La amenaza de la recuperaci¨®n
Las sucesivas rondas de recortes y reformas no acercan la econom¨ªa espa?ola a Suecia, California o Singapur. La creencia de que hemos doblado el ¡°Cabo de Hornos¡± es un peligro para nuestro progreso econ¨®mico
Despu¨¦s del duro golpe que muchos espa?oles han recibido por la crisis econ¨®mica, la ret¨®rica de la recuperaci¨®npuede hacer que las v¨ªctimas lo sean por partida doble. En Espa?a no solo hemos perdido tejido econ¨®mico y puestos de trabajo, muy probablemente tambi¨¦n hemos dejado escapar una valiosa oportunidad para reformar a fondo nuestra econom¨ªa.
Si algo bueno puede traer consigo una crisis es el impulso a la reflexi¨®n, la autocr¨ªtica, la humildad y, finalmente, la determinaci¨®n para emprender cambios genuinos. As¨ª ocurre con algunas personas y empresas cuando experimentan un rev¨¦s: uno constata lo bajo que ha ca¨ªdo, contrapone la realidad a lo que cree que puede llegar a ser, y se motiva a s¨ª mismo para levantarse y mejorar. La crisis no se pod¨ªa prever, y dif¨ªcilmente evitar, pero s¨ª que pod¨ªamos haber aprovechado el desastre para canalizar energ¨ªas e ideas hacia un nuevo proyecto econ¨®mico m¨¢s o menos com¨²n. En cambio, me temo que en Espa?a hemos sufrido el batacazo sin m¨¢s.
No se trata de negar el cambio de tendencia de algunas series econ¨®micas ni de minimizar las medidas que ha tomado el Gobierno, aunque tampoco se puede creer, sin mayor an¨¢lisis, que lo uno es consecuencia directa de lo otro. Se trata de examinar si quien tiene la principal responsabilidad en materia de pol¨ªtica econ¨®mica en este pa¨ªs, los dos ¨²ltimos Gobiernos de Espa?a y los dos partidos mayoritarios, han hecho todo lo que estaba en su mano para sentar las bases de una econom¨ªa m¨¢s s¨®lida. La cuesti¨®n es si las sucesivas rondas de recortes y reformas, dise?adas en Madrid a partir de lo que han sugerido en Bruselas, Berl¨ªn y Washington, han hecho que la econom¨ªa espa?ola est¨¦ m¨¢s cerca en alg¨²n aspecto de las econom¨ªas de Suecia, Holanda, California o Singapur, por citar solo algunos ejemplos.
En otras palabras, y m¨¢s all¨¢ de la ret¨®rica gubernamental, despu¨¦s de seis a?os de crisis ?contamos con una autoridad fiscal verdaderamente independiente, a la cual se someta el propio Gobierno, al estilo de la sueca o de la inglesa? ?Hemos aprovechado la creaci¨®n de un nuevo macrorregulador para transferirle competencias de los ministerios y, como en el caso holand¨¦s, orientarlo expl¨ªcitamente hacia la defensa de los intereses de los consumidores? ?Hemos dado pasos para consolidar un sistema p¨²blico universitario de excelencia, como el que tiene California? ?Se ha iniciado un proceso institucional al m¨¢ximo nivel y con la mayor participaci¨®n y acuerdo posible para hacer de la educaci¨®n la prioridad nacional, como hizo Singapur? No se puede hacer todo al mismo tiempo, pero ?hemos hecho algo de esto?
La reforma laboral ha flexibilizado el mercado, pero no ofrece m¨¢s seguridad al trabajador
Lamentablemente, no se puede responder afirmativamente a estas preguntas ni a otras parecidas y, es m¨¢s, en algunos casos la direcci¨®n del movimiento ha sido la opuesta. Es evidente que la responsabilidad del fracaso no es exclusiva del Gobierno, sino que la comparte la oposici¨®n, los agentes sociales y, por extensi¨®n, todos los ciudadanos por no haber sido m¨¢s exigentes con nuestros representantes.
Las reformas que se han adoptado recientemente en Espa?a han sido por lo general de tipo administrativo, en el peor sentido que pueda tener este noble t¨¦rmino, y de naturaleza incremental m¨¢s que radical. Se han realizado desde una ¨®ptica esencialmente p¨²blica de la actividad econ¨®mica, por delante de criterios privados o mixtos p¨²blico-privados. Por lo general, su concreci¨®n se ha materializado en dos dimensiones: o bien como simplificaciones legales o bien como reducciones de costes y de estructuras. Estos principios son razonables y est¨¢n bien orientados, pero en absoluto tienen la potencia suficiente como para catalizar una aut¨¦ntica recuperaci¨®n. Adem¨¢s, en diversos expedientes las reformas no han sido integrales y completas sino parciales y fragmentadas. Por todo ello, la creencia de que hemos doblado ¡°el Cabo de Hornos¡±, si la met¨¢fora significa que las decisiones dif¨ªciles ya est¨¢n tomadas y que el rumbo es el correcto, se convierte en una seria amenaza a nuestro progreso econ¨®mico en nombre de una recuperaci¨®n m¨¢s deseada que real.
Un buen ejemplo de este modo de actuar es la reforma laboral de 2012, una de las pocas iniciativas del PP que parec¨ªan trabajadas y pensadas con antelaci¨®n, lo cual es en s¨ª mismo revelador. La nueva regulaci¨®n laboral probablemente se quedar¨¢ un buen tiempo con nosotros, ya que es muy dudoso que el PSOE, pese a sus gesticulaciones ante el Tribunal Constitucional, revoque el n¨²cleo de la norma (reducci¨®n de costes de despido y descentralizaci¨®n de la negociaci¨®n colectiva). Ahora bien, pr¨¢cticamente todos los expertos coinciden en que el mercado laboral espa?ol ha quedado desequilibrado a favor de la empresa despu¨¦s de la reforma. Es un mercado m¨¢s flexible, pero que no ofrece mayor seguridad al trabajador para encontrar trabajo ya que, a pesar de planes y estrategias oficiales, apenas hay cambios de sustancia en materia de pol¨ªticas activas de empleo.
Si la reforma hubiese sido integral, combinando lo que se ha hecho con medidas ambiciosas en materia de empleabilidad, que trascendieran el t¨ªmido planteamiento del Gobierno, el conjunto habr¨ªa ganado tanto en legitimidad como en efectividad. Sencillamente, en un asunto tan cr¨ªtico en Espa?a como es la activaci¨®n laboral no se puede aceptar la falta de ambici¨®n pol¨ªtica. El men¨² de posibles reformas en este campo es amplio, conocido y las diversas posibilidades no son excluyentes entre s¨ª. Se puede aumentar la dotaci¨®n presupuestaria para pol¨ªticas activas, abrir la puerta a que las empresas privadas puedan complementar efectivamente a los servicios p¨²blicos de empleo, introducir criterios de eficiencia para evaluar a estos ¨²ltimos y, si se quiere ir a¨²n m¨¢s lejos, redefinir las competencias entre los agentes implicados (Administraci¨®n central, autonom¨ªas y agentes sociales) con el ¨²nico objetivo de asegurar la eficacia y mejorar los resultados del sistema.
Un cambio radical puede ser mejor que peque?as reformas con el mismo contenido en conjunto
Ahora bien, ?no es preferible hacer algo que no hacer nada? ?Es v¨¢lida la observaci¨®n de Voltaire de que ¡°lo mejor es enemigo de lo bueno¡± y por tanto conviene concentrar las energ¨ªas en conseguir peque?os avances, m¨¢s que dispersarse proyectando cambios ambiciosos y radicales que corren el riesgo de no ver la luz? Este punto fundamental es una cuesti¨®n abierta a la que cada cual responde seg¨²n sus inclinaciones y las circunstancias del momento. No obstante, el an¨¢lisis econ¨®mico puede aportar alg¨²n apoyo para responderla.
Por ejemplo, algunos estudios sugieren que abordar una reforma radical y completa puede ser intr¨ªnsecamente superior a realizar una serie de reformas que tengan el mismo contenido en su conjunto. Con lo primero se consigue de forma m¨¢s eficaz frenar los intentos de contrarreforma por parte de los grupos de inter¨¦s perjudicados por el cambio. Otro argumento a favor de realizar programas completos es que en algunos casos existen econom¨ªas de escala y hay un tronco com¨²n en las materias a reformar. Por ejemplo, los ejemplos mencionados en este art¨ªculo comparten la caracter¨ªstica de estar relacionados con la regulaci¨®n de base del sector p¨²blico. Por ello, en la medida en que se modernice esta regulaci¨®n b¨¢sica se avanza en cada uno de estos cuatro ¨¢mbitos.
Finalmente, en la coyuntura actual de la relaci¨®n entre Espa?a y Catalunya, opino que puede haber un tercer motivo de peso, idiosincr¨¢tico a nuestro caso, que justifique proponer a los ciudadanos un cuerpo coherente y ambicioso de reformas econ¨®micas. En mi opini¨®n, una parte del apoyo a la independencia de Catalunya o, m¨¢s en general, a un mayor autogobierno, tiene un fuerte componente pragm¨¢tico, que no se basa precisamente en una lectura integrista de lo que sea que puedan ser las balanzas fiscales. Para ese grupo de catalanes, avanzar por este camino puede ser una forma de sentar las bases de un Estado m¨¢s moderno y funcional, no por ser catal¨¢n, sino por ser nuevo. Saben que ese camino es solo una posibilidad y que no hay nada asegurado, pero igualmente intuyen que poco se puede avanzar dentro de una Espa?a que, seg¨²n la versi¨®n oficial, ya ha doblado el Cabo de Hornos y se dirige con viento a favor hacia la recuperaci¨®n.
Ramon Xifr¨¦ Oliva es profesor de negocios internacionales en ESCI-UPF e investigador en el Centro Sector P¨²blico-Sector Privado del IESE.
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