Pero, ?de verdad alguien es capaz de 'leer en diagonal'?
Una nueva y popular aplicaci¨®n para m¨®viles asegura poder ense?ar a leer novelas en cuatro horas. ?De verdad queremos leer tan r¨¢pido?
Una de las aplicaciones m¨¢s sonadas en llegar a m¨®viles, tabletas y ordenadores es un invento llamado Spritz y ofrece, seg¨²n sus responsables, la posibilidad de leer Harry Potter y la piedra filosofal en 77 minutos (menos de lo que otra gente invierte en ver un partido de f¨²tbol y menos de la mitad de lo que dura la pel¨ªcula) y toda la Biblia en 13 horas. Y, si bien no gozar de ellas, al menos comprender el mensaje. ?Una primera cita te pregunta qu¨¦ tal Por el camino de Swann? Antes de caer en el rid¨ªculo respondiendo que te encant¨® esa localidad centroeuropea y las viandas que ofrec¨ªan sus bares, una breve visita al ba?o podr¨ªa devolverte a la mesa pidiendo una magdalena para mojarla en t¨¦ y proceder a elogiar el ingenio de algunos de los pasajes. Si con una lectura convencional (y concentrad¨ªsima) podr¨ªamos alcanzar las 250 palabras por minuto, Spritz promete cubrir pasajes que abarquen entre 600 y 1.000. Eso, al menos, dicen sus creadores. Que todos podemos ser el descarriado robot Johnny 5 de Cotocircuito, que se ventilaba libros en segundos.
En competiciones mundiales, los mejores concursantes llegan a las 2.000 palabras por minuto entendiendo la mitad del contenido
El truco de esta aplicaci¨®n es ahorrar el movimiento ocular haciendo que las palabras aparezcan una detr¨¢s de otra en la misma caja. Tambi¨¦n optimiza la capacidad de deducir a partir de palabras clave el resto de la mel¨¦ de t¨¦rminos, preposiciones o adjetivos que la rodean (es decir, aniquila el estilo;? ¡°forma absoluta de ver las cosas¡±, seg¨²n el escritor franc¨¦s Gustav Flaubert). La aplicaci¨®n ampl¨ªa con un zoom la palabra crucial y dentro de ¨¦sta, la letra clave con la que la podr¨ªamos identificar. Y luego otra. Y otra. Muy r¨¢pido. M¨¢s r¨¢pido. Adem¨¢s, ahorra la subvocalizaci¨®n (esa vocecita interior que o¨ªmos incluso aunque estemos leyendo en silencio).
El invento, de hecho, se presenta como una renovaci¨®n de los h¨¢bitos de lectura. No s¨®lo sirve para esos mails marcados con un Leer luego, sino que se podr¨ªa emplear, seg¨²n sus responsables, incluso para obras literarias. O al menos para saber si ¨¦stas nos interesan.
?Qu¨¦r utilidad tiene una sociedad superacelerada en la que interesa m¨¢s haber dicho que se ha le¨ªdo algo que haberlo disfrutado de verdad?
Opciones como esta plantean al menos diversos debates: ?ser¨ªa especialmente ¨²til en una sociedad superacelerada en la que casi interesa m¨¢s haber dicho que se ha visto o le¨ªdo algo que haberlo disfrutado realmente? ?Servir¨ªa, al menos, para poder gestionar la cantidad de informaci¨®n escrita que se agolpa en nuestras pantallas??Se puede leer, en definitva, de esa manera fant¨¢stica e inalcanzable que muchos profesionales aseguran tener para escepticismo de otro bando llamada en diagonal?
El silencio de las bibliotecas
No siempre hemos le¨ªdo del mismo modo. San Agust¨ªn mostraba en sus Confesiones, del siglo IV, cierta perplejidad cuando vio a Ambrosio leyendo encerrado en el mutismo (¡°su voz permanec¨ªa en silencio y su lengua, est¨¢tica¡±). Spritz pretende, dicen, llevar esa evoluci¨®n un paso m¨¢s all¨¢. Un nuevo salto en la larga tradici¨®n que busca el fomento de la lectura ultraveloz y que arranc¨® cuando una profesora de escuela llamada Evelyn Nielsen Wood cre¨® en los cincuenta un sistema que permit¨ªa alcanzar hasta las 6.000 palabras por minuto mediante el uso de dedos, punteros y otras t¨¦cnicas. La maestra incluso ofrec¨ªa cursos de lectura rauda (lleg¨® a contar con 150 centros que lo impart¨ªan) a los que se apuntaron celebridades como John Fitzgerald Kennedy.
¡°En el mundo editorial la lectura en diagonal puede ser interesante para tener una primera idea del texto.?Para decidir si se quiere publicar o no es necesaria una lectura atenta y cr¨ªtica¡±.
En competiciones como la World Championship Speed Reading Competition, los mejores concursantes llegan hasta las 2.000 palabras por minuto entendiendo aproximadamente la mitad. Spritz promete acercarse a esas cifras comprendiendo todo. (O casi todo. El ling¨¹ista de la Universidad de Massachusetts Keith Rayner, por ejemplo, explica que uno no necesita el mismo tiempo para comprender cada una de las palabras que la aplicaci¨®n va colocando ante los ojos del lector.)
La opini¨®n de los editores
Poca gente conoce mejor las ventajas y defectos de la lectura apresurada que los editores literarios, que deben decidir si un texto les interesa sin invertir en ¨¦l d¨ªas y d¨ªas. ¡°En el mundo editorial la lectura en diagonal puede ser interesante para tener una primera idea del texto, para decidir, por ejemplo, si aquel manuscrito que se ha recibido merece ser le¨ªdo¡±, apunta Luis Solano, responsable de Libros del Asteroide. "Para decidir si se quiere publicar o no es necesaria una lectura atenta y cr¨ªtica¡±, matiza.
Ana S. Pareja, la mirada detr¨¢s de los libros de Alpha Decay, prefiere una lectura tranquila, pero por razones profesionales debe leer en diagonal: ¡°Cuando decido echar un vistazo r¨¢pido a un manuscrito empiezo leyendo todas las frases durante la primera p¨¢gina, si logra mantener mi inter¨¦s, leo en diagonal unas cuantas p¨¢ginas m¨¢s antes de decidir si pasar¨¢ a lectura completa¡±. Jan Mart¨ª, de Blackie Books, prefiere no hacerlo ni siquiera con esa finalidad meramente instrumental: ¡°Prefiero hacer una lectura salteada, leer trocitos¡ Una mente entrenada acaba fij¨¢ndose en lo importante y acabas construyendo la trama sin dificultad. Pero lo que m¨¢s me interesa al principio no es eso, sino el tono¡±. Elena Ram¨ªrez, editora de Seix Barral, tambi¨¦n desvela su t¨¦cnica: ¡°Yo suelo leer 10 o 15 p¨¢ginas completas e intercalar partes de lectura en diagonal para ver avances de trama, con catas de 10 o 15 paginas completas intercaladas¡±.
El futuro no est¨¢ aqu¨ª
Estos profesionales no le ven un futuro esplendoroso a aplicaciones como ¨¦sta. Tampoco encajan estas noticias con j¨²bilo. ¡°No entiendo por qu¨¦ surgen, si no es para un entorno profesional, para una lectura de criba. Si se trata de una lectura personal, o leo... o sencillamente no sigo leyendo¡±, subraya Ram¨ªrez. Pareja explora con voz firme todas sus posibles utilidades: ¡°Si el objetivo de alguien es ahorrar tiempo mientras lee una novela, que no lea. Si el objetivo de esta aplicaci¨®n es conseguir que la gente ahorre tiempo leyendo art¨ªculos est¨²pidos de Internet, emails o spam innecesarios, que no los lean. Si el objetivo de esta aplicaci¨®n es conseguir que las personas ahorren tiempo cuando tienen que leer libros o art¨ªculos por exigencia laboral o por obligaci¨®n, me parece un asunto peliagudo. ?C¨®mo va a garantizarse la comprensi¨®n total de un texto que ha pasado por el filtro de la aplicaci¨®n?¡±. Pareja especula con una posibilidad m¨¢s excitante: una aplicaci¨®n que filtrara ¡°el contenido importante de un texto, y no s¨®lo permit¨ªrnoslo leer a gran velocidad¡±. ¡°Pero estas aplicaciones parecen no estar a¨²n a nuestro alcance¡±, admite.
Solano defiende un sector libre de propuestas demasiado visionarias y orwellianas: ¡°Creo que la lectura y la escritura son de las pocas cosas en las que las m¨¢quinas no pueden sustituir al ser humano¡±. Mart¨ª apuesta directamente por la aparente involuci¨®n en algunos ¨¢mbitos: ¡°Hay much¨ªsimas aplicaciones que sirven para cubrir necesidades a veces ficticias: nosotros publicamos el Kakebo, un libro de cuentas de inspiraci¨®n japonesa, que ya exist¨ªa en aplicaci¨®n. Pero precisamente hacerlo en papel, con el tiempo de dedicaci¨®n y reflexi¨®n que eso implica, es lo que lo hace mucho m¨¢s ¨²til y efectivo que la app. A lo mejor hay que desacelerar otra vez algunos procesos y dejar que las apps se ocupen de otras cosas¡±.
¡°Para que una aplicaci¨®n como Spritz funcionara deber¨ªa calibrar la comprensi¨®n lectora de cada persona. Para que fuese fiable tendr¨ªa que existir una aplicaci¨®n distinta por cada lector", enuncia Pareja. "?De verdad necesitamos eso?".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.