvo la egoc¨¦ntrica Susanita en las tiras de Mafalda (Quino), que as¨ª lo pretend¨ªa.
Tambi¨¦n necesitamos decir "dominical" y "sabatino", pero no "viernesino" o "juevesal". Y en el caso de "enjuvenecer" no operan razones morfol¨®gicas ni costumbristas, pues esa creaci¨®n verbal le parecer¨ªa leg¨ªtima a cualquier gram¨¢tico. As¨ª como todos nos hacemos paulatinamente viejos, pues el tiempo camina hacia delante, hasta ahora no se ha inventado la forma de hacerse paulatinamente joven, pues el tiempo no retrocede. Y entonces no creemos necesitar un verbo de imposible aplicaci¨®n real, aunque est¨¦ al alcance de quien escriba literatura futurista y muestre personajes que nacen viejos y mueren j¨®venes, pongamos por caso.
El lenguaje de la publicidad, sin embargo, no reparar¨¢ en nada de todo esto, ni en el gasto de palabras ni en su manipulaci¨®n de la realidad, y por eso nos hablan de "cremas antiedad" o "tratamientos antiedad" y f¨®rmulas de birlibirloque parecidas.
Dec¨ªa el humorista Miguel Gila que no le importaba cumplir a?os, porque cuando uno deja de cumplir a?os va y se muere. Sin embargo, la sociedad de consumo nos invita a buscar productos contra la edad, como si no se notara diferencia entre rejuvenecerse y hacerse joven.
Siempre existieron tratamientos antiarrugas, cremas suavizantes, pomadas regeneradoras; palabras inteligibles y sinceras. Pero la expresi¨®n "antiedad" arrasa hoy con todas ellas gracias a su magia y a su promesa de un mundo mejor.
Como sucede tantas veces, esa forma llega de una mala versi¨®n del ingl¨¦s, donde anti-aging (tambi¨¦n anti-ageing) no significa "antiedad", sino ¡ªdiccionario Collins mediante¡ª "antienvejecimiento". Traducci¨®n que nos har¨ªa dudar, pues tenemos la alternativa "antiavejentamiento".
Pero ?c¨®mo se logra en espa?ol correcto referirse a que una persona no parezca tan mayor como es? En efecto, "rejuveneciendo": remoz¨¢ndose uno con ung¨¹entos y p¨®cimas. Si se evita parecer m¨¢s viejo, en el fondo se consigue parecer m¨¢s joven; es decir, se rejuvenece; porque el tiempo avanza y nuestro aspecto se detiene.
Sin embargo, las alternativas "crema rejuvenecedora" y "crema antiarrugas" presentan dificultades. La voz "rejuvenecedora" se hace demasiado larga para la publicidad. Y la misma idea de "rejuvenecer" lleva en su interior que se est¨¦ llamando vieja a la persona a quien se dirige el anuncio. Por su parte, "antiarrugas" evoca los primeros rayones en la cara, y no parece destinada a prevenir sino a corregir. Por el contrario, la seductora expresi¨®n "antiedad" sugiere que el producto sirve para cualquier p¨²blico, sin se?alar, pues todos tenemos alguna edad; y nadie quiere que el descuento de sus d¨ªas corra deprisa, ni que el tiempo le estampe sus zapatos en el rostro.
As¨ª que la publicidad seguir¨¢ ofreciendo cremas antiedad. Son muy baratas para el milagro que prometen.
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