Los l¨ªmites del retoque fotogr¨¢fico
Las herramientas de edici¨®n digital permiten una notable manipulaci¨®n de las im¨¢genes, su empleo debe ce?irse a correcciones t¨¦cnicas m¨ªnimas
El Libro de Estilo de este diario, cuando aborda el tratamiento de la fotograf¨ªa, establece que est¨¢ prohibida toda manipulaci¨®n que no sea estrictamente t¨¦cnica o destinada a preservar la identidad de menores o personas amenazadas.
Para precisar el alcance de esta prohibici¨®n aclara que ni siquiera se podr¨¢ invertir una fotograf¨ªa con el prop¨®sito de que la cara de la persona fotografiada dirija su vista a la informaci¨®n que acompa?a a la misma. La manipulaci¨®n, entendida como supresi¨®n, a?adido o recolocaci¨®n de elementos que aparecen en la imagen, es un concepto di¨¢fano y un¨¢nimemente aceptado. Todo el mundo la reconoce, por ejemplo, en las grotescas desapariciones de personajes ca¨ªdos en desgracia en documentos de la ¨¦poca estalinista.
Sin ir tan lejos, este enero, la agencia AP prescindi¨® de un prestigioso colaborador, premio Pulitzer, por haber alterado una foto suya en Siria borrando del suelo de la escena un detalle: la c¨¢mara de un compa?ero. Con ello, dijo, pretend¨ªa que el lector no desviara la mirada del combatiente protagonista de la imagen. Al mismo tiempo, acentuaba la singularidad de su testimonio, no hab¨ªa nadie m¨¢s. Sin embargo, hay un terreno m¨¢s confuso al analizar la manipulaci¨®n fotogr¨¢fica: el tratamiento del original en el proceso de edici¨®n.
El Libro de Estilo, con un redactado de la ¨¦poca anal¨®gica, salva de la prohibici¨®n los manejos t¨¦cnicos derivados de la edici¨®n period¨ªstica, eliminaci¨®n de efectos de revelado o transmisi¨®n. Correcciones de tono en el color o ajustes de grises entrar¨ªan en esta pr¨¢ctica que ya exist¨ªa en los laboratorios de revelado. Pero la tecnolog¨ªa digital de procesado de las im¨¢genes ha multiplicado las posibilidades¡ y las tentaciones de mejorarlas, buscando un impacto est¨¦tico, m¨¢s all¨¢ de lo que podr¨ªa entenderse por una correcci¨®n t¨¦cnica.
En este diario se ha vivido un episodio que ha reavivado este debate.
El manoseo digital en busca de efectos est¨¦ticos no est¨¢ permitido
Se trata de la publicaci¨®n de una colecci¨®n de im¨¢genes sobre las obras en el canal de Panam¨¢ cuyo prop¨®sito inicial, seg¨²n informa el departamento de Fotograf¨ªa, por parte del autor, no era period¨ªstico y que el diario public¨® como elemento informativo, decisi¨®n que se tom¨® ante la carencia de testimonios gr¨¢ficos de las citadas obras. No se deben publicar este tipo de originales procesados, por ejemplo, con t¨¦cnicas para obtener un ¡°alto rango din¨¢mico¡± (HDR en sus siglas en ingl¨¦s) que presentan un resultado espectacularmente pict¨®rico.
En los comentarios al reportaje en el digital ya se produjo un intenso debate sobre la cuesti¨®n. Aqu¨ª, resumo una carta remitida por Jos¨¦ Antonio Sanahuja. ¡°EL PA?S cuenta con algunos excepcionales reporteros gr¨¢ficos en su plantilla, y las fotos que publica se han caracterizado por la ausencia de retoques, y no he encontrado casos de procesado intensivo como el del reportaje citado (¡) Un diario de referencia, como es EL PA?S, deber¨ªa tener criterios m¨¢s claros al respecto. Quiz¨¢s la referencia del Libro de Estilo, redactada en tiempos de la fotograf¨ªa anal¨®gica, es demasiado gen¨¦rica para los tiempos de la fotograf¨ªa digital, de Adobe Photoshop y de sus plug-ins para a?adir rango din¨¢mico y dramatismo artificial a las fotograf¨ªas¡±. La carta concluye recordando que World Press Photo ha modificado el protocolo para aceptar originales. Como explicaba este diario, ha decidido endurecer sus normas sobre edici¨®n de fotograf¨ªas para ¡°determinar en qu¨¦ grado las im¨¢genes se han mejorado en la posproducci¨®n¡±. Los aspirantes tendr¨¢n que facilitar sus originales sin tratar. A partir de ellos, los expertos realizar¨¢n un an¨¢lisis caso a caso para determinar el grado en que las fotograf¨ªas han sido tratadas despu¨¦s de ser tomadas comparando el resultado final con el original.
Al margen de este caso, he solicitado al redactor jefe de Fotograf¨ªa del diario, Ricardo Guti¨¦rrez, que interviniese en la reflexi¨®n sobre los l¨ªmites de la ¡°manipulaci¨®n t¨¦cnica¡± de las fotos informativas, aquellas en las que el fot¨®grafo no interviene en la organizaci¨®n del referente (a diferencia, por ejemplo, de un retrato de estudio donde puede haber iluminaci¨®n artificial, estilismo, decorados¡), simplemente refleja lo que ha visto, son im¨¢genes con valor de testimonio.
¡°Toda imagen es subjetiva en tanto en cuanto el autor tiene la posibilidad de encuadrar y capturarla en el instante que ¨¦l ha escogido. A veces es necesario optimizar alguna fotograf¨ªa, para corregir alguna dominante crom¨¢tica, darle los niveles ¨®ptimos para la transferencia a rotativas, en algunos casos se debe encuadrar el original por motivos de maquetaci¨®n... No contemplamos la eliminaci¨®n de elementos que molestan en la imagen, solamente la inserci¨®n de un peque?o mosaico para preservar la identidad. Por tanto, toda intervenci¨®n que transforme la fotograf¨ªa, la esencia de la misma, la rechazamos de plano y ¨²nicamente admitimos la mejora crom¨¢tica de la imagen. En algunos casos hemos ensamblado distintas im¨¢genes para dar la secuencia de un suceso, pero en estos caso se ha advertido en el pie de foto¡±.
Indudablemente, una foto es una mirada, la de su autor, y es totalmente vigente aquella reflexi¨®n de Godard que consideraba la decisi¨®n sobre el c¨®mo se usa la c¨¢mara como una cuesti¨®n moral, ya que supone una elecci¨®n de c¨®mo se contempla la escena, un punto de vista. Pero admitido eso, otra cosa muy distinta es el manoseo digital, algo no permitido, de la imagen que no busca la visibilidad sino conseguir llamativos efectos est¨¦ticos. Agencias como Reuters o AP tienen un detallado cat¨¢logo de los procesos de edici¨®n permitidos y prohibidos. En el caso de AP, un ejemplo, se aclara que ajustes menores son aceptables en el color y en la escala de grises, pero deben ser los m¨ªnimos necesarios para una clara y correcta reproducci¨®n, que restauren la aut¨¦ntica naturaleza de la fotograf¨ªa. El citado c¨®digo llega a prohibir la supresi¨®n de los ojos rojos en una foto tomada con flas.
En enero de 2012, The Washington Post public¨® en portada una foto de un avi¨®n sobrevolando un puente sobre el r¨ªo Potomac. Se trataba de una imagen conmemorativa del accidente ocurrido en el lugar en 1982. La imagen estaba tratada y en el pie foto, el diario hizo constar que ¡°esta imagen es una composici¨®n creada tomando varias fotos y trat¨¢ndolas en un programa inform¨¢tico para trascender las limitaciones visuales de la fotograf¨ªa est¨¢ndar¡±. El c¨®digo de The Guardian precisa que las fotograf¨ªas digitalmente mejoradas o alteradas, montajes e ilustraciones deben estar claramente etiquetadas como tales.
La aceptaci¨®n de retoques en el proceso de edici¨®n debe siempre interpretarse de forma altamente restrictiva, aunque este concepto ni acota todas las dudas ni cierra el debate.
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